Bankia ha sido uno de los secretos mejor guardados de los últimos meses. No es que fueran pocos los que hayan intervenido en el proceso de creación de la marca y el logotipo, simplemente se trató de un convencimiento corporativo para el silencio que ha evitado cualquier tipo de filtración.

Ester Martín, directora de Comunicación de Caja Ávila, y una de las personas que han vivido de cerca el proceso de creación, lo resumía ayer así: "Ya me daba miedo hasta hablar en sueños por si decía algo y mi marido, que es muy discreto, lo oía".

Esa actitud creó además una expectación que acabó en el momento en que Rodrigo Rato, presidente de la entidad, dio entrada ayer al segundo vídeo de la mañana. El verde lima colorea la tipografía y dicen los creativos que, en cierta forma, integra los colores de las siete cajas.

Interbrand ha sido la multinacional de la publicidad y la imagen con la que han trabajado los responsables de comunicación de las entidades para llegar al actual Bankia. Ellos son los responsables de que para el fondo se haya elegido el color caoba, "huyendo de los típicos blancos y negros", aseguraron.

Para desvelar el secreto se eligió a la verdadera gran marca que a priori tiene la empresa, Rodrigo Rato. Tampoco había discusión porque, a la sazón, es el presidente del banco. La venta en los mercados internacionales tiene una mayor facilidad con el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional como punta de lanza. Y a él, la gran marca, la pareció que la otra, la que presentaba ayer es "buena y bonita". En esa misma línea se manifestó el presidente de La Caja de Canarias, Juan Manuel Suárez del Toro, a quien el logotipo le crea "sensación de amabilidad pero también de modernidad y proyecta muy bien" lo que buscaban.

Bankia se ha registrado en 69 países de todo el mundo y se han reservado 104 dominios de Internet, entre territoriales y genéricos, en relación a la marca y a sus distintas variantes.

El secreto pudo guardarse, pero a punto estuvo de desvelarse en la tarde noche del martes. El presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps (PP), daba un mitin de precampaña en el Palau de les Arts. En los aledaños ocho guaguas de correligionarios aguardaban el final del acto para devolverles a sus puntos de origen. Dentro, los medios de comunicación se contaban por decenas. En ese ínterin apareció un camión que portaba las letras en tres dimensiones que conformaban el nombre de Bankia. El transportista, ajeno a grandes secretos, decidió descargar el material en la misma puerta del Palau. Y además las puso en perfecto orden, porque le pareció que era lo más coherente. Informados los responsables de la elaboración del logotipo, a punto estuvieron del síncope. "Que recoja todo de inmediato y lo devuelva al interior del camión", bramaron. Fue el último capítulo que se escribió para que el secreto mejor guardado no dejara de serlo hasta el día y fecha señalados.