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JSP, camino del concurso de acreedores

Los candidatos a hacerse con la empresa rechazan entrar si antes no se reduce la deuda | Los trabajadores convocan huelga y concentraciones desde el viernes

Manifestación de los trabajadores de JSP celebrada el pasado mes de mayo. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

A escasos días de que expire el plazo –4 de julio– para evitar la entrada de la empresa JSP en concurso de acreedores, no hay ninguna señal que indique que vaya a suceder algo distinto a eso. Los candidatos a hacerse con las riendas de la empresa ven con buenos ojos conducirla hasta ese trance y abaratar así la deuda que hoy arrastra y que se sitúa en el entorno de los 60 millones de euros. Por su parte, la plantilla de trabajadores está llamada a parar el próximo viernes, jornada en la que han convocado sendas concentraciones, que repetirán el sábado, ante las sedes de Presidencia del Gobierno autónomo de las dos capitales canarias.

Son cerca de medio millar de empleados los que saben que una vez llegados al concurso será el administrador quien tome la decisión sobre cómo abordar la reducción del pasivo para hacer la empresa viable. Habrá quitas con los bancos, los mayores acreedores con más de 40 millones de euros, y con los proveedores. Los trabajadores temen que se les aplique un expediente de regulación de empleo (ERE) con las mínimas garantías y hasta sospechan que están en peligro los 1,2 millones de euros que una sentencia judicial obliga a la empresa a abonarles por prolongar de manera unilateral un descuelgue del convenio que ambas partes acordaron solo para 2018.

La semana pasada se produjeron reuniones de los representantes de los empleados con los dos grupos de inversores que han manifestado su interés por seguir con el negocio. En ambos casos hubo presencia del Gobierno de Canarias. Aunque con escasa capacidad de maniobra para encarrilar JSP, en el Ejecutivo se han activado todos los resortes posibles de cara a posibilitar la continuidad de una de las principales industrias del Archipiélago. Y, además, sin que eso suponga un elevado número de despidos.

«Queremos que haya un acuerdo antes de entrar en concurso que nos garantice al menos que de haber ajustes en la plantilla se aborden de forma digna, con bajas incentivadas o jubilaciones anticipadas, por ejemplo», señaló ayer el presidente del comité de empresa, Ángel Yanes.

Hasta la fecha, solo el fondo de capital riesgo Hiperion, de raíz asturiana, ha manifestado públicamente su intención de tomar el relevo. Es la opción más cercana a la familia Sánchez, que se mantendría dentro de la empresa como socio industrial y podría retener un porcentaje de participaciones de la mercantil. En las últimas semanas, representantes de Hiperion han negociado sin éxito una quita con los bancos, que ocupan dos sillones del consejo de administración desde una de las últimas reestructuraciones de la deuda, lo que les otorga voz sobre el destino de la compañía.

Sin ese acuerdo, el fondo asturiano prefiere actuar después de que se desarrolle el proceso concursal. Y en la misma posición se encuentran los otros candidatos. Ya no es el fondo alemán Quantum, que decidió retirarse de la puja hace semanas, sino algunos de los efectivos que este desplegó para fiscalizar in situ la situación del negocio. Tras pasar varios días en algunas de las plantas de producción, ellos sí consideran viable prolongar la historia de JSP. Siempre previo paso por el concurso si los bancos no mueven ficha.

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