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Turismo | Incentivos fiscales y renovación

Un ejemplo de evolución

Servatur nació en los años 70 y su historia es la del turismo, sobre todo en islas en las que el sector extrahotelero cuenta con mayor arraigo

Celebración, en 1975, del vigésimo aniversario de Servatur por parte de trabajadores y directivos. | | LP/DLP

La historia de Servatur es la de la evolución del turismo en Canarias, y más en una isla como Gran Canaria en la que la planta extrahotelera tiene un gran peso específico. Desde los pioneros nórdicos que pusieron en marcha el proyecto (Serva SA) junto a la inmobiliaria Roca, pasando por la posterior entrada de los pequeños ahorradores isleños en el negocio mediante la adquisición de activos y los regates a cuantas crisis se pusieron en el camino, hasta los tiempos actuales en que un incentivo fiscal como la Reserva para Inversiones de Canarias (RIC) vuelve a democratizar la participación dando entrada en el motor turístico a empresas y profesionales de las Islas.

La competitividad es la clave en el futuro inmediato del negocio. El Archipiélago continuará siendo el refugio de centroeuropeos y nórdicos que quieren darse un respiro ante las duras condiciones climáticas que padecen en invierno. Sin embargo, ser un valor seguro no equivale a triunfo si no se adereza la fórmula. La renovación y modernización de la planta hotelera resulta vital para fidelizar a una clientela que cada vez demanda con mayor intensidad la satisfacción de sus inquietudes en torno a la sostenibilidad y el vivir experiencias diferenciadoras que justifiquen su desembolso para descansar bajo el sol isleño.

Para recorrer este camino son necesarias grandes alianzas. El pasado año el grupo Fredensborg propiedad del millonario noruego Ivar Tollefsen, compró el 50% de Servatur a su compatriota Kai Mikaelsen, que había adquirido el histórico negocio hotelero en 2013 a sus fundadores, también de origen nórdico.

Las dudas que genera el contexto actual podrían determinar una ralentización de las inversiones. Sobre todo porque esa misma incertidumbre retrae las grandes operaciones de financiación. Lo que a priori supone un problema se ha convertido en el giro de guion necesario para propiciar la entrada en escena de la sociedad canaria de capital riesgo RIC Private Equity Investment Partners, que garantiza su apoyo financiero durante los próximos seis años.

Si aquellos canarios de los años 80 y 90 dedicaban sus ahorros a la compra de apartamentos y bungalós, el incentivo fiscal reúne a la siguiente generación para dar salida a sus dotaciones y volver a convertirles en actores principales del negocio turístico en las Islas. “Nos complace tener un propietario serio e industrial como Fredensborg”, afirma Kai-Robert Mikaelsen. La entrada de Ivar Tollefsen en Servatur “reforzará y potenciará las acciones previstas para los próximos años, y nos permitirá lograr los objetivos de una forma más rápida”, continúa el empresario nórdico.

Actualmente gestionan más de 7.000 camas, repartidas entre 18 establecimientos, entre los que destacan el Hotel Waikiki y el recién adquirido Hotel Don Miguel. El amplio porfolio reserva, además, un espacio relevante al complejo Puerto Azul, que puede definirse como el buque insignia en Puerto Rico. Tras varios años de gestión, Servatur se decidió a adquirirlo en propiedad en 2014.

Ahora este inmueble centra el mayor esfuerzo de inversión, 34 millones de euros. Hace solo un mes se ha iniciado su reforma y ampliación para transformar un aparthotel obsoleto en un moderno hotel de cuatro estrellas con cerca de medio millar de habitaciones tras ganar 120 y nuevas zonas comunes y de restauración.

Ese crecimiento de la oferta, propiciará también un incremento de la plantilla. Además, la rehabilitación está diseñada para sumar el establecimiento a la carrera por la sostenibilidad y la digitalización. Y la alianza Kai Canari-Fredensborg ya ha avanzado que no se ceñirá a la renovación, gestión y explotación de los activos que en el presente integran la oferta del grupo. Los noruegos se plantean saltar a otras islas apostando por la rehabilitación, porque entienden que alcanzar la meta de consolidar a Canarias como destino turístico seguro y de calidad pasa por la proliferación de establecimientos alojativos modernos.

Desde 1974

En el año 1974, el municipio de Mogán era la residencia de la comunidad noruega más importante fuera del país escandinavo. Eso decidió a aquellos pioneros nórdicos a asociarse con Inmobiliaria Roca para fundar Serva SA. Sin embargo, para garantizarse el éxito necesitaban a un profesional experto que estuviera en el día a día del negocio. El leonés afincado en Canarias Santiago Fernández Caballero fue el elegido.

No solo condujo la empresa a una racha de éxitos, sino que se convirtió en piedra angular en muchos de los aspectos. En 1976, Fernández Caballero entró en el accionariado tras la salida de Roca del negocio. Había nacido en ese momento Servatur SA y con ella la primera expansión del grupo, que comenzó a ofrecer su experiencia de gestión a comunidades de propietarios y otros establecimientos extrahoteleros del sur de Gran Canaria. En 1985, pudieron inaugurar su primera propiedad, los apartamentos Montebello.

Durante los años 80, al igual que el sector en su conjunto, Servatur creció de manera exponencial. Para entonces, la salud de las cuentas de resultados comenzaban a depender casi por completo de los turoperadores. “Ellos sociabilizaron los viajes de turistas a las Islas y empezaron a mover masas importantes de nórdicos a unos precios muy asequibles”, explica Santiago Fernández.

Cuando con la crisis de los 90 llegaron las vacas flacas –también en 2008– el empresario leonés supo cómo resistir. Se le ocurrió ofrecer formación y posibilidad de promoción a los empleados. «Pensamos que si estaban a gusto, mejorarían nuestros procesos productivos y la calidad, por lo que los clientes repetirían su experiencia cada año», relata Fernández Caballero.

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