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Empresas innovadoras

Green Cycles: "Los plásticos hidrosolubles no son una alternativa, son una necesidad"

Con este material se fabrican bolsas de lavandería para residencias y hospitales que reducen el riesgo de contagio de la COVID

Elena Moreno, de Green Cycles.

El equivalente al peso de 800 veces la Torre Eiffel, es decir, 8 millones de toneladas es la basura que al año llega a los mares y océanos. De esos desperdicios un 80% es plástico. Tras años de acumulación se estima que puede haber hasta 50 billones de toneladas de fragmentos de plásticos acumulados en los océanos, según un informe de Greenpeace. Esta contaminación pone en peligro a más de 700 especies marinas y acaba con la vida de 100.000 animales marinos cada año. 

Fue la preocupación por esta emergencia climática lo que motivó a Elena Moreno a fundar Green Cycles en 2006. Una empresa valenciana dedicada al diseño y fabricación de lo que puede convertirse en la solución de la contaminación oceánica: plásticos hidrosolubles. “Nosotros fabricamos materiales biodegradables, compostables, no tóxicos y que además se disuelven en contacto con agua”, cuenta Moreno en una entrevista para ‘activos’. Una vez finalizado su ciclo de vida útil, este material se disuelve en contacto con el agua en 2 o 3 días, lo que da paso al proceso de biodegradación. Es aquí cuando por la acción biológica, en pocas semanas, se descompone en los elementos químicos originales que componían ese material en un principio, es decir, CO2, agua, sales minerales y biomasa. Este último elemento también hace la función de abono, por lo tanto, lejos de contaminar, este “plástico” ayuda a la fertilización del suelo. “Ya no es que no estés generando un residuo sino que estás contribuyendo a aumentar la capacidad fértil de ese suelo”, explica.

Bolsa para la lavandería fabricada con plástico hidrosoluble. GREEN CYCLES

Útiles en la lucha contra la COVID

El “plástico” de Green Cycles tiene la capacidad de transformarse en figuras rígidas por lo que sus aplicaciones son innumerables. Carcasas pirotécnicas, envases para cosmética, botellas, cartuchería deportiva, envases para detergentes son algunos de los objetos que ya se han fabricado con este material. Pero quizás la aplicación de la que más orgullosos están Moreno y su equipo es de las bolsas de lavandería hospitalaria que han contribuido a la lucha contra la COVID. De este modo, la ropa de cama de hospitales y residencias se introduce en las bolsas que van directamente al túnel de lavado, las bolsas se disuelven, se libera el contenido, y sale perfectamente limpio y desinfectado. “No hay ni que abrirlas ni manipularlas, así evitas contagios y propagación”, cuenta Moreno.

No obstante, esta revolucionaria idea no es algo nuevo. El equipo de Green Cycles la diseñó hace años pero no se ha popularizado hasta la llegada de la COVID. “Yo he ido por muchos hospitales y residencias explicando el producto e intentando convencer de que su utilización no es que sea una alternativa, sino una solución a un problema y una prevención”, se lamenta Moreno que durante muchos años la negativa era la única respuesta con la que se encontraba. El principal motivo que le daban para rechazar su producto era el precio. “Me decían que comparada con una bolsa de plástico tradicional era muy caro”. 

El precio, su principal barrera

En este sentido, para Moreno, es en el precio donde reside el principal escollo de su proyecto. “El tema precio siempre es una barrera, la gente no es capaz de ver todo el ciclo de vida útil de ese material y hay que explicar aún más cuál es el impacto que va a tener”. El producto de Green Cycles es entre el doble y el triple de caro que el plástico tradicional. Pero Moreno insiste en que no es recomendable tener una visión cortoplacista y mucho menos centrarse solo en el menor precio del plástico tradicional sin analizar todo lo que conlleva. “Hay que fijarse en todos los procesos que van después para gestionar, para limpiar, para transformar el plástico tradicional. (...) Todos esos costes de energía también deberían ser analizados, pero eso no se ve, solo se ve el material”, reflexiona Moreno. 

De ahí que para ella resulte fundamental que los organismos públicos fomenten y se involucren más en este tipo de proyectos. “Debería darse más visibilidad y apoyo, a todos los proyectos pioneros que contribuyen al tejido industrial de nuestro país”, comenta Moreno que reconoce no haber recibido las suficientes ayudas por parte del Gobierno para desarrollar su proyecto. “Yo creo que se debería ayudar y apoyar con un poco más de ilusión y de énfasis y subir esa cantidades para que podamos desarrollarlo y también comercializarlo. (...) El I+D no es gratis”, sentencia. 

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