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Crisis del coronavirus | La parálisis del sector alojativo

Los hoteleros exigen dejar de pagar impuestos ante el casi total cese de actividad

Jorge Marichal demanda “un respiro”, porque la mayor parte de los negocios están “casi sin aliento” | La tasa de recogida de basuras, el IAE o el IBI, entre los señalados

La escasez de clientela es la tónica habitual en los hoteles canarios desde que estalló la pandemia global. | | ANDRÉS CRUZ

Los hoteleros de toda España han pulsado el botón rojo. O se les exime del pago de impuestos, tasas y tributos hasta que la clientela retorne o la caja se vaciará sin posibilidad de poner otra vez en funcionamiento la maquinaria. Los empresarios del sector alojativo de las Islas han visto cómo se frustraban todos los intentos por recuperar algo de ritmo en el negocio y ya han tirado la toalla hasta ver si se llega al verano con una tasa de vacunación que les garantice una demanda potencial que les permita abrir de nuevo las puertas.

La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), que preside el tinerfeño Jorge Marichal, detalló al Gobierno central el cese “casi total” de actividad al que se han visto obligados y que les hace necesitar “un respiro” en forma de exención fiscal. Mantener abierto un establecimiento alojativo conlleva unos costes a los que deben superar los ingresos para que el negocio sea tal. Sin embargo, estos últimos brillan por su ausencia.

Solo un 15% de la planta de todo el país está abierta en la actualidad y la tasa de ocupación es del 10%, según los datos que maneja Marichal y que parten de los más de 16.000 establecimientos y las 1.800.000 plazas adscritas a Cehat. La otra organización que preside, en este caso la Asociación Hotelera y Extrahotelera de la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Ashotel) elevó ayer esos números hasta el 35,9% de las camas turísticas operativas y ocupaciones también “muy bajas, en muchos casos por debajo del 20%”.

Sin ingresos, las obligaciones fiscales resultan “inadmisibles y carentes de sentido”

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Ninguna sorpresa, la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) de la provincia de Las Palmas ya anunció que una gran cantidad de hoteles volverían a echar el cerrojo tras las navidades. Además, sin ninguna esperanza de retomar la actividad hasta el verano. Si bien la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias entendía posible que en marzo la tercera ola de la pandemia podría estar controlada y otorgar una nueva oportunidad, los empresarios ya no están por la labor.

Temporada de invierno

Se anhelaba la llegada de la temporada de invierno, pero se pasará sin que el turismo recupere algo de lustre. Primero fueron los mercados emisores los que decidieron renunciar a España cuando, en septiembre, llegó la segunda ola. Después fueron ellos mismos –Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Irlanda, Italia, Bélgica o Francia, entre otros– los que comenzaron a pelear en el segundo asalto contra el coronavirus.

Para colmo, el desencuentro entre el Gobierno de Canarias y el Ministerio de Sanidad ha sido total a la hora de determinar qué pruebas son las pertinentes para salvaguardar a las Islas de peligros sanitarios por la llegada de turistas. Mientras los asesores de la Administración autonómica opinan que un test de antígenos, más barato y accesible, basta para determinar la ausencia de coronavirus en los visitantes, el Ejecutivo central solo acepta una PCR, lo que encarece el coste de los viajes.

Cada intento por reabrir supone a un hotel entre 50.000 y 80.000 euros, dependiendo de su tamaño y número de habitaciones. Muchos han agotado dos balas y reservan la tercera para cuando el horizonte se despeje, al menos en parte, de las actuales nubes negras. Alrededor de 300 hoteles están en venta en el Archipiélago.

La patronal hotelera también quiere poder reducir la potencia eléctrica contratada

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Mientras todo esto ocurre, los hoteleros hacen frente a “gastos inadmisibles y carentes de sentido”, en palabras de Marichal. ¿Cuáles? Para el presidente de la Cehat hoy por hoy lo son: la tasa de Residuos Urbanos de Actividades, la de Paso de Vehículos, la de Ocupación de Vía Pública, el Impuestos de Actividades Económicas o el de Bienes Inmuebles.

Dejar de afrontar esos costes representa, a juicio de Marichal parte de una batería de “medidas de supervivencia”. El objetivo, para el presidente de la patronal turística española es evitar “la destrucción de empresas y empleo en el sector. Necesitamos no gastar”, recalcó, ante la imposibilidad de conseguir un volumen de ingresos razonable.

No es la primera vez que entra en el Ministerio de Turismo esta solicitud de iniciativas “fiscales contundentes”, sin éxito hasta ahora. Tampoco lo han obtenido cuando han solicitado poder bajar la potencia eléctrica contratada para reducir la factura energética.

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