La Reserva Federal de Estados Unidos ha decidido como se esperaba empezar a reducir gradualmente el programa de compra de 120.000 millones de dólares mensuales en bonos que estableció para estimular la economía golpeada por la pandemia. A la vez, mantiene también de momento los tipos de interés prácticamente a cero y no da indicaciones de cuándo puede haber un cambio en ese terreno, un factor en el que pesa y pesará la observación de la “elevada” inflación, aunque el banco central estadounidense sigue vinculando esa subida de precios a factores que considera “transitorios”.

Esas son las decisiones de las que se ha informado en el comunicado emitido tras los dos días de reunión del Comité Federal del Mercado Abierto, en el que se detalla el plan para ir reduciendo a partir de este mismo mes el programa de compra de bonos. Ese “taper”, según el texto, se ha decidido “a la luz de los sustanciales progresos de la economía. Se irán recortando mensualmente 15.000 millones al programa (10.000 en el de bonos del Tesoro y 5.000 en el de activos vinculados a hipotecas), con lo que la medida de estímulo debería acabar para junio de 2022.

Respecto a los tipos, la Fed sigue moviéndose en el terreno complicado que crean para su doble mandato un mercado laboral que no se recupera y una inflación que se mantiene por encima de su objetivo (alrededor del 2%). Por ahora, y pese a reconocer que “los desequilibrios entre oferta y demanda relacionados con la pandemia y la reapertura de la economía han contribuido a aumentos significativos de precios en varios sectores”, la decisión es seguir usando la poderosa herramienta monetaria de mantener el dinero barato.