La devolución de 400 euros anuales a 13 millones de contribuyentes en 2008 y 2009 como medida de estímulo del consumo fue una de las decisiones de la política anticrisis del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero más controvertidas.
Ahora, este incentivo fiscal para promover la demanda interna ha regresado en algunos países. En EE UU, Donald Trump paga 1.200 dólares (1.029 euros) y 500 por hijo como transferencia directa a las familias. En Alemania, el Gobierno de Angela Merkel, también conservador, anunció una bonificación de 200 euros por hijo en septiembre y 100 en octubre como ayuda directa a las familias para afrontar los rigores de la crisis. En Francia, el ejecutivo puso en marcha en mayo un abono de 150 euros más otros 100 por hijo para cuatro millones de hogares. Y el entonces primer ministro, Édouard Philippe, anunció otros 200 euros para 800.000 menores de 25 años que perdieron sus trabajos o sus prácticas.
El alcalde de Viena, Michael Ludwing, socialdemócrata, promovió en mayo una iniciativa similar por un importe de 50 euros para que sus vecinos los gastasen en la hostelería local. En España, Alberto Núñez Feijoo (PP) anunció una medida muy parecida con el personal sanitario por una cuantía de 250 euros.
La decisión de Rodríguez Zapatero en 2008 no fue original. La había aplicado en EE UU el conservador George W. Buh en febrero de 2002 tras la crisis de las tecnológicas y los atentados de septiembre de 2001. Bush devolvió a cada contribuyente hasta 600 dólares. Fue, según el también republicano Alan Greenspan, presidente entonces de la Reserva Federal (Fed), “un estímulo a corto plazo para sacar la economía del letargo con una sacudida”.
En la crisis de 2008, Bush repitió la operación con la devolución de 300 dólares. En la Fed se percibió que “había ayudado a que la economía creciese a un ritmo moderado al principio de año”, escribió Ben Bernanke, sucesor de Greenspan, antes del desplome económico de septiembre con la quiebra de Lehman Brothers.
En enero y febrero de 2008 el PP pidió en el parlamento a Zapatero: “No se cruce de brazos ante la crisis. Haga como el señor Bush. Aunque se equivoque”. Zapatero prometió los 400 euros en la campaña de las elecciones de marzo de ese año pero el PP se opuso radicalmente a la decisión, que juzgó como un dispendio derrochador, aunque se trataba, de hecho, de una bajada de impuestos, como las que reclamaban entonces los populares.
A la vista de la inmediata salida de la primera recesión (lo que se produjo en el primer trimestre de 2010), el Gobierno socialista decidió en septiembre de 2009 suprimir la devolución el 1 de enero. Rajoy, Cospedal, Montoro, González-Pons y Arenas arremetieron contra el Gobierno por suprimir la ayuda a las familias, que tacharon de subida de impuestos. Lo reiteró Rajoy en el Congreso el 7 de noviembre de 2011. Y en un debate con Rubalcaba el 9 de abril de 2014, Rajoy acusó al PSOE tanto de repartir los 400 euros como de haber suprimido esa ayuda social.
Así que es muy probable que, cuando el temporal escampe, no pocos de quienes ahora exigen más gasto público se enfurezcan contra los déficits fiscales resultantes.
