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La pandemia encarece las bodas y aplaza la reactivación del sector a 2022

Muchas fincas especializadas en enlaces nupciales ya no tienen fechas para el próximo año, cuando se espera el fin de las restricciones para las celebraciones

Un enlace celebrado en el Archipiélago durante la pandemia. | | ALBERTO MAHTANI

Casarse en Canarias en plena pandemia no es para todos. Las numerosas restricciones que afectan a este tipo de eventos y los estrictos controles que deben cumplir estas celebraciones hacen que sean muy pocas parejas las que se han decidido a darse el sí quiero este año y aquellas que se han lanzado a hacerlo, a pesar de la actual situación, han tenido que desembolsar una mayor cantidad de dinero para poder sufragar todas las medidas de seguridad. Por eso, los profesionales indican que las bodas que se celebrarán a lo largo de los próximos meses son en su mayor parte enlaces que fueron cancelados el año pasado debido al coronavirus y que, por lo tanto, la reactivación completa de la actividad no se espera hasta el año que viene.

El nupcial ha sido uno de los sectores más afectados por los efectos de la pandemia en todo el país, pero también en Canarias, donde la actividad prácticamente se paralizó el año pasado. Las pérdidas en el Archipiélago alcanzaron el 90%, en un negocio que mueve alrededor de 110 millones de euros anuales en las Islas.

«Es cierto que estamos empezando a trabajar, pero tras un año a cero, este tampoco ha habido ventas nuevas, la temporada está siendo la de las bodas aplazadas de 2020, por lo que será otro año de pérdidas», apunta Myriam Batista, vicepresidenta de la Asociación de Profesionales de Bodas de Canarias, que indica que los novios deben hacer frente ahora a costes extra en función de cómo cambien las medidas sanitarias, por lo que en total de media cada pareja debe desembolsar «entre 20.000 y 30.000 euros». Como ejemplo pone el número de personas por mesa, «ahora mismo en Tenerife solo se permite a cuatro en cada una en interiores, eso significa más mobiliario para el mismo número de comensales y es algo que asume el cliente», señala. Restricciones que encima cambian con muy poco tiempo de antelación y que pueden repercutir en el presupuesto final sin previo aviso.

Dificultades que están ahuyentando del altar a muchos de los futuros matrimonios que han preferido aplazar el enlace al menos hasta el próximo año, cuando se prevé que haya un boom de bodas en el Archipiélago. «Tenemos muy buenas expectativas para 2022 y 2023 porque muchas de las parejas que han estado esperando para casarse se decidirán en esas fechas», señala la wedding planner grancanaria, Jennifer Betancor, quien detalla que hay fincas «que ya no tienen fechas disponibles en el calendario».

Aún así, reconoce que la actividad este año «se ha reducido a la mitad de la que había antes de la pandemia» y aunque se celebrarán más bodas que el año pasado, todavía no será suficiente para que el sector se recupere por completo.

«Estamos saliendo del pozo, las previsiones son buenas y ya tenemos reservas también para 2022 y 2023», indica Eduardo Pérez, propietario de la empresa GR Eventos en Tenerife. Manifiesta que las perspectivas de negocio que tenían para este año «se han visto superadas» y añade que los que deciden casarse «sí o sí» no le dan tanta importancia «al tema de la mascarilla o la restricciones», ya que igualmente puede conseguirse que el día siga siendo especial. De hecho, su empresa ya tiene perspectivas de crecer este año y Pérez señala que «nunca hemos tenido tanto personal como ahora».

Sin embargo, las bodas que se celebran en pandemia son muy diferentes a las que tenían lugar antes de la aparición del coronavirus. Con distancia social, sin pista de baile, ni cóctel de bienvenida, ni barra libre tradicional y con una estricta trazabilidad de invitados y trabajadores, la organización debe adaptarse continuamente a las medidas que impone el Gobierno de Canarias y que aseguran «no les han dejado trabajar» durante muchos meses.

Tras múltiples reclamaciones, el sector logró el pasado abril que se equiparan sus medidas con las de la hostelería, por lo que las restricciones para estos eventos dependerán de las que se apliquen a la restauración en los diferentes niveles de alerta. «Esto nos permitió reactivar este año enlaces que con las anteriores medidas más restrictivas habían quedado en stand by» explica Myriam Batista, quien no renuncia a que a medida que mejore la situación sanitaria y avance la vacunación se puedan conseguir que se flexibilicen los requisitos para estas celebraciones .

Los enlaces caen 38%

El número de bodas que se celebraron en Canarias el año pasado fue un 38,4% inferior a las que se produjeron en 2019, el año antes de que la pandemia del coronavirus dejara al sector tiritando por la falta de actividad. En concreto, entre enero y diciembre de 2020 tuvieron lugar en el Archipiélago 4.808 enlaces, cuando las cifras de cualquier año normal rondan los 7.000, como fue el caso de 2019, cuando se alcanzaron las 7.811 bodas en las Islas. El sector nupcial emplea de forma directa a unas 600 personas en Canarias, según las estimaciones de la Asociación de Profesionales de Bodas de Canarias, aunque los empleos indirectos que dependen de esta actividad suman muchos más, ya que muchos profesionales «como peluqueros especializados, tiendas de ropa de fiesta, músicos, fotógrafos, imprentas o catering» hacen buena parte de su caja a través de este tipo de eventos. Sin embargo, en 2020 «los ingresos fueron cero, en muchos casos», recalcó Myriam Batista, presidenta del colectivo. Ahora, insiste en que necesitan «certidumbre» para poder remontar y hacer despegar de nuevo un negocio especialmente dañado por la crisis.. | D.G.

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