La industria aérea quiere dejar de ser parte del problema para pasar a ser parte de la solución. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, de sus siglas en inglés) ha aprobado este martes una resolución con la que se compromete a alcanzar las emisiones neutras en 2050, un objetivo que entronca con las demandas del Acuerdo de Clima de París. La transición le costaría al sector cerca de los dos billones de dólares, según las estimaciones de la IATA, una factura onerosa que se suma a los grandes desafíos tecnológicos que enfrenta la aviación para descarbonizar su huella. 

“Para la aviación, las emisiones neutras es un objetivo valiente y audaz, pero también necesario”, ha dicho el director general de la IATA, Willie Walsh, durante la asamblea anual de la organización que preside, celebrada esta semana en Boston. La IATA representa a 290 aerolíneas en 120 países, una flota responsable del 82% del tráfico aéreo global. El sector está bajo una creciente presión para acelerar su transición energética, más complicada que en otros ámbitos del transporte, como la automoción. Tampoco el tiempo corre a su favor, como demuestra la fuerte oposición con la que se están topando los grandes aeropuertos europeos para expandir sus instalaciones, como se vio en durante la ampliación frustrada de El Prat.

La aviación representa casi el 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, pero si no adoptan nuevos combustibles, su huella contaminante aumentará un 94% hasta 2050, según previsiones de ‘Bloomberg’. De momento, los biocombustibles parecen ser su frontera más prometedora a corto plazo, por delante del hidrógeno. “Un escenario potencial es que el 65% de esta reducción de emisiones se alcance mediante combustibles sostenibles”, dijo Walsh al explicar los planes de la IATA. “Nuevas tecnologías de propulsión, como el hidrógeno, podrían contribuir en otro 13%. Las mejoras en la eficiencia aportarían otra reducción del 3%. El resto podría conseguirse con la captura y almacenamiento del carbono (11%) y con compensaciones (8%)”, añadió el director de la mayor patronal aérea del sector. La aviación confía en que los gobiernos nacionales contribuyan a pagar la factura de la mayúscula transformación que le espera por delante.

Transición lenta

Lejos de Boston, donde la IATA ha celebrado su Asamblea, otros pesos pesados del sector terciaron sobre la hercúlea transformación que afronta. Lo hicieron en la capital catalana, durante la segunda edición de la Barcelona Economic Week, un foro de negocios de la nueva economía. “Compaginar el progreso económico con la sostenibilidad medioambiental es el gran desafío de nuestro tiempo”, afirmó el presidente de Aena, Maurici Lucena. El antiguo diputado en el Parlament del PSC subrayó que la transición aérea será más lenta que en otros sectores, dados sus “largos ciclos de inversión” o la “complejidad tecnológica” de la aviación, pero mostró su total confianza en que acabará consumándose en “varios lustros”.

La abrupta caída del tráfico aéreo desde que comenzó la pandemia ha dejado a los aeropuertos y sus gestores en una complicada situación financiera. “Nos enfrentamos a una debilidad financiera sistémica”, advirtió Olivier Jankovec, director general del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI). Jankovec explicó que, a diferencia de las aerolíneas, los aeropuertos apenas han recibido ayudas públicas para capear la tormenta del covid-19, lo que ha obligado al sector a emitir deuda para financiarse. Una deuda que ha aumentado en un 200% desde que comenzó la pandemia, según el director general de ACI, quien predijo a su vez que los aeropuertos tendrán que aumentar las tarifas que cobran a las aerolíneas para salir del agujero.

Ampliación de El Prat

Por el momento son los vuelos domésticos y los de medio alcance los que más rápido se están recuperando, de acuerdo con Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas españolas. Los intercontinentales y de negocios le van a la zaga por las restricciones de entrada que siguen imponiendo muchos países.

Lucena también terció en la controvertida ampliación de El Prat, que no da por enterrada. “La pelota está ahora en el tejado del Gobierno catalán”, aseguró el presidente de Aena a la pregunta de si el gestor está dispuesto a contemplar alternativas al alargamiento de la tercera pista, encallada en el espacio protegido de La Ricarda. “Nosotros estamos dispuestos a analizar la ampliación de El Prat porque pensamos que es buena para Barcelona y Cataluña y, en el marco de ese análisis, se contemplan todas las alternativas”, dijo Lucena. "Pero quien debe ahora expresar su visión de futuro en términos aeroportuarios sobre El Prat es el Gobierno catalán”. Tanto ERC como JxCat respaldaron la semana pasada una moción en el Parlament para mantener vivo el proyecto de expansión.