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Agustín Manrique de Lara | Presidente de la Confederación Canaria de Empresarios

“Si la administración sufriera la crudeza de la crisis sería más eficaz”

Agustín Manrique de Lara, presidente de la Confederación Canaria de Empresarios. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

Las Islas han sufrido como ninguna otra región la crisis económica causada por la pandemia. El riesgo de que hasta un 40% de su población se quede en paro alarma a la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), cuyo presidente exige mucha más efectividad a la administración para sacar adelante proyectos que permitan generar puestos de trabajo. Muy molesto por la desatención a la que el Gobierno de España ha sometido al Archipiélago, Manrique de Lara aporta un rayo de esperanza ante el año que comienza. “Podemos poner en marcha la maquinaria, pero esperamos que no nos pongan palos en las ruedas”.

Se agotan los adjetivos negativos a la hora de definir el año que se marchó al fin. ¿Cómo describe lo sufrido en 2020?

2020 ha sido el año de la incertidumbre, un año tremendo desde que en marzo se torcieron todas las previsiones. Si bien a finales de febrero la tendencia macroeconómica era ligeramente negativa e íbamos hacia cifras peores, nadie pronosticaba lo que ocurrió en los primeros días de ese mes. El estado de alarma nos llevó a un cero turístico sin precedentes en Canarias, anulando el sector que había conseguido sacarnos de la pobreza, transformar nuestra economía, crear una clase media potente y redistribuir riqueza como no lo ha hecho ningún otro sector nunca. Las expectativas iniciales mas optimistas eran las de recuperar la actividad en torno al verano y las más pesimistas, sobre la primavera de 2021. Hemos superado las previsiones pesimistas, aunque podemos afrontar este año con un cierto optimismo y esperanza por la llegada de la vacuna, que nos facilita la posibilidad de controlar de manera definitiva la pandemia en torno al verano y ésa es la fecha que tenemos todos en mente para poder por fin iniciar una recuperación sostenida.

¿Cuánto calculan que será la caída del Producto Interior Bruto (PIB) en Canarias?

Ya hemos perdido 12.000 millones de PIB desde el inicio de la pandemia. Eso es prácticamente el doble de lo que descendió en la última crisis económica, entre 2008 y 2013. De una manera muy rápida, brusca e inesperada hemos sufrido una caída del PIB que en octubre estaba en el 19,8% frente al 8,7% nacional. Somos con diferencia la comunidad autónoma más golpeada por los efectos de la crisis sanitaria y eso debería reflejarse en una atención prioritaria hacia nuestra economía y nuestra sociedad.

¿Depender en exclusiva del turismo que defiende no ha provocado precisamente esta mayor caída?

Somos muy afortunados de haber desarrollado un sector turístico que es líder mundial en el segmento de sol y playa. No debemos arrepentirnos ni renunciar a nuestra posición de liderazgo en un sector que surgió de la nada en los años 60 y que perdura todavía generando importantes volúmenes de recaudación y de empleo. El sector turístico mundial ha sido el más golpeado por la crisis debido a la falta de movilidad de las personas, que es su base y es justo lo que se ha restringido. Es cierto que Canarias tiene una alta dependencia del turismo, tanto en empleo como en PIB, y que la afección ha sido de acuerdo a esa dependencia de la que, de todas maneras, creo que no debemos ni arrepentirnos ni renunciar a ella.

“Canarias tiene una alta dependencia del turismo de la que no debemos arrepentirnos”

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¿No es partidario entonces de la diversificación?

Hay muchas formas de ver la diversificación. Yo la veo como el crecimiento de nuevos sectores manteniendo la apuesta por los existentes. Creo que muchas personas la plantean intentando frenar el turismo y lo que quieren es reducir ese sector, pero yo creo que no debemos hacer eso en ningún caso, sino todo lo contrario, apostar más que nunca por esta industria. Si hay un sector que puede propiciar el crecimiento de otras actividades es el turismo, que es el verdadero dinamizador de la diversificación económica por acumulación de rentas, generación de desarrollo económico y creador de las condiciones y el caldo de cultivo necesarios para que se desarrollen otros sectores como la movilidad, los servicios hospitalarios privados, la logística, las actividades portuarias, la industria cinematográfica... Esto favorece que se reparta más el peso de la economía porque otras actividades toman protagonismo.

Desde la CCE se calcula que Canarias tardará tres años en regresar a la época pre-covid.

Es un periodo razonable. El máximo sería de cinco años, pero creo que en tres años se pueden dar las condiciones si hacemos las cosas bien en cuanto a renta y empleo. Lo más importante es generar esas condiciones, que las administraciones públicas trabajen por la estabilidad, por reducir la incertidumbre y por el desarrollo no sólo de Canarias, sino del conjunto de España porque la recuperación no va a llegar sola, va a llegar con el esfuerzo conjunto de los sectores público y privado.

¿Cuántas empresas se van a quedar por el camino?

Ahora estamos viviendo un momento muy duro para el tejido empresarial, con una continua destrucción de autónomos y pequeñas empresas, el sufrimiento es muy grande y eso se traduce directamente en desempleo y pobreza. Recuperar tejido empresarial es mucho más complicado que destruirlo y, por lo tanto, todos los esfuerzos tienen ir a sostener vivo el músculo empresarial. En un principio esto se consiguió a través de los ERTE, que lograron anestesiar y mantener la economía. Pero esta situación no se puede alargar durante mucho tiempo y ya llevamos diez meses de inactividad, por lo que debemos introducir medidas incentivadoras de la economía e inyecciones de liquidez. Además, desde que exista una incipiente movilidad hay que incentivar la demanda por la vía de la deducción fiscal.

“Somos la comunidad más golpeada por la crisis y tendríamos que recibir una atención prioritaria”

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¿Se han quedado cortas las medidas de las instituciones para frenar la crisis?

Ha habido planes a nivel europeo que han sido importantes y han aportado liquidez al sistema, como los préstamos ICO, que han tenido un efecto balsámico en la economía. Los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo han conseguido que el sector privado y las administraciones públicas hayamos conseguido evitar el desempleo. Se ha hecho de forma compartida porque las empresas han pagado los costes sociales y la administración las rentas. Los ERTE han sido poco valientes, especialmente los últimos, y poco sensibles con Canarias. Esperábamos una regulación específica para nuestra comunidad autónoma, tal y como recogía la disposición adicional undécima, que se comprometía a regular teniendo en cuenta las especificidades de Canarias como región ultraperiférica, pero no ha ocurrido. Hemos tenido ERTE estándar y nuestro sector productivo necesitaba que se eximiese del cien por cien de los gastos sociales a todas la empresas, independientemente del número de trabajadores porque el sector estaba en cero turístico obligado por orden administrativa. Los ERTE fueron una excelente medida, pero les faltó a adaptarse a la realidad canaria, algo que se podría conseguir en la prórroga del 31 de enero.

Ahora, arranca el año con el temor de que estos ERTE se conviertan en ERE.

Lo que todos tememos es que esa parte de empleo que se encuentra en suspensión temporal pase a desempleo y eso será muy grave para las Islas, tenemos más de 80.000 personas en esa situación que si las sumamos a quienes están ya en paro, hablaríamos del 40% de desempleo, lo nunca visto antes en Canarias. Sabemos que durante unos años no lograrán regresar al mercado laboral porque no habrá puestos de trabajo suficientes para todas las personas que estaban empleadas antes del año 2020.

¿Qué solución se les puede dar a estas personas en la comunidad autónoma que cuenta con el mayor índice de pobreza?

Tiene que haber prestaciones, sin duda. Pero, sobre todo, la gran preocupación de las administraciones públicas tiene que ser crear las condiciones para que la actividad económica se recupere para así absorber esa mano de obra que no está activa. Hablo de simplificación burocrática, de tramitación ágil, de recuperar los servicios administrativos en pleno rendimiento. El sector privado está ilusionado con los meses que vienen por delante, podemos mirar con cierto optimismo hacia el 2021 para poner en marcha la maquinaria, pero esperamos no tener palos en las ruedas. Exigimos agilidad administrativa para sacar proyectos de inversión que facilitan la creación de puestos de trabajo.

“Hemos tenido Expedientes de Regulación Temporal de Empleo estándar cuando necesitábamos que se eximiese del cien por cien de los gastos sociales a todas las empresas, al margen del número de trabajadores”

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¿Por qué cuesta tanto que estos proyectos salgan adelante?

Si la administración pública estuviera viviendo la dureza de la incertidumbre que ha vivido el sector privado y tuviese ese riesgo encima de su mesa, sería más eficaz y tendríamos por delante un futuro más fácil para el desarrollo de la actividad económica. Sin embargo, parte de la administración no ha cambiado su forma de trabajar a pesar de estos duros diez meses que hemos vivido. Hace falta un cambio importante a la hora de tramitar y gestionar proyectos porque detrás de ellos hay muchas personas que se pueden quedar en la cuneta.

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