Los icónicos arcos de entrada a las tiendas Imaginarium se hacen cada vez más pequeños y estrechos. El cierre de la mayor parte de sus establecimientos ha despertado una ola de nostalgia y melancolía de la que dan cuenta estos días las redes sociales con mensajes e imágenes que se ha viralizado por el apego que sigue conservando la marca de juguetes. La compañía aragonesa se encuentra a las puertas de entrar en concurso de acreedores y en plena negociación de un ERE para despedir al 80% de la plantilla. A pesar de esta difícil situación, la empresa descarta el fin de su actividad y asegura que se trata de una “transformación” hacia un nuevo modelo comercial centrado en el producto, los establecimientos franquiciados, los nuevos canales de venta y una estratégica de negocio focalizada en la maternidad.

De tener 426 establecimientos pasa a siete propios y un decena franquiciados

Los problemas de Imaginarium no son nuevos ni llegaron con la pandemia, aunque la crisis sanitaria ha sido la puntilla que le ha hecho descarrilar. La cadena, que llegó a ser un referente a nivel mundial con su pionero concepto de juguete educativo, ya estuvo a punto de entrar en disolución hace cuatro años. Entonces se evitó con la entrada de un grupo de inversores internacionales liderados por el abogado costarricense Federico Carrillo Zurcher, quien fue ministro de Hacienda de su país, entre otros cargos. La empresa, fundada en 1992 por el empresario Félix Tena, rompió moldes y llegó a contar en su capital con el grupo francés de lujo Louis Vuitton (LVMH), pero el crecimiento desmesurado y los fiascos en sus aventuras internacionales hundieron el negocio, que lleva once años dando números rojos.

El coronavirus ha disparado las pérdidas, que ascienden a 13 millones de euros entre febrero y agosto del 2020, lo que supera con creces el agujero de 9,8 millones registrado en el último ejercicio fiscal completo. El resultado negativo acumulado en los últimos años es de 35,9 millones.

Hasta 426 tiendas en el 2013

En el 2013 sumaba 426 tiendas repartidas en más de 20 países y más de 800 trabajadores. De aquello solo quedan ya las migajas. En este contexto se inscribe este enésimo ajuste interno, que va a dejar en la mínima expresión su presencia en las calles y centros comerciales. En los últimos días han cerrado unos 30 de los 40 establecimientos propios que le quedaban en España, entre las que se encuentran ocho de Madrid, cuatro de Barcelona, dos de Valencia, dos de Sevilla y una en Vitoria, La Coruña, Bilbao, Murcia, Valladolid o Palma. La mayoría bajaron la persiana el lunes.

A punto de un concurso de acreedores, la empresa busca otro modelo comercial

La cadena mantiene abiertos al menos siete establecimientos, además de las diez que funcionan bajo franquicia (en Cáceres, Ceuta, Huelva, Lanzarote, León, Málaga plaza, Motril, Oviedo, Santander y Castellón) que están al margen de la reestructuración.

Negociación del ERE

Los planes de la compañía pasan por mantener entre dos y cinco tiendas propias, explican fuentes de la empresa, que en en paralelo, continúa la negociación del ERE, el segundo que aplica en menos de medio año tras el despido colectivo de 105 trabajadores el pasado verano. De esta manera, seguirá con apenas una veintena de trabajadores de los 144 que le quedaban en la plantilla.

“Ya veníamos dándole vueltas a la parte financiera en los últimos años, pero llegó el Covid y acabó de complicar las cosas. Lo que estamos haciendo es migrar a un modelo de negocio que no depende de tiendas físicas, porque no somos buenos administrando bienes inmobiliarios. No estamos cerrando, nos estamos transformando. El mundo cambia”, sentencia Carrillo Zurcher.

“Vamos a enfocar nuestros recursos en las tiendas de franquicia. En lo que somos buenos es en producto y en acompañar a las madres en su proceso de maternidad. El cliente no sabe la diferencia ni la va a notar. De hecho va a mejorar su experiencia”, insiste el abogado que hace tres años se hizo con las riendas de Imaginarium junto a tres socios internacionales.