Según la base de datos de Informa D&B, en las Islas se contabilizan un total de 85.889 empresas activas y solamente un 12,3% cumple los dos grandes requisitos para acceder a las subvenciones del Gobierno central: estar en uno de los sectores subvencionables y haber registrado beneficios en 2019
El Gobierno canario ha puesto a funcionar la ya engrasada máquina de convencer a Madrid de la necesidad de atender las especificidades del Archipiélago. Los 1.140 millones de euros en ayudas estatales a fondo perdido que llegarán a las Islas tienen menos novios de los que se pretende. Anotarse pérdidas en 2019 es suficiente para quedar excluido, y la gran mayoría de los hoteles que se renovaron ese año, los más modernos por tanto, están es esa situación.
Además, tampoco podrán acceder sectores que en gran parte se nutren en Canarias de una clientela turística a la que se echa en falta desde hace más de un año. En este caso se encuentran las perfumerías, por ejemplo.
Esta misma semana LA PROVINCIA expuso la cuestión en números, “solo una de cada ocho empresas isleñas podrá beneficiarse de la ayuda estatal” (ver edición del 30 de marzo). El dinero público, y lo subraya la Unión Europea en su Tratado de Funcionamiento: no puede destinarse a empresas en quiebra o con resultados negativos estructurales.
Pueden quedar fuera quienes hacen los deberes y tener premio la planta obsoleta
Ahora bien, ¿basta con un ejercicio malo para concluir que es el core del negocio lo que está herido de muerte? La respuesta es no, y hay ejemplos claros que no requieren de complicadas búsquedas, basta con quedarse en el ámbito del turismo para observar además el efecto nocivo que puede tener este ejercicio de celo, sano en apariencia pero ponzoñoso por lo que tiene de cortoplacista en el análisis de los balances.
La competitividad del negocio alojativo del Archipiélago pasa, entre otras cuestiones, por la renovación de la planta. Pues bien, cualquier complejo u hotel que decidiera en 2019 acometer un proyecto de rehabilitación, casi seguro dio pérdidas. Cuatro o cinco meses cerrado o a medio gas bastan para ello.
Un caso práctico
En esa situación está el Hotel Dunagolf Suites. Antes de la remodelación era un complejo de bungalós de dos llaves. Seis millones de euros se invirtieron en su puesta a punto y el tiempo que pasó en obras estuvo cerrado al público. Como resultado lógico y previsto, en 2019 no hubo beneficios.
Su director, Salvador Miranda, resalta que con este condicionante “se queda fuera lo más selecto”, lo más nuevo. Computaron pérdidas en ese ejercicio y en 2020 se encontraron, como todos, con el cierre de la actividad por la pandemia. Es decir, ven pasar de largo las ayudas a fondo perdido algunos que han hecho los deberes y sí pueden recibirlas quienes comercializan productos obsoletos.
Miranda alertó al Ejecutivo canario desde el primer momento. Además, Canarias cuenta con otro lastre si se toma 2019 como referencia, porque en ese año se produjo la quiebra de Thomas Cook. No fueron pocas las empresas alojativas que vieron afectada seriamente su cuenta de resultados por la retirada de ese gigante de la turoperación. Las deudas generadas pasaron en algunos casos del millón de euros.
El presidente autonómico, Ángel Víctor Torres, aludió el otro día a esta circunstancia para referir que ya existían contactos con Madrid. Evidentemente también lo hará para exponer que no puede castigarse a quienes renuevan y enviar el mensaje de que traer al presente los establecimientos alojativos entraña más riesgos de los que ya de por sí supone un mercado tan competitivo. “Imagino que lo arreglarán”, señaló Miranda, para quien sí tiene sentido la aportación de los resultados de un conjunto de años.
La quiebra de Thomas Cook también lastró los balances hace dos años
En el Ejecutivo regional hay voluntad de flexibilizar las barreras. Para ello habrán de encontrar una fórmula que permita hacerlo sin oponerse a una norma de mayor rango. La otra posibilidad es que el Gobierno central enmiende su propio texto para introducir modificaciones. En todo caso, Torres no quiere ni oír hablar de tener que devolver un solo euro por no contar con candidatos a subvencionar. Sobre todo cuando la realidad dicta todo lo contrario, son legión las empresas con graves problemas para subsistir.
Otro de los problemas con las ayudas es la exclusión de sectores de actividad cuya demanda tiene como grandes protagonistas a los turistas en el Archipiélago. Es el caso de las perfumerías, por ejemplo. El decreto es estatal y, ciertamente, una perfumería de, por ejemplo, Burgos, se habrá visto afectada por la caída general de la demanda, pero no en la medida en que lo hacen sus colegas instalados en los enclaves turísticos de las Islas.
Sin embargo, otros que quedaron fuera de las ayudas autonómicas, como la venta al por mayor de maquinaria para la hostelería, sí están contemplados en estas. No obstante, muchos dependen totalmente de negocios tan castigados como los hoteles, restaurantes y cafeterías.
¿Y las creadas en 2020?
Otra de las incongruencias contenida en los decretos de ayudas es la exclusión de las empresas gestada en el año 2020. Si alguien inauguró su negocio en enero o febrero del año pasado, tendrá imposible demostrar que ha sufrido pérdidas con respecto a cualquier periodo de 2019, básicamente porque entonces no existía. Es una de las cuestiones que la Confederación Canaria de la Pequeña y Mediana Empresa (Cecapyme) quiere poner sobre la mesa en el encuentro que ya han solicitado con el presidente de Canarias. | J. G. H.
