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J. C. Castro
Ver galería >Cerrar la caja con tan solo dos euros veinte por servir dos cafés en doce horas de trabajo parece una pesadilla, pero es la dura realidad a la que se enfrentan cada día los comercios y restaurantes del sur de la Isla. Mesas vacías, persianas bajadas en la mayoría de locales, y mucho silencio, son los ingredientes del peor escenario: una temporada alta sin turistas en Canarias. El confinamiento de los británicos y la recomendación de Alemania de no viajar salvo que resulte estrictamente necesario ha truncado las pocas esperanzas que quedaban en los trabajadores del sector en las Islas.
Cerrar la caja con tan solo dos euros veinte por servir dos cafés en doce horas de trabajo parece una pesadilla, pero es la dura realidad a la que se enfrentan cada día los comercios y restaurantes del sur de la Isla. Mesas vacías, persianas bajadas en la mayoría de locales, y mucho silencio, son los ingredientes del peor escenario: una temporada alta sin turistas en Canarias. El confinamiento de los británicos y la recomendación de Alemania de no viajar salvo que resulte estrictamente necesario ha truncado las pocas esperanzas que quedaban en los trabajadores del sector en las Islas.
Cerrar la caja con tan solo dos euros veinte por servir dos cafés en doce horas de trabajo parece una pesadilla, pero es la dura realidad a la que se enfrentan cada día los comercios y restaurantes del sur de la Isla. Mesas vacías, persianas bajadas en la mayoría de locales, y mucho silencio, son los ingredientes del peor escenario: una temporada alta sin turistas en Canarias. El confinamiento de los británicos y la recomendación de Alemania de no viajar salvo que resulte estrictamente necesario ha truncado las pocas esperanzas que quedaban en los trabajadores del sector en las Islas.
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