El Congreso aprobó este una iniciativa de IU-ICV pactada con el PSOE para que el Gobierno "sitúe como prioridad política" de sus participaciones en el Ecofin, el Consejo Europeo y el G20 la imposición de un impuesto internacional sobre las transacciones financieras, también conocido como tasa Tobin.

La propuesta salió adelante en la Comisión de Economía y Hacienda con la oposición del PP y CiU, que criticaron la posibilidad de que un aumento de impuestos a las entidades financieras pueda acabar recayendo sobre sus clientes, y recalcaron que una iniciativa de estas características debería en todo caso adoptarse de acuerdo con el resto de los países.

Precisamente la necesidad de un impulso coordinado con la comunidad internacional fue el objeto de la enmienda presentada por el grupo socialista al texto original, adición que fue aceptada por IU-ICV para sacar su propuesta adelante.

La tasa supondría aplicar un pequeños tipo impositivo, del entorno del 0,05 %, a las transacciones mundiales de tipo especulativo, que debería ser asumido al cincuenta por ciento por las dos partes de la operación.

Las transacciones financieras objeto de la imposición serían aquellas que favorecen la especulación a gran escala sobre las divisas y otros activos de la economía no productiva, pero también sobre los recursos energéticos e incluso sobre los alimentos.

Según recordó IU-ICV "su viabilidad técnica está fuera de toda duda", y la dificultad no se encuentra en las barreras técnicas, que pueden abordarse y resolverse, sino en la voluntad política.

Diferentes jefes de Estado y de Gobierno de la UE ya se han manifestado a favor de su implantación, como la canciller alemana Angela Merkel, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Zapatero propuso en una cumbre organizada por la ONU el pasado septiembre crear una tasa que grave las transacciones financieras internacionales y destinar la recaudación a paliar la pobreza en el mundo.

Pero el diputado de CiU Josep Sánchez i Llibre advirtió de que España no puede pretender en su actual proceso de reestructuración del sistema financiero ser "la primera de la clase", y hacer un tipo de propuesta que definió en alguno de sus extremos como "radical de izquierdas".

Recalcó que aunque esta proposición no de ley esté diseñada "de cara a la galería" y probablemente acabará "durmiendo en el limbo de los cielos", como ocurre con muchas de las que aprueba el Congreso de los Diputados, es negativo dar la impresión de que España apoya nuevos impuestos.

No obstante, coincidió con el diputado del PP Ramón Aguirre en apoyar la idea de un impuesto a las transacciones internacionales en caso de que sea consensuado por el G20 y otras instancias económicas internacionales.

También se mostraron ambos de acuerdo con la parte del texto de IU-ICV en el que se pide un impulso de medidas legales y administrativas concretas que permitan la lucha contra los paraísos fiscales.