Alcoa cambia de estrategia y plantea, por primera vez en los dos últimos años, seguir fabricando aluminio en España. La multinacional americana anunció este lunes su intención de mantener la propiedad de la planta de San Cibrao (Cervo, Lugo) con una condición: aplicar un cese temporal de la actividad principal (cubas de electrólisis y planta de ánodos) con un permiso retribuido para a plantilla durante dos años. La propuesta pasa por reactivar la factoría en enero de 2024 con mejores condiciones de precio eléctrico, para lo que la compañía se compromete a “trabajar urgentemente para firmar preacuerdos de suministro de energía mínimamente competitivos a partir de 2024, siendo esos preacuerdos la premisa para iniciar el cese temporal de dos años”. Con esa proposición, la compañía mueve ficha para desinflamar el enquistado conflicto laboral de su última planta de aluminio en el país un mes después de que el Tribunal Supremo declarara nulo el ERE (expediente de regulación de empleo) con el que pretendía cerrar la factoría.

Con los precios de la energía en niveles desorbitados, es de interés para todos cesar la producción temporalmente una vez que se obtengan preacuerdos de energía razonables, con el compromiso de su reinicio completo en dos años”, explicó el responsable comercial, Tim Reyes. La compañía presentó ayer esta propuesta a los representantes de los trabajadores, en huelga indefinida desde septiembre. Antes de emitir su valoración, el comité de empresa solicitó una reunión con el Gobierno y la Xunta para analizar esta posible salida que Alcoa califica de “esfuerzo por encontrar una solución a la inviabiabilidad de la planta”.

Alcoa lleva años quejándose de que los altos precios de la energía lastran su negocio en España. La fabricación de aluminio es una actividad hiperelectrointensiva, en la que la factura de la luz supone habitualmente el 40% de los costes de producción. Ahora la empresa asegura que es “más del 60%”.

Alcoa hizo negocio en España gracias a un precio blindado de la luz entre 1998 —cuando compró Inespal— y 2013. Después, el Gobierno creó las subastas de interrumpibilidad, con descuentos que aliviaron periódicamente los costes eléctricos de Alcoa en San Cibrao, A Coruña y Avilés. Según el Gobierno, la multinacional fue la principal beneficiaria de este sistema y recibió mil millones en ayudas en una década.

La dotación de las pujas eléctricas se fue reduciendo hasta extinguirse este sistema el año pasado. En ese contexto de incremento del coste eléctrico Alcoa decidió vender primero sus plantas de A Coruña y Avilés y después San Cibrao. Las dos primeras pasaron a manos de un fondo de inversión (Parter) que las rebautizó como Alu Ibérica y las revendió a Grupo Riesgo. Toda esta operación está siendo investigada en la Audiencia Nacional por posible estafa, en un proceso en el que los trabajadores piden la reversión, con lo que podrían volver a manos de Alcoa. La cubas de electrólisis se apagaron antes de la venta y no ha vuelto a salir aluminio primario de A Grela.

Ahora Alcoa hace un nuevo intento de parar el corazón de la fábrica en San Cibrao, un ataque directo al lema de As cubas non se paran que la plantilla ha llevado por bandera. Promete que las volverá a arrancar —un proceso complejo y costoso— y les ofrece dos años de salario sin trabajar. La fundición seguiría operativa y la planta de refino de alúmina queda al margen del cese. El complejo de San Cibrao tiene unos 1.200 trabajadores, 600 en aluminio y 600 en alúmina.