El gigante hotelero Riu anunció el viernes el cierre inminente de ocho de sus establecimientos en Canarias. Es la primera decisión empresarial de calado después de que Alemania diera el miércoles la puntilla al negocio turístico. Con la pandemia fuera de control, la República Federal incluyó al Archipiélago en su lista negra de países y regiones a los que desaconseja viajar. Una decisión que el Reino Unido ya había tomado el 27 de julio. Las Islas se quedaban de golpe sin sus dos principales mercados emisores y las empresas, como Riu, no tienen más remedio que capear el temporal como buenamente pueden. Los alemanes y peninsulares habían permitido salvar agosto a duras penas, pero sin los primeros, el reto de seguir abiertos es mayúsculo. Para hacerse una idea de las dificultades a que se enfrenta la primera industria de la región basta con apuntar que el mercado turístico se ha reducido al 12% de su capacidad tras los vetos del Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Italia, Noruega, Dinamarca...
El sensible incremento de los casos de coronavirus en la Comunidad Autónoma ha desembocado así en que la mayoría de los países que más viajeros envían cada año al Archipiélago desconfíe de su situación sanitaria. No quieren arriesgarse lo más mínimo a que sus ciudadanos regresen infectados de las vacaciones. Así pues, en los Estados europeos donde aún dejan volar a las Islas sin restricciones apenas viven 12 de cada cien personas que veranean en Canarias, poco más de una de cada diez. Un insignificante mercado potencial que aboca al colapso al motor de la economía local a las puertas de la temporada de invierno, la de mayor facturación y empleo en el sector.
De acuerdo con los datos suministrados por Promotur Turismo de Canarias, la empresa pública que se encarga de la gestión y el marketing de la marca Islas Canarias, los tres principales clientes de la región (excluida la Península) trajeron el año pasado al Archipiélago la friolera de más de 7,2 millones de visitantes. El Reino Unido, Alemania y los Países Bajos acaparan así hasta un 54,4% de los turistas. O lo que es lo mismo: más de la mitad de quienes vienen de vacaciones a la Comunidad Autónoma residen en alguno de estos tres Estados europeos. Y los tres han incluido a Canarias en el listado de las zonas de riesgo por el descontrol de la pandemia. Quien aterrice en Londres procedente de las Islas tendrá que someterse a una cuarentena de 14 días, Holanda ha limitado los vuelos a los estrictamente necesarios y Alemania, que hasta el miércoles había excluido a la Comunidad Autónoma del veto impuesto al resto de España (incluidas las Baleares), no ha podido mantener la excepción visto el repunte de la pandemia. También quien viaje de Canarias a Berlín, Múnich o Maguncia deberá estar 14 días de cuarentena. Con todo, lo peor es que buena parte de los otros mercados emisores foráneos, esos países de los que proviene otro 32,3% de los turistas, también desconfía de la situación sanitaria que atraviesan las Islas.
Irlanda, por ejemplo, supone un 3,7% de los visitantes foráneos, pero también obliga a recluirse a quienes regresen de España, incluido el Archipiélago. Italia, de donde vienen tres de cada cien turistas extranjeros (exactamente un 3,1%), no es tan estricta como la Isla Verde pero exige someterse a un test PCR para descartar que el viajero esté infectado. También Noruega y Dinamarca, donde el sector turístico canario tiene a un 2,8 y un 1,9% de sus clientes, han vetado los vuelos a la Comunidad Autónoma. Noruega es uno de los países más estrictos y obliga a un confinamiento domiciliario de diez días. Dinamarca, por su parte, no es tan escrupulosa pero recomienda la cuarentena e igualmente desaconseja ir de vacaciones al Archipiélago. Y la lista sigue con Finlandia y Rusia, que también imponen la reclusión a los viajeros procedentes de España sin hacer la vista gorda con Canarias.
Bélgica indulta a Tenerife
En total, de los 16 principales mercados o países donde la primera industria regional pesca a sus clientes, hasta una decena veta los vuelos a las Islas, incluyendo aquí a Bélgica, que representa un 2,7% de la cuota anual de visitantes y que solo exceptúa de su veto a una de las siete islas, Tenerife, por su mejor situación sanitaria. ¿Qué amigos le quedan entonces al sector turístico? Pues apenas Francia, que ha recomendado evitar desplazarse únicamente a Aragón y Cataluña; Suecia y Polonia, que son de los pocos países que ni han emitido ningún tipo de recomendación ni han impuesto restricciones; y Suiza, Austria y la República Checa, que de momento mantienen al Archipiélago al margen del veto a las demás comunidades autónomas. Sin embargo, estos seis países tan solo representan, en conjunto, un 12,4% del mercado turístico canario, con cuotas que oscilan entre el 3,9% de Francia y el 0,5% de Chequia.
Aunque es cierto que al margen de ese 12,4% hay un 13,3% que cubren los turistas peninsulares, no es menos cierto que está por ver hasta qué punto la situación sanitaria en regiones en especiales dificultades como Aragón, Madrid o Cataluña no obliga a un confinamiento generalizado que echaría más leña al fuego de los problemas que atraviesa el sector. Los cierres de hoteles, con el caso de Riu de especial importancia, ya han comenzado, y hay que recordar que son muchos los establecimientos que ni siquiera han reabierto sus puertas tras la paralización de la actividad por el estallido de la pandemia. En estas circunstancias, la patronal nacional CEOE ya ha avisado que sin el suficiente respaldo del Gobierno central se avecina un cóctel de cierres y guerra de precios entre los hoteles que permanezcan abiertos.
En Ibiza, por ejemplo, ya hay establecimientos que se ofertan por una semana al precio que habitualmente se paga por una sola noche. Y también en Canarias se han lanzado las empresas a ofertas y promociones más o menos agresivas en función de sus posibilidades. Por si fuera poco, como recuerda la CEOE en el informe Impacto de la crisis de la Covid-19 en el turismo a nivel nacional, muchos de los grandes países emisores, de forma especial algunos como Francia, Holanda o Irlanda, son también importantes destinos turísticos, y no hay que olvidar que el fomento del turismo interior será una estrategia compartida por todos los Estados. En definitiva, muchos potenciales visitantes de las Islas se quedarán de vacaciones en sus respectivos países.
