La Unión Europea exigió ayer a las fuerzas políticas portuguesas que pacten un "estricto" paquete de ajustes, reformas y privatizaciones a cambio de un rescate que, según su primera estimación, alcanzará los 80.000 millones de euros. El paquete deberá incluir un "ambicioso ajuste fiscal", una reforma del mercado de trabajo y "un programa de privatizaciones" y medidas que garanticen la solvencia de la banca.

El programa presentado por el Gobierno socialista luso el 11 de marzo pasado, que fue rechazado por el Parlamento provocando la crisis económica y política actual, será el "punto de partida" del programa que debe ser acordado, aunque probablemente será aún más duro, de acuerdo con el consejo de los ministros de Finanzas reunidos ayer en Gödöllö (Hungría). Además estos encargaron a la Comisión Europea y al Banco Central Europeo que inicien "inmediatamente" los trabajos preparatorios del rescate junto con el Fondo Monetario Internacional, para poder aprobar el programa de asistencia a mediados de mayo.

La UE se esforzó ayer por transmitir el mensaje de que Portugal será la última víctima de la crisis de la deuda, y que ésta no se extenderá a países de la periferia de la eurozona. "Estoy convencido de que España no necesitará asistencia financiera", dijo el comisario Rehn. Aseveró que España ha tomado "medidas muy valientes" de consolidación fiscal y reformas estructurales.