La agencia de calificación de riesgo Fitch elogió ayer la salida a Bolsa de Bankia y asignó un notable bajo (A-) a la deuda a largo plazo de la entidad, lo que significa que su calidad crediticia es buena. La nota otorgada por Fitch coincide con la que le dio en marzo Standard and Poor's (S&P), pero es dos escalones superior a la que le asignó Moody's recientemente.

Además, Fitch pone en perspectiva estable la calificación de Bankia, por lo que no son de esperar recortes en el futuro próximo. A principios de junio, Fitch reconoció que la salida a Bolsa de Bankia sólo podría tener efectos positivos para la entidad y, en concreto, para la calificación de su deuda, que "solo puede mejorar", dijo.

En cuanto al Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia, la agencia califica su deuda cinco peldaños por debajo (BB), dentro del bono basura, ya que considera que tras la segregación se ha convertido en una sociedad de cartera.

En su informe, la agencia destaca la presencia de Bankia en España y destaca que controla una parte de mercado de depósitos del 12 %, si bien recuerda la debilidad de la economía del país y augura que ello posiblemente seguirá afectando a la rentabilidad del grupo.

Añade que Bankia es "muy dependiente" de los mercados de financiación mayorista y que se enfrenta a importantes necesidades de refinanciación en el medio plazo, con el lastre de que el acceso a los mercados de capitales sigue siendo "extremadamente difícil" para los bancos españoles.

En cualquier caso, elogia que Bankia esté tratando de aumentar su capital con su salida a Bolsa y augura que si tiene éxito su core capital (proporción de capital de máxima calidad frente a activos ponderados por riesgo) rozará el 10%.

Los tests de estrés

En medio del recrudecimiento de la crisis de la deuda soberana, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) da a conocer hoy los resultados de las pruebas de solvencia con las que se mide la capacidad de las entidades financieras de hacer frente a escenarios adversos. En esta tercera ronda se han examinado 90 entidades de 21 países europeos -que representan un 65% de los activos financieros-. Casi un 27% por ciento son españolas: siete bancos, diez fusiones o alianzas de cajas y ocho cajas independientes.

Los test de estrés pretenden inyectar confianza y evalúan la capacidad de bancos y cajas para afrontar situaciones desfavorables que reflejen el aumento de las primas de riesgo vinculadas al deterioro de los mercados de bonos del tesoro.

Suspenderán las entidades con un ratio menor al 5% de core capital. En este caso el capital básico mide la proporción entre los recursos propios de mayor calidad y los activos ponderados por riesgo con los que se quedaría una entidad al final de 2012 en caso de escenario adverso.

Las exigencias de capital para superar las pruebas son mayores que el año pasado, porque no se incluyen obligaciones convertibles ni participaciones preferentes con fecha de vencimiento después de 2012.

Sí se tendrán en cuenta las medidas de fortalecimiento anunciadas hasta el 30 de abril, como operaciones de captación de fondos (ampliaciones de capital o emisión de bonos convertibles), y los fondos estatales recibidos o comprometidos para cumplir con los nuevos requisitos de capital.

Lo que no se computará para estas pruebas, a diferencia del año pasado y para perjuicio de las instituciones españolas, son las provisiones genéricas o reservas de capital acumuladas por las entidades durante la época de bonanza.