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Energía | Las posibilidades de la geotermia en Canarias

Repsol ya tiene vía libre para investigar el potencial de las ‘tripas’ volcánicas

La multinacional dispone de un año para ver la capacidad energética del suelo isleño

Turistas observan en Lanzarote el calor que desprende el suelo volcánico. |

Repsol ya cuenta con el permiso del Gobierno de Canarias para investigar el uso del calor que emana de las entrañas volcánicas de las Islas en la generación de energía eléctrica. La Dirección General de Industria del Ejecutivo autonómico le da el plazo de un año a la multinacional energética y petroquímica de origen español para explorar el potencial empleo de la energía geotérmica –la energía calorífica del interior de la tierra– en el Archipiélago. Este permiso de exploración –denominado GC-01 Lisa– se circunscribe a 1.386 cuadrículas mineras, unos 466 kilómetros cuadrados, comprendidas dentro de los municipios grancanarios de La Aldea de San Nicolás, Tejeda, Mogán, San Bartolomé de Tirajana, Santa Lucía de Tirajana, Agüimes e Ingenio. No obstante, las posibilidades que abriría el uso de la energía geotérmica en la Comunidad Autónoma van mucho más allá de este primer trabajo de campo de los técnicos de Repsol.

Para hacerse una idea de hasta qué punto la geotermia puede revolucionar el mix energético canario basta con apuntar que una sola planta geotérmica de 10 megavatios (MW) es suficiente para cubrir la demanda de unas 25.000 viviendas. Y ello sin tener en cuenta los beneficios en términos medioambientales: esa misma planta de 10 MW de potencia instalada reduciría las emisiones anuales de dióxido de carbono en cerca de 60.000 toneladas. La investigación que se inicia con la autorización GC-01 Lisa –que en ningún caso implica la perforación del terreno, sino el estudio en superficie– supone así un paso más en el camino hacia un futuro energético menos contaminante y, por tanto, más verde y sostenible. Una necesidad que es también una exigencia social ya asumida por todas las grandes compañías y que justifica la nueva aventura de Repsol en las Islas.

Hace casi siete años desde que la multinacional presidida por Antonio Brufau abandonó las polémicas prospecciones en aguas del Archipiélago en busca de hidrocarburos. Eso fue a comienzos de 2015. Cuando aún no ha transcurrido ni una década desde aquella frustrada búsqueda de gas y petróleo cerca de las costas canarias, Repsol también ha abandonado por completo la extracción de petróleo en aguas españolas. El último paso lo dio al desmontar la plataforma Casablanca, ubicada hasta la pasada primavera en aguas próximas a Tarragona. La hoja de ruta de Repsol desde las investigaciones submarinas en Canarias hasta el cierre de la plataforma petrolífera Casablanca muestra de algún modo los profundos cambios estratégicos a los que se enfrenta el sector energético y petroquímico a escala global. En otras palabras: la exploración y extracción de hidrocarburos van a menos y el estudio y explotación de alternativas más sostenibles, como la geotermia, marcan la senda hacia el futuro. En este sentido, claro, la competencia entre las grandes multinacionales será tan encarnizada como lo ha sido en la era del petróleo, y Repsol, como actor principal a nivel mundial, toma sus posiciones.

El intento de una firma australiana en 2006 se frustró por los problemas de financiación

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Aunque a primera vista la tierra volcánica canaria parece ideal como fuente de energía geotérmica, las cosas no son tan sencillas. Por eso esta primera fase de la investigación –el permiso de la Dirección General de Industria es de un año pero podría prorrogarse por un segundo si fuera necesario y hubiera los suficientes indicios de éxito– se centra precisamente en eso: en buscar pruebas indiciarias. Para una segunda fase quedaría ver si esos indicios son o no certezas.

Las herramientas principales con que cuentan los técnicos y expertos de Repsol son el análisis de la estructura y la composición geoquímica del suelo a través de mapas e imágenes satelitales; es decir, no habrá perforación de ningún tipo. Los investigadores tomarán muestras del terreno que analizarán y utilizarán como referencia para la elaboración de mapas tridimensionales. Al final, de lo que se trata es de comprobar si existe calor por encima de los 150 grados centígrados –un recurso geotérmico de alta entalpía es el que irradia calor por encima de esa temperatura–, si ese calor es estable y, en última instancia, si es accesible y, por tanto, explotable.

Hay que recordar que la de Repsol no es la primera aventura relacionada con la geotermia en el Archipiélago. En 2006, la empresa australiana Petratherm se propuso desarrollar la geotermia en la Península y Canarias, pero los problemas de financiación acabaron con el proyecto.

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