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Caixabank, primera parada

La absorción de Bankia abre un nuevo ciclo de integraciones | Gobierno, reguladores e inversores empujan la unión entre entidades

Caixabank, primera parada

Desde 1999, con la fusión del Santander y el antiguo Central Hispanoamericano y del BBV con Argentaria, no se vivía un momento tan propicio para la concentración bancaria. Ahora lo es incluso más porque los tipos de interés permanecerán en mínimos mucho tiempo, lo que obliga a las entidades a ganar eficiencia y rentabilidad.

La absorción de Bankia por CaixaBank ha sido el pistoletazo de salida de un nuevo ciclo. “Esta operación anticipa lo que puede pasar en el sector financiero en Europa. El tiempo dirá si es el primer capítulo de un proceso de consolidación europeo”. Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank y de la fusión resultante con Bankia dejaba claro el viernes que el primer paso está dado en respuesta al mensaje de concentración que el Banco Central Europeo (BCE) viene lanzando desde antes de la pandemia del covid-19 y que ha intensificado como consecuencia de la crisis sanitaria.

También el Gobierno lo apoya. Nadia Calviño, vicepresidenta económica y, en última instancia, responsable del primer accionista de Bankia a través del FROB, ha sido muy clara. La consolidación bancaria en Europa “es probablemente inevitable” para que los bancos mantengan su solvencia y afronten con solidez los retos del futuro, como la digitalización, dijo esta misma semana en una entrevista concedida a AmChamSpain.

En la misma línea se pronunciaron el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, que hace dos días volvía a recordar en una intervención en Foment del Treball, la patronal catalana, que la consolidación es un instrumento que puede ser “útil” para reducir costes, aumentar la rentabilidad y la valoración de los mercados.

Esa idea ha calado en los bancos centrales. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, se manifestó en el mismo sentido el viernes y también lo asume el sistema bancario. Pero con matices. A las autoridades europeas les gustarían los bancos transfronterizos, pero en el sector financiero español lo ve difícil.

El proyecto adecuado

“Si combinar la cultura de dos organizaciones diferentes dentro del país ya es difícil, hacerlo con una entidad de otro estado parece muy complicado, incluyendo cosas tan básicas como en qué país estableces la sede”, comenta un directivo de banca. Al final, lo importante para un banco “es encontrar el proyecto adecuado”, precisó el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, al comentar el acuerdo con CaixaBank. Los inversores han tomado nota. Las cotizaciones de los bancos salieron de la depresión en la que se encuentran, durante unos días, después del anuncio.

Tras la crisis financiera se produjo otro proceso que culminó con la práctica desaparición de las cajas de ahorros. Ahora se trata de dar un gran salto mayor. Se da por hecho que CaixaBank-Bankia, en cuyo interior se incluyen 18 antiguas cajas y también pequeños bancos (entre ellas La Caja de Canarias y CajaCanarias), no es más que la primera parada en un “viaje” en el que habrá otras “estaciones”.

Solo Bankinter parece capacitado para continuar en solitario sin ningún problema

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“En 1999 se produjeron concentraciones y no había tanta necesidad de hacerlo como en la actualidad, con la rentabilidad de los bancos por los suelos”, afirma Santiago Mínguez, profesor de Finanzas de Esade. En este sentido, solo Bankinter se libra de esta premura al ser el banco con mayor rentabilidad, afirma Mínguez. “Es más una compañía de seguros –Línea Directa– que un banco comercial”, comentan fuentes financieras. “Y no tendrá problemas para continuar por su cuenta”, agregan.

CaixaBank ha abierto el camino al sueño dorado de las autoridades monetarias europeas: la permanencia de solo tres o cuatro grandes bancos en España. Y eso pone ahora en el punto de mira a un grupo de bancos medianos que no tardarán en dejar ver sus debilidades, cuando la anestesia de las ayudas públicas –créditos ICO, moratorias hipotecarias...– pierdan efecto.

“Todas las miradas se centran en el Banco Sabadell, que se ha visto compuesto y sin novia de la noche a la mañana y ahora lo tiene muy complicado para liderar una operación”, explican fuentes del sector. Pero luego viene un grupo de bancos sobre cuya capacidad para seguir solos genera serias dudas: Kutxabank, Abanca, Ibercaja, así como Liberbank y Unicaja (estos dos últimos cotizados en Bolsa), que se ven obligados a entenderse entre ellos o con otros bancos de mayor tamaño.

Liberbank y Unicaja han estado en sucesivas quinielas de posibles alianzas en los últimos años y ellos mismos protagonizaron negociaciones para unirse, que abandonaron en mayo de 2019 al no lograr un acuerdo. Liberbank fue objeto a su vez de varias propuestas de anexión por Abanca, que de momento ha renunciado a repetirlas. Liberbank protagonizó otro intento fracasado de fusión anterior con Ibercaja. Su consejero delegado, Manuel Menéndez, repite en todas sus comparecencias que está atento a oportunidades que puedan dan valor.

El Sabadell tiene unos activos de unos 200.000 millones de euros y un valor en Bolsa de 1.864 millones. Y con esas cifras tiene pocas opciones. O va del brazo del BBVA, valorado en 15.589 millones y activos por más de 400.000 millones, lo que se traduciría en una absorción; o suma con algún o algunos bancos medianos. El problema es que el volumen de activos de cada uno de estos se sitúa en el entorno de los 50.000 millones de euros. Uno de estos sumado con el Sabadell seguiría lejos del club de los más de 600.000 millones de la nueva CaixaBank, líder del sector en España, y los 400.000 de BBVA y el Santander.

Para la entidad que preside Josep Oliu resulta casi imposible liderar un proceso de integración con los otros bancos medianos, ya que necesitaría, al menos, tres para doblar su tamaño. Una “boda” con el BBVA, aparte de que no sería entre iguales, permitiría al banco que preside Carlos Torres ganar la cuota de mercado que pierde con la integración de CaixaBank y Bankia, pero generaría grandes costes al tener un solapamiento de la red muy amplio. “Tampoco hay que descartar al Santander como socio del Sabadell”, apuntan en el sector, como que el banco que preside Ana Botín, absorba a alguna de las entidades medianas como hizo con el Popular.

La realidad es que todos hacen cálculos. El resultado final puede acarrear sorpresas, como ha ocurrido con CaixaBank. Lo que es innegable es que es preciso reducir costes. Y el mercado lo sabe. “Las cotizaciones de la banca están por los suelos porque hay potencial de valor implícito que no se puede liberar sin su integración”, apunta el profesor Santiago Mínguez.

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