La Confederación Canaria de Empresarios (CCE) cree que la recuperación de la economía “está bastante lejos”, incluso más allá del año 2023 pese a las previsiones realizadas por el Gobierno canario. En la presentación este miércoles del Informe Anual de la Economía Canaria 2020, ni el presidente ni el vicepresidente de la patronal de Las Palmas, Agustín Manrique de Lara y José Cristóbal García, respectivamente, han cerrado una previsión de crecimiento para este año ante la incertidumbre existente sobre la evolución de los principales sectores, entre ellos el turístico. “La tendencia es positiva con crecimientos en relación a las fuertes caídas de 2020 pero los datos hay que tomarlos con prudencia, en comparación con 2019 estamos muy lejos todavía”, explicó el vicepresidente de la CCE y responsable del informe anual.
Los dirigentes empresariales pusieron de relevancia que las previsiones del Ejecutivo regional tampoco están cerradas -6,3% en 2021 y 12,7% en 2022- y, de hecho, hay hasta tres escenarios diferentes en función de cómo evolucionen las cosas en los próximos meses, pendientes de la pandemia, la vacunación y del comportamiento de los principales mercados emisores de turistas, es decir, Reino Unido y Alemania. Pese a que el Gobierno asegura que en 2023 la economía canaria podrá volver a los mismos niveles de antes de la pandemia, los empresarios no se atreven a realizar este tipo de predicciones: “No entramos en eso, lo importante es que haya una tendencia estable, de nada vale realizar previsiones ahora, el Gobierno está en su obligación de hacerlo para elaborar sus presupuestos pero las cosas no están claras”, añadieron. De hecho, pese a la recuperación prevista, Canarias continuaría destruyendo empleo en todos los escenarios planteados.
El análisis realizado por la patronal de Las Palmas del año 2020 certifica los pésimos datos de Canarias por el efecto de la pandemia en comparación con las cifras medias nacionales. Los indicadores de las Islas son desoladores: la caída del PIB duplica la tasa nacional, la pérdida de empleo triplica la media, la tasa de paro supera en casi 10 puntos la media estatal y el porcentaje de trabajadores en ERTE es cuatro veces mayor en Canarias que en el conjunto nacional. Asimismo, el número de asalariados cae cinco veces más en Canarias, la caída de la contratación en las Islas supera en más de 14 puntos la media nacional y la actividad en el sector servicios se ha contraído el doble que en el resto del país.
La CCE llama la atención sobre el fuerte impacto de la crisis en Lanzarote y Fuerteventura
La crisis sanitaria ha provocado que en un año el Producto Interior Bruto (PIB) haya caído más incluso que en todo el periodo de la anterior crisis entre 2008 y 2013, lo que ha supuesto una pérdida de 9.030 millones de euros en el último año, un 20,1%. El vicepresidente de la CCE explicó que la composición de la estructura productiva de la economía canaria la hace más «vulnerable» a los efectos de una crisis de estas características, con sus principales fuentes de riqueza paralizadas por la pandemia.
En este sentido, la paralización del sector turístico arroja cifras nunca antes vistas con descensos del 71% del gasto o del 70% de entrada de extranjeros y de las pernoctaciones. Las expectativas del sector se encuentran sujetas básicamente a factores exógenos vinculados a la vacunación, la apertura de la movilidad con protocolos seguros, las decisiones de salida y entrada en los países emisores y la capacidad de gasto de las familias cuando puedan viajar.
El impacto de la pandemia en el mercado laboral ha sido tremendo tanto en incremento de parados como en trabajadores en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). La caída del empleo ha sido especialmente cruenta en los servicios y en la actividad privada ya que el sector público sí ha mantenido un ritmo constante de creación de puestos de trabajo derivado principalmente de las contrataciones realizadas para fortalecer los servicios públicos.
Manrique y García también hicieron especial hincapié en la repercusión de la crisis en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, cuya dependencia del turismo, el comercio y la hostelería es mayor que en las islas capitalinas y en las islas más occidentales.
