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La tenaza de la Deuda Covid

Decálogo del zombi en la crisis de la pandemia

La desesperación y las tentaciones de los autónomos en coma por la crisis

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Aunque más que la deuda es la falta de actividad y de ingresos la condición necesaria para ser una empresa o autónomo zombi, todas las fuentes consultadas sostienen que, en esta crisis, la deuda e impago son su principal característica. Hay zombis inertes, sin ingresos ni actividad, solo con una inscripción en el registro, oficialmente vivos, pero en realidad muertos, que prolongan su vida vegetativa por las moratorias de los concursos. Pero en el paisaje de la deuda covid el zombi (ya sea una pyme o un autónomo solitario) se mueve, se resiste a caer aunque sean mayores sus gastos y deudas que sus ingresos, y busca constantemente financiación.

Pero no todos los zombis lo son contra su voluntad. Entre los autónomos golpeados por la pandemia y agobiados por la deuda, se camufla el que los recobradores llaman "moroso por costumbre", "moroso profesional" o “buscaquitas". Este último ya conoce el proceso, no se amedrenta por las amenazas de pleito y tratará de forzar a su acreedor a una negociación para que le reduzca el débito o le haga una quita.

En la crisis derivada de la pandemia de covid, "la mayoría de estas empresas no están ni vivas ni muertas", describe el experto en morosos Pere Brachfield. "Muchas de ellas ya venían incurriendo en pérdidas tres o cuatro ejercicios antes", añade.

Un zombi endeudado de la crisis covid reunirá varias de estas características:

 1 Nacido sin pulmones

Una porción significativa de negocios hoy en coma nacieron sin pulmón, sin colchón económico al que agarrarse ante una mala eventualidad. La falta de previsión, y de provisión es mayor en la hostelería, donde camareros con actitud emprendedora pero sin capital se beneficiaron al final de la anterior crisis financiera de muchas ayudas para arrancar de los proveedores de refrescos y bebidas alcohólicas.

 2 Pedales

El autónomo zombi, más que caminar pedalea. Los estudios de Iberinform (sociedad de Crédito y Caución) definen al zombi por su continua refinanciación de su deuda. Es lo que en mundo de los recobros llaman “pedaleo”. “Mientras siguen pedaleando siguen en pie, y si dejan de pedalear se caen”, explica Brachfield. Crédito y Caución calcular este tipo de empresas se ha duplicado en 2020, y ahora es un 17,6% del tejido empresarial, cuando en 2019 representaban el 9,2%.

 3 El truco de la autofinanciación

“Por no llamarlo morosidad profesional, yo lo llamo autofinanciación sin intereses”, explica el coordinador del Grupo Intercobros y veterano reclamador de deudas Enrique Rodríguez. Un autónomo que se queda repentinamente sin ingresos tendrá la tentación de autofinanciarse a base de diferir sus pagos al máximo.

 4 Confianza y distancia

El moroso profesional -mucho más que el involuntario- priorizará sus impagados sobre dos ejes: la confianza que ha generado en su víctima a lo largo del tiempo y la distancia que lo separa de él. El zombi tendrá la tendencia a impagar primero a su proveedor más lejano, “y más si es extranjero, que tiene menos posibilidades de venir a visitarlo”, explica Rodríguez.

Un autónomo o una pyme acosados por la deuda tendrán inclinación a dejar de pagar antes al proveedor cuyo producto (patatas, huevos, detergente, yeso…) puedan encontrar fácilmente en otro sitio.

 5 Las tres F

Con tal de no cerrar, en su paulatina depauperación el autónomo zombi recurrirá en algún momento a alguna de las tres F -Family, Friends and Fools, familia, amigos y tontos- para pedirles dinero si lo acucian las deudas.

6 En busca de hipoteca

En un momento tardío de su crisis, el zombi valorará acudir a un prestamista, generalmente de capital extranjero, con el que hipotecar su negocio o su taller si es propiedad de la sociedad. Son hipotecas de alto interés. Cuanto más pequeño es el autónomo, más proclive es a poner en juego su propio patrimonio.

En la publicidad de internet, numerosas empresas que ofrecen préstamos hipotecarios a empresarios en apuros son las mismas que ofrecen créditos rápidos o reagrupación de otros préstamos a particulares, o en fin, los llamados “créditos de cancelación de embargos”. Ninguna de las fuentes consultadas aconseja esta vía.

 7 Evitar la lista de morosos

Cuando el autónomo o la pyme zombi multiplica sus impagos a proveedores, crece la posibilidad de que uno de ellos le haga meter en un registro de morosos. Es la posibilidad que más teme el zombi. Si eso ocurre, de zombi pasará a muerto, pues ningún banco le querrá ampliar líneas de crédito o darle préstamos nuevos, incluido un crédito ICO.

 8 Inmersión en aguas negras

“Llega un momento en que el autónomo no reúne ni para comer, y no puede ni pagar la cuota. Ahí puede dejar de pagarla y se busca la vida”, explica el abogado Francisco de Paula Díaz. El autónomo noqueado se mete entonces de lleno en la economía sumergida. Si puede, seguirá atendiendo a sus clientes, pero ya sin cotizar ni cobrar ni pagar el IVA de pintar una fachada, realizar un porte o cortar el pelo a una anciana.

 9 Sin dinero para cerrar

El zombi en peor estado tiene un problema para pasar a mejor vida: aunque quiera cerrar, no puede hacerlo sin liquidar antes sus activos para pagar las deudas. La alternativa de presentar un concurso de acreedores también le cuesta un dinero que no tiene.

 10 Agonía lenta y muerte rápida

No es menor la tentación del zombi, a lo largo de su proceso de muerte, putrefacción y osificación, de ir dejando morir su firma hasta dar un persianazo repentino y desaparecer.

Elaborado sobre entrevistas con los economistas y juristas Rubén Múgica, Enrique Rosas, Francisco de Paula Díaz, Pere Brachfield, Enrique Rodríguez, Janira Benages y Julio Rocafull

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