Los turistas que llegaron hoy a los aeropuertos de las Islas lo hicieron con una PCR bajo el brazo. Una resolución del Gobierno de España establece que los viajeros procedentes de países de alto riesgo solo pueden llegar a España si llevan una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. No todos la tienen que entregar, la selección es aleatoria, pero no tenerla supone una infracción que puede conllevar sanciones de entre 3.000 y 6.000 euros. Además, el viajero que sea descubierto sin prueba tendrá que someterse a una dentro del recinto aeroportuario en unas instalaciones gestionadas por Sanidad Exterior.

Los viajeros de los primeros vuelos internacionales que aterrizaron sobre las 11:30 de la mañana en Gran Canaria, cumplieron a raja tabla la norma. Todos aseguraron tener su prueba en regla, pero algunos se quejaron de que las autoridades no las comprobaran a la llegada. "Traigo todos los papeles, pero no he tenido que enseñarlos. Y eso que la prueba me costó 120 euros", lamenta Diettha Orroabag, un viajero alemán de 84 años.

Esta medida del Gobierno no acaba de gustar al sector turístico de las Islas porque no se contempla otro tipo de pruebas sino la PCR, cuando en Canarias también está permitido el test rápido de antígenos para entrar en los establecimientos de las Islas. El presidente del Ejecutivo regional, Ángel Víctor Torres, aseguró esta mañana que espera que el próximo 1 de diciembre se cuente ya con un criterio armonizado para el control sanitario de los viajeros que lleguen a las islas entre el decreto turístico regional sobre el uso de test rápidos de antígenos y la norma estatal que ha entrado en vigor este lunes.