Ayer entró en vigor la resolución del Gobierno de Canarias que obliga a los turistas extranjeros a presentar un test, ya sea PCR o de antígenos, como condición sine qua non para alojarse en un hotel, apartamento o vivienda vacacional de las Islas. Como es habitual –desde marzo– la escasez de clientes marcó una jornada que se saldó sin incidencias; todos llegaban bien informados.
La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, señaló el viernes la libertad que tienen las aerolíneas para reclamar o no la presentación de la prueba en el aeropuerto de origen. No obstante, admitió que sería recomendable que lo hicieran y de esa manera operó la compañía aérea que trasladó ayer a Gran Canaria a la pareja formada por los alemanes Elke Pieler y Harry Huber.
En el aeródromo de Stuttgart exhibieron por vez primera el papel que acredita que están libres del coronavirus. La segunda fue a requerimiento de Franziska Kutschke, la recepcionista que ayer cubría el turno de mañana en el hotel Don Gregory by Dunas. “Necesito los pasaportes y el test”, solicitó con la sonrisa, perenne, instalada en la mirada.
Ningún asomo de sorpresa, Huber y Pieler extendieron el documento, por el que desembolsaron “150 euros cada uno”, aclaró ella. La agencia de viajes en la que contrataron los vuelos y la estancia de “ocho días” junto a la playa de Las Burras les había advertido. “Fuimos a un laboratorio para que nos hicieran la PCR”, explicó esta germana que, al igual que su pareja, acaba de cumplir 50 años.
Es decir, el precio de su viaje se incrementó en 300 euros sobre el previsto. No se quejaron por ello, de hecho les advirtieron de que el test de antígenos era más barato, pero optaron por esta posibilidad. Sin un reconocimiento expreso de la cuestión por parte de estos vecinos del lago Constanza –en la frontera que comparten Alemania, Suiza y Austria–, lo cierto es que la entrada en escena esta semana del Gobierno central denegando la validez de un test de antígenos para completar el trámite del alojamiento no les ayudó.
Tampoco lo hizo que aparcaran el estereotipo que se maneja en España sobre el carácter planificador y ordenado de los teutones. “Fue el martes de esta semana cuando decidimos venir”, reconoció divertida Elke, casi como si se tratara de la travesura de uno de los pequeños por los que vela en la guardería en la que trabaja.
El presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT), José María Mañaricua, detalló que la prueba de antígenos es, además de más barata, más sencilla de obtener. La Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias ha establecidos lazos durante los últimos meses con laboratorios alemanes, británicos o suecos, entre otros, para simplificar el acceso de los viajeros a ella. “Los PCR están en esos países muy restringidos, porque se dedican a la lucha contra la pandemia”, explicó Mañaricua, que detalló también el coste que tienen en el Reino Unido: “Cerca de 200 libras”, aseguró, o, lo que es lo mismo, 223 euros.
Incluso, el turoperador TUI estaba dispuesto a enviar a los viajeros las pruebas de antígenos a sus domicilios. Mediante atención telefónica, un médico les indicaría los pasos a seguir para completarlas de manera correcta y poder así mostrarlas en la recepción de los hoteles que hubieran elegido para su descanso.
Más negativo incluso que el coste en sí, es el ruido que, a juicio del representante empresarial, ha generado la entrada en escena del Ejecutivo central. El decreto que prepara Madrid entrará en vigor en ocho días y ese es el tiempo con el que cuenta el presidente canario, Ángel Víctor Torres, para convencer a sus compañeros de partido (PSOE) en el Gobierno de España de la pertinencia de admitir los test de antígenos o, al menos, contemplar una excepcionalidad para las Islas.
En este momento, el Archipiélago es el único punto de España con la posibilidad de tener una actividad alojativa intensa. “Si no nos escuchan, nos estarán enterrando”, afirmó José María Mañaricua. Hasta al menos Semana Santa, los hoteles y resto de establecimientos de Baleares y la Península tendrán una actividad prácticamente nula. Es decir, las decisiones que se toman ahora en la capital de España atañen sobre todo a Canarias y, más en concreto, al principal sostén de su PIB.
Los turoperadores han alertado de que la entrada de reservas para viajar al Archipiélago se ha paralizado por completo desde que el Ejecutivo central hizo públicas sus intenciones el pasado miércoles. Dentro de la polvareda mediática que ha generado la exclusión de los test de antígenos del decreto nacional hay algo aún peor, a juicio del presidente de la FEHT.
“Un país de torrentes”
Según explicó Mañaricua, la obligación de llegar a España con un test PCR desde las áreas extranjeras que padecen una alta tasa de contagiosidad lleva aneja una solución para los casos de olvido. “Sanidad Exterior hará a esas personas test de antígenos en los aeropuertos. ¿No valen para que vengan aquí, pero sí para solucionar que no traigan la PCR? Eso es una torrentada, estamos en un país de torrentes”, apuntó.
En el sector se estima necesario generar la máxima confianza para iniciar la recuperación de la demanda, algo que, a su juicio, no está ocurriendo desde el ámbito político. Recobrar algo de pulso es vital para que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que aún se mantienen vivos en las Islas vayan disolviéndose y los afectados reincorporándose a sus puestos de trabajo.
Los esfuerzos, tanto públicos como privados, que se hacen para conseguirlo son múltiples, pero desde el inicio del problema siempre en ausencia de la necesaria sintonía entre Canarias y Madrid. En el mismo mes de marzo se pudo oír ya a la consejera de Turismo del Gobierno autonómico, Yaiza Castilla, clamar por los test que han tardado en llegar ocho meses; a regañadientes, a juzgar por la multitud de obstáculos invocados, y a lomos de un elefante en una muestra de juegos de té.
¿Qué panorama se observa hoy? Evita la desolación la actitud de los que se mantienen al pie del cañón. La directora del hotel Don Gregory by Dunas, Laura Herrera, señaló ayer que solo esperaba “a seis o siete extranjeros”. Elke y Harry confirmaron que solo “poco más de la cuarta parte” de las butacas del vuelo en el que llegaron ayer tenían un ocupante.
“Las demás entradas son de canarios”, completó la directora del establecimiento del Sur de la Isla. La implicación de los residentes por reactivar la economía en la medida de sus posibilidades es la otra buena noticia y lo es más en un escenario en el que las rentas están menguando significativamente vía ERTE o desempleo.
