La crisis Covid-19 ha impactado, con mayor fuerza que en ningún otro, sobre el sector turístico. Según Exceltur, el sector, que en 2019 contribuía con un 12,6 del PIB nacional, habrá perdido en el año 2020 más de 106.000 millones de ingresos, reduciendo su contribución al PIB hasta el 4,3%. El efecto ha sido dramático sobre el tejido productivo de un sector en el que nuestro país es reconocido como el más competitivo del mundo, con miles de empresas cerradas o en riesgo, y más de 728.000 empleos afectados, (435.000 provisionalmente en ERTE, y 293.000 despedidos o no renovados). 2021 se plantea como un año de transición y extrema volatilidad, con un primer semestre muy afectado todavía por la crisis sanitaria, y un segundo semestre con una recuperación cuyo ritmo y fortaleza dependerá de la gestión de la pandemia y la vacunación, la capacidad para garantizar una movilidad internacional segura, y la capacidad económica de familias y empresas para viajar.

Partiendo de la premisa -real- de que a pesar de las vacunas, el mundo aún tardará muchos meses o años en erradicar el riesgo Covid, es responsabilidad de todos, países, empresas, y sociedad civil, promover lo antes posible una reactivación de los viajes internacionales, por supuesto, con la máxima seguridad. El mundo no puede perder un año más con restricciones indiscriminadas, como cortes fronterizos y cuarentenas, que no han demostrado ser efectivas para reducir la propagación del COVID-19, pues la transmisión comunitaria sigue planteando un peligro mucho mayor que los viajes internacionales.

Tengo la certeza de que el turismo será una de las grandes palancas para la recuperación, competitiva y sostenible, de nuestro país, pero precisa para ello del compromiso, firme y decidido (no como el apoyo residual ofrecido hasta el momento) del Gobierno, plasmado en una primera instancia en un Plan de Rescate urgente con ayudas directas institucionales a las empresas viables, que según ha estimado Exceltur debe superar los 5.300M€, y un esquema de protección permanente del empleo turístico a lo largo de todo el 2021, convirtiendo los ERTE por fuerza mayor en "estructurales" que doten al sector de la estabilidad, flexibilidad y visibilidad que necesita.

En segundo lugar, necesitamos garantizar la experiencia segura de los viajeros, y para lograrlo debemos actuar en dos líneas simultáneamente: por una parte, mejorando la eficacia y eficiencia del proceso de vacunación, tanto en España (absolutamente esencial) como en Europa, donde se encuentran los principales mercados emisores de turistas, con una hoja de ruta 24/7 que maximice los recursos y la colaboración público-privada; por otra parte, impulsando la coordinación internacional que garantice un "viaje seguro" mediante el reconocimiento de tests Covid, documentos digitales como el Travel Pass propuesto por IATA o Certificados de vacunación como el propuesto por la Cámara de Comercio Internacional, criterios y protocolos sanitarios comunes, etc.

Será también vital actuar de manera colaborativa. La crisis Covid nos ha enseñado la importancia absoluta de la colaboración a todos los niveles, y un claro ejemplo de ello será sin duda la gestión de los Fondos Europeos "Next Generation UE", que permitirán a la economía española recuperar el dinamismo y competitividad perdidos, y avanzar en su imprescindible transformación digital, en la sostenibilidad y en la cohesión social.

Estamos convencidos de que una gran parte de estos fondos deben destinarse a impulsar un modelo de turismo más competitivo, rentable social y económicamente, y sostenible, y por ello hemos presentado diversas propuestas en materia de regeneración de destinos, descarbonización de la industria, o transformación del modelo turístico, que a nuestro juicio tendrían un mayor retorno social.

Desde el sector turístico tendemos la mano, una vez más, al Gobierno, para consensuar el Plan de Rescate urgente que requiere la supervivencia de una parte importante del tejido productivo español, y para identificar e impulsar los mejores proyectos merecedores de financiación europea, sin consideraciones de otra índole que las prioridades sociales y económicas de nuestro país.