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Sol para eliminar gases y ahorrar euros

El incremento de las ayudas de la UE impulsan el paso de ciudadanos y empresas al autoconsumo

Placas solares sobre la azotea de un edificio de Las Palmas de Gran Canaria.

Cada año son más los ciudadanos y empresas que apuestan por el autonconsumo y la generación con energías limpias. El compromiso por la sostenibilidad es una de las razones, pero también lo es el ahorro en la factura de la luz. Las políticas de la UE por el cambio se sustancian en un aumento de las ayudas.

Manuel Concepción (56 años) se ha puesto a salvo de que la palanca de la energía eléctrica vuelva a bajarse y se le eche a perder el contenido del congelador y la nevera. En la azotea de su vivienda unifamiliar situada en la Curva de Gracia (La Laguna) tiene diez paneles solares que suman 2,8 kilovatios de potencia y, además, una batería –“lo más costoso”, detalla– que le permite almacenar los excedentes, que le permitirían afrontar en mejor posición un nuevo cero energético. Ese es solo un ejemplo de la utilidad de una tendencia que ya ha llegado a Canarias y que tiene el objetivo superior de hacer lo posible por dejar a las generaciones futuras un planeta evitable.

El movimiento es imparable. En la medida en que no se demanda energía a la red se evitan emisiones de gases nocivos a la atmósfera. Además, el ahorro en la factura es evidente. “De pagar entre 60 y 80 euros cada mes por la luz, ahora no paso de 25”, detalla Manuel. Es decir, la inversión que tuvo que realizar para colocar las placas fotovoltaicas en su domicilio es claramente “amortizable”.

La política energética de la Unión Europea (UE) facilita el acceso a estas tecnologías, que, además, incrementan su eficiencia de manera rápida, lo que reduce el coste; una menor cantidad de placas permiten ahora generar mucha más energía que hace diez años y su precio también se ha reducido de forma notable. Bruselas ha dado forma a las intenciones de los europarlamentarios y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) permite ahorros del 45% a los particulares.

Buena parte de los fondos de la UE para atajar la crisis se orientan al cambio energético

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Esa es la cofinanciación que obtuvo Francisco Alegre (65 años), que desde hace unos meses se sirve del sol para satisfacer su demanda de energía eléctrica. Invirtió alrededor de 14.000 euros en las placas –“4 kilovatios”, explica– y un aerotermo que le permite concentrar el calor para traspasarlo al agua. “Claro que soy consciente del ahorro económico que me reporta esta decisión, pero eso es tan importante como la contaminación que estoy evitando; tenemos que aprovechar lo que nos brinda la naturaleza”, explica desde su domicilio grancanario de Cuevas de Ortega.

Salto adelante

Durante el último año, la Administración autonómica recibió 338 peticiones de particulares y 279 de empresas exponiendo las respectivas intenciones de adherirse al programa que les permite dar el salto al autoconsumo limpio. El consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena, constata que se ha producido “un impulso respecto a las convocatorias de años anteriores”.

Atraer a cuantas más personas mejor a la generación con fuentes renovables tiene la ventaja obvia de reducir emisiones de gases nocivos a la atmósfera. Esa es una cuestión que se ha convertido en capital para poder cumplir con las exigencias que los organismos supranacionales han marcado y para mantener el planeta en condiciones de habitabilidad.

Sin embargo, hay otra vertiente menos visible pero también muy importante. En la medida en que se incrementa la demanda de elementos para la generación de renovables –placas, instalaciones, baterías...– lo hace también “el volumen de negocio” que se genera en torno a estas iniciativas, explica el consejero Valbuena. Es decir, tienen cabida más empresas en un sector que aporta un alto valor añadido y genera empleo de calidad; uno de los objetivos que debe perseguir el Archipiélago para cumplir, al menos en parte, la tan cacareada diversificación de su actividad económica.

Evidentemente, todo este crecimiento lleva aparejada una carga administrativa para tramitar todas las solicitudes que llegan. “Claro que hay más trabajo, pero era necesario”, confirma José Antonio Valbuena, que advierte que esta es tan solo la avanzadilla de lo que está por venir en el futuro cercano. Buena parte de los fondos liberados por la Unión Europea (UE) para que los países miembros superen la crisis derivada de la pandemia global se han orientado a la transición energética. “Esos fondos que van a llegar, más los nuestros propios vana a exigir que tengamos todos los instrumentos de la tramitación perfectamente pulidos”, por lo que, para el consejero, este vigor que están tomando las renovables “sirve de rodaje”.

El Feder y las ayudas locales permiten amortizar la inversión hasta en 2,5 años

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Trasladado ese modelo para el razonamiento a la sociedad, puede decirse que el rodaje para la iniciativa particular lo brindan ejemplos como el de José Juan Santana (65 años). Coche eléctrico, 20 paneles solares de alta eficiencia que le sirven hasta 7,5 kilovatios hora en el momento de máxima ganancia. Todo ello, aderezado con una batería de litio de 10 kilovatios para aportar “coherencia” al modo de entender la existencia que tiene este filósofo y psicólogo. “Por mi isla, por mi planeta, por mi gente y, claro, también por mí”, enumera las razones que le han llevado a cambiar la cara a la azotea de su vivienda sita en el barrio de Los Giles de la capital grancanaria.

Confiesa que sin que el Feder eche una mano importante, el gasto es aún demasiado elevado como para ser asumido por gran parte de la población. Los 20.000 euros que le costó dotar de autosuficiencia energética a su domicilio se quedaron en 10.000, ya que al 45% que financia Europa se unió “otra ayuda de 2.000 euros del Cabildo de Gran Canaria”.

Cuando conducía un vehículo dotado con motor de gasolina y era una compañía eléctrica la que le servía la energía en casa, Santana destinaba alrededor de 350 euros al mes a la movilidad y la luz. Ahora esa cantidad se ha reducido a entre 30 y 40 euros al mes, lo que le permite confirmar que la inversión estará amortizada “en dos años y medio”.

El equipamiento le permite abastecer un domicilio en el que habitan tres personas. “Además, duermo mejor”, subraya sobre la contribución que realiza a la mejora de la calidad ambiental y el planeta. En eso coinciden Manuel Concepción y Francisco Alegre, y también lo hacen en la necesidad de que se divulguen experiencias como las suyas parar mostrar que dejar atrás el tiempo de la chimeneas humeantes de nocividad comienza a ser posible.

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