Llegó a ser la envidia de las promociones inmobiliarias de nuevo cuño en la capital grancanaria en los años más boyantes del bum, pero ahora, menos de un lustro después del comienzo de la crisis del ladrillo, no es más que un solar donde se iba a construir un edificio maldito. El Gran Guanarteme, un complejo residencial ubicado a 200 metros de la playa de Las Canteras que debía coronarse con una torre de 13 plantas, colecciona sentencias judiciales en contra y un pleito societario de sus promotoras que agranda todavía más la sombra de duda que recae sobre él.

Primero fue la larga batalla emprendida por los vecinos de Guanarteme contra las unidades de actuación del Plan General, un sistema de renovación urbana basado en la agrupación de fincas promovida por grandes constructoras al abrigo del proyecto de prolongación de la avenida Mesa y López desde la plaza Las Américas al Rincón.

Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en 2004 contra las primeras unidades de actuación obligó al Ayuntamiento a reconsiderar ese sistema en el propio planeamiento urbanístico, aunque eso no frenó las expectativas del Gran Guanarteme. Como quiera que la mayoría de las fincas que la inmobiliaria Fadesa necesitaba para proyectar el edificio ya estaban en sus manos, siguió adelante.

Cuatro años después el Tribunal Supremo ratificó aquella sentencia, justamente coincidiendo con el inicio de la crisis del ladrillo. Fadesa ya empezaba a tener problemas con otras promociones en la península y sólo faltaba que le dieran la puntilla. Y ésta llegó en 2010, cuando una nueva resolución judicial, en este caso secuela de la nulidad del sistema de unidades de actuación. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias anulaba el Estudio de Detalle de la parcela, una figura urbanística que consiste en ordenar volúmenes edificatorios y alturas de una parcela.

Ya con la promotora en pleno concurso de acreedores, el sueño del Gran Guanarteme comenzó a diluirse a tanta velocidad como se promovió aquel proyecto y su tramitación caminó por las oficinas municipales. El último episodio ha sido el divorcio de Martinsa, propiedad del empresario Fernando Martín, que presidió durante dos meses el Real Madrid, con el dueño de Fadesa, Manuel Jove, al que ha llevado a los tribunales por sobrevalorar, a su juicio, los suelos que adquirió en Gran Canaria -la mayoría en la capital- para promociones inmobiliarias por valor de 49,8 millones de euros. El Gran Guanarteme era la operación estrella.