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Crisis del coronavirus

La planta alojativa no alcanza el 8% de ocupación a las puertas de las navidades

El endurecimiento de las medidas anticovid en Alemania aleja más la esperanza de recuperación | Smulders (FEHT) solicita a los países de origen un análisis por islas

Alemania vuelve a las restricciones más duras para combatir el coronavirus

Alemania vuelve a las restricciones más duras para combatir el coronavirus Agencia ATLAS / Reuters

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Alemania vuelve a las restricciones más duras para combatir el coronavirus Julio Gutiérrez

“Estamos temblando ante las decisiones de otros países”, señaló en la mañana de ayer el presidente de la Asociación de Empresarios de Alojamientos Turísticos (AEAT), Tom Smulders. Si le faltaban razones para expresarse de ese modo, pocas horas después el Gobierno alemán hacía público el endurecimiento de las medidas para atajar la propagación del coronavirus a partir del miércoles. Entre ellas, el segundo mercado turístico de las Islas recomienda no viajar. Smulders explicó que la tasa de ocupación de la planta alojativa canaria es del 7,5%.

Un nivel históricamente bajo que se pretendía superar durante la temporada alta, pero uno tras otro los golpes a la principal actividad económica canaria se suceden. Al final de la semana pasada, el presidente canario, Ángel Víctor Torres, se mostró confiado en la posibilidad de revertir la decisión de Reino Unido de reimplantar la cuarentena obligatoria a quienes regresaran desde el Archipiélago. Sin tiempo material para achicar algo de agua, se abre una nueva vía que manda al rincón de los milagros los cinco millones de visitantes con los que el Gobierno de Canarias pretendía cerrar 2020.

Una tormenta perfecta durante los últimos días ha terminado con las esperanzas. A los anuncios de Reino Unido y Alemania se une un incremento constante de los contagios en el Archipiélago que, a pesar de que los números son netamente mejores que los padecidos por británicos y germanos, comienza a dificultar la venta de la idea de seguridad; sobre todo en Tenerife, la isla más afectada.

Al respecto, Tom Smulders, también vicepresidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT), estimó “justo” que las administraciones de los países de origen observen “por islas” el comportamiento de la pandemia. Es decir, si Tenerife es la que concentra la mayoría de los casos de covid, la decisión de Reino Unido no debería afectar al resto de territorios del Archipiélago dada la capacidad de aislamiento que facilita su estructura fragmentada.

Sin recorrido

Sin embargo, promover una decisión de ese tipo no tiene excesivo recorrido en el momento actual. No se incidió en esa idea desde el Ejecutivo cuando las tornas eran diferentes y la pandemia mordía con mayor fuerza en islas como Gran Canaria o Lanzarote, por ejemplo. Y, además, de nada sirve si los turistas ni tan siquiera pueden llegar porque los gobiernos de sus respectivos países les recomiendan no viajar, como ocurrirá desde el miércoles a los alemanes.

A todo ese magma se une la gestión doméstica de las llegadas. Las patronales alojativas canarias han cerrado filas con el Gobierno de Canarias, y viceversa, para conseguir que el test de antígenos, mucho más barato y accesible, sea suficiente para acceder a un hotel o apartamento en las Islas. El Ministerio de Sanidad no da su brazo a torcer y mantiene las PCR como única prueba válida. Los equilibrios legales del presidente Torres para hacer prevalecer sus tesis por encima de las de Madrid están plenamente operativos pero, como apuntó ayer Smulders, no han logrado evitar “la confusión”.

El propio jefe del Ejecutivo autonómico expresó el viernes su deseo de que las diferencias entre administraciones, que ciñó al ámbito científico, se superen. Reconoció que la duplicidad de normas y exigencias desquician a los turoperadores, que no saben con qué carta quedarse cuando tratan de garantizar a sus clientes un viaje sin problemas.

Lo mismo ocurre con los viajeros, a los que, en casos, se les ha impedido el embarque en el avión que les trae al Archipiélago por no portar el resultado negativo de una prueba PCR. “La de antígenos no vale”, les ha comunicado el personal de tierra de la compañía con la que habían elegido volar.

También desincentiva, a juicio del presidente de la AEAT, la inminencia de los planes de vacunación. “Más de un turista reconsidera su decisión de viajar y lo deja para más adelante”, aseguró Tom Smulders. Los problemas que pueden surgir con la validez de uno u otro test, el encarecimiento del viaje que supone tener que pasar esas pruebas –una PCR cuesta más de 200 euros en Reino Unido, por ejemplo– y el siempre presente riesgo de contagio conforman un cóctel que erosiona la demanda como nunca antes.

¿Qué otro suero puede aplicarse al maltrecho sector turístico? El que proporciona la clientela local, que a buen seguro provocará una mejoría en las cifras de ocupación cuando se acerquen las fechas más calientes. No obstante, tampoco ese nicho de demanda llega al final del año en las mismas condiciones que en cursos pasados.

La crisis económica –afecta también a los mercados emisores– ha reducido las rentas disponibles de los canarios. Precisamente los problemas del sector turístico provocan una salida de los ERTE más ralentizada que en otros lugares y una incidencia del desempleo más intensa.

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