El Banco de Portugal anunció ayer una revisión a la baja de sus previsiones que pintan un negro cuadro de la economía lusa, con una recesión del 1,4 % este año, un aumento de casi el 1 % del desempleo y una inflación del 3,6 %. Un informe de la institución empeoró todas las variables económicas previstas para este año en Portugal, acosado ya por las tasas de interés más altas de la década, por encima del 8 %, que le exigen para refinanciar su deuda soberana. Esto ocurría el mismo día en que la agencia Standard and Poor's (S&P) volvía a rebajar la calificación que asigna a la deuda soberana portuguesa, que ha quedado sólo un nivel por encima de la consideración de "bono basura". La agencia de calificación de riesgo redujo la calificación a "BBB-" desde "BBB".

El Banco de Portugal pronosticó que la caída del producto interno bruto (PIB) en 2011 será una décima mayor de lo inicialmente previsto y sólo habrá una ligera recuperación del 0,3 % en 2012, en tanto el empleo bajará un 0,9 % este año y un 0,3 % el próximo. No obstante, la institución advierte de que esos cálculos pueden ser aún peores por los "exigentes objetivos presupuestarios" que debe cumplir Portugal, presionado por Bruselas para sanear rápidamente las finanzas públicas. El empeoramiento del escenario económico luso se produce, según el informe, por los efectos de las medidas de austeridad aplicadas por el Gobierno para reducir el elevado déficit fiscal, que han reducido drásticamente la inversión y el gasto del Estado y aumentado los impuestos directos y los que gravan el consumo.

Entre tanto, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, llegó ayer a la capital lusa en una visita oficial de dos días en la que se ha comprometido a dar "toda su atención" a Portugal, que atraviesa su peor crisis desde que recuperó la democracia el 25 de abril de 1974. "Daré a Portugal toda la atención", afirmó la presidenta, que visita este país cuando se encuentra al borde de un rescate financiero por su difícil situación económica y en espera de que se forme Gobierno o se convoquen elecciones anticipadas tras la dimisión del primer ministro, José Sócrates.