Los siete cabildos respaldan el plan de la Consejería de Turismo para hacer test de coronavirus a los extranjeros que visiten las Islas a partir del próximo mes. La propuesta del departamento que dirige Yaiza Castilla, donde trabajan a contrarreloj para que todo esté listo el 1 de octubre en el comienzo de la nueva temporada turística, logra así un apoyo clave para facilitar la logística y la financiación de las PCR.

En una reunión con la consejera, las corporaciones insulares se comprometieron a aportar fondos propios para el establecimiento de controles sanitarios a los visitantes foráneos e intentar salvar así la temporada alta. Después de que Alemania incluyera a Canarias en su lista negra de destinos a los que desaconseja viajar por la multiplicación de casos de coronavirus, el tiempo apremia y la "unidad de acción" entre la consejería y los cabildos es total. Aunque son conscientes de que salir de la lista negra no depende tanto de los test a los turistas como del compromiso de la sociedad canaria (hay que reducir la ratio de contagios por debajo de 50 por cada 100.000 habitantes), todos coinciden en que es vital transmitir seguridad a los países emisores. Están en juego los meses de mayor facturación y empleo en la primera industria regional.

El plan A en el departamento que timonea Castilla es el mismo en que viene insistiendo casi desde el estallido de la pandemia: los test en origen. ¿Esto qué significa? Pues que al turista se le haría la PCR en su país horas antes de coger el vuelo a Canarias y una segunda prueba antes de subirse al avión de regreso. Tanto las autoridades sanitarias de las Islas como las del país de que se trate tendrían así un control total de la situación. Ni la consejera ni el propio Ángel Víctor Torres han dejado de pedir al Gobierno central que promueva un acuerdo paneuropeo para los test en origen o que firme acuerdos bilaterales con países como Alemania o el Reino Unido. Pero la petición no ha tenido éxito, al menos de momento, de ahí que la inclusión de las Islas en la lista negra de la República Federal haya precipitado la puesta en marcha de un plan B. Serán la Consejería de Turismo y los cabildos los que se hagan cargo de las pruebas en colaboración con los turoperadores y los hoteles. ¿Cómo? En el ámbito estrictamente autonómico.

La idea primera es que el turoperador les haga los test a sus clientes, los turistas, en el país de origen. La prueba se llevaría a cabo, por tanto, en el ámbito privado. Si no fuese posible, la PCR se les realizaría a su llegada al Archipiélago, en el destino. Y lo mismo antes de coger el vuelo de regreso, con lo que el ciudadano alemán, inglés u holandés volvería a su país tras haber pasado el test del coronavirus solo unas horas antes. Basta con que el turista consienta someterse a ambas pruebas (no llevan más que un par de minutos) al contratar sus vacaciones para que el problema competencial quede resuelto, ya que la Comunidad Autónoma no tiene potestad para obligar a todo aquel que llegue a las Islas a pasar un test. Todo quedaría en el ámbito privado y el turista regresaría limpio a su casa. ¿Qué ocurriría si alguien diera positivo tras contagiarse en sus vacaciones? Entonces entrarían en juego la sanidad privada, que también será parte del plan, y la póliza de seguro que la consejería ha suscrito con AXA España y que cubre la asistencia en viaje con garantía de gastos médicos, repatriación sanitaria y prolongación de estancias por cuarentena de los turistas.

Queda por cerrar la cuestión de dónde se harán las PCR (la idea es que en el medio plazo se sustituyan por test de saliva o respiración, más baratos), ya que Canarias tampoco tiene competencias en sus aeropuertos. Se negociará para ello con Aena pero caben otras posibilidades, como hacerlas en los hoteles, por ejemplo.