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Canarias es la región con mayor riesgo de estancarse en una ‘crisis perpetua’

La pandemia acentúa hasta el extremo las debilidades socioeconómicas de las Islas | La competitividad del Archipiélago se reduce al ámbito fiscal gracias al REF

Un empleado de una industria del Archipiélago durante su jornada laboral. Delia Padrón

En España hay cuatro regiones en alto riesgo de recuperarse de forma «débil e incompleta» de la crisis del coronavirus. Son Baleares, Andalucía, Extremadura y Canarias. Y de estas cuatro, Canarias es la que está en mayor riesgo. De modo que el Archipiélago no solo está en el furgón de cola, sino que está en el último asiento del furgón de cola. Una situación que por un lado obedece a que las Islas afrontan la recuperación desde un peor punto de partida que el resto de Comunidades Autónomas, es decir, con una economía lastrada por la baja productividad y los altos índices de desempleo; y, por otro, a su escasa competitividad en tres ámbitos estrechamente relacionados con la deriva económica: la inclusión sociolaboral, la sostenibilidad y la digitalización. Así lo pone de manifiesto el Informe de la competitividad regional en España 2021, un análisis del Consejo General de Economistas que en esta última edición se centra en «la incidencia de la pandemia y el reto de la recuperación».

El Consejo General de Economistas alerta sobre una posible recuperación «débil e incompleta»

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La investigación de la corporación pública que se encarga de la coordinación y representación de los diversos Colegios de Economistas del país incluye este año un apartado para ver en qué posición de la parrilla de salida se sitúa cada comunidad en la carrera hacia la plena recuperación de la pandemia. Una parrilla de salida en la que Madrid ocupa la pole position y Canarias, el farolillo rojo. Dicho de otro modo: la Comunidad de Madrid es la autonomía mejor preparada y en mejores condiciones para salir indemne de la crisis de la covid-19, mientras que el Archipiélago está en la posición diametralmente opuesta como la región con mayor riesgo de sufrir «secuelas persistentes». No en vano, el informe del Consejo General de Economistas –dirigido por José Carlos Sánchez de la Vega, profesor de la Universidad de Murcia– hace hincapié en que si hay un rasgo que ha caracterizado la actual crisis –que los autores rebautizan como «la crisis del gran confinamiento»– es su «impacto asimétrico» en los distintos sectores de actividad y, por tanto, en las distintas comunidades. Si se tiene en cuenta, ya de entrada, que la actividad económica más castigada desde el inicio de la pandemia ha sido el turismo, el motor del tejido productivo canario, resulta evidente que las Islas se han llevado la peor parte.

Al hilo de lo anterior, no extraña tanto que el Archipiélago sea la autonomía con la peor nota en el apartado de la «situación económica de partida». Los investigadores analizan en este punto variables como la productividad de los asalariados por hora trabajada, la población ocupada durante la pandemia y el Producto Interior Bruto (PIB) en cada una de las 17 comunidades. Y son precisamente tres de las cuatro regiones que experimentaron en 2020 un deterioro de sus respectivos PIB superior al experimentado por el PIB nacional –Baleares, Canarias y Cataluña– las que parten en una situación económica de desventaja.

Sin embargo, la investigación del Consejo General de Economistas de España abarca más allá de la situación estrictamente macroeconómica de cada territorio. En este sentido, los autores recuerdan que aspectos como «los déficits de capital humano, la desigualdad social o la insuficiente digitalización» también «pueden lastrar la recuperación de determinados territorios y dificultar la consecución de los objetivos perseguidos» en el Plan de recuperación, transformación y resiliencia de España, esto es, la promoción de la cohesión económica pero también social y territorial; una mayor capacidad de ajuste o de reacción ante situaciones como la generada por el coronavirus; mitigar las repercusiones de la crisis; y ayudar en el camino de la transición ecológica y digital. Y ocurre que tampoco en estos ámbitos cuenta Canarias con un largo camino recorrido; más bien al contrario: las Islas están también aquí a la cola del país.

El estudio considera un total de 15 indicadores, desde los porcentajes de población sin competencias digitales, sin habilidades de información y sin competencias informáticas hasta, por ejemplo, la tasa de riesgo de pobreza o el número de ciudadanos que ni estudia ni trabaja. Pues bien, de esos 15 grandes indicadores, Canarias suspende –es más, se sitúa en todos los casos entre las peores Comunidades Autónomas– en hasta doce de ellos. De hecho es más fácil citar los únicos tres en los que no sale mal parada, lo que por otra parte no quiere decir que destaque, sino simplemente que está en la media nacional. En definitiva, las Islas se mantienen en línea con las cifras del resto del país en la productividad por hora trabajada –ojo, no porque haya una alta productividad laboral, sino porque esta no ha variado en exceso durante la crisis–, en las emisiones de dióxido de carbono y en el porcentaje de la población sin competencias digitales, que no está por encima de la media española. En todo lo demás, el Archipiélago arroja cifras muy alejadas de la media, lo que coloca a Canarias no solo en alto riesgo de experimentar una recuperación «débil e incompleta», sino que directamente la deja como la comunidad en mayor riesgo de experimentar esa recuperación «débil e incompleta».

La Comunidad Autónoma es la que ha perdido más competitividad por el coronavirus

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Todo lo anterior está estrechamente relacionado con los bajos niveles de competitividad de las Islas, algo que ya era evidente antes de la irrupción del coronavirus y que ahora este ha acentuado hasta el extremo. La competitividad de un territorio se mide, básicamente, en función de su mayor o menor capacidad para crear, desarrollar y consolidar actividades económicas y generar así riqueza y bienestar social. Y Canarias no es competitiva, o para ser más exactos solo es competitiva en el ámbito tributario gracias a su Régimen Económico y Fiscal (REF), que sirve como gancho de proyectos y empresas por los menores impuestos y las ventajas –o compensaciones– que ofrece.

En lo demás, el grado de competitividad del Archipiélago es bajo, una mala calificación que comparte con Extremadura, Andalucía –dos compañeras habituales en los últimos puestos de casi cualquier análisis socioeconómico– y ahora también Baleares por la paralización del turismo. Canarias es, de hecho, «la Comunidad Autónoma que experimenta una caída más acusada en términos de competitividad regional» debido al empeoramiento de su entorno económico, su mercado de trabajo, su eficiencia empresarial e incluso sus infraestructuras básicas.

Preguntas destacadas

¿Qué es la competitividad regional?

  • La competitividad de una región o territorio determinado es, básicamente, su capacidad para crear, desarrollar y consolidar actividad económica y generar así riqueza y bienestar social. Tiene, por tanto, una vertiente macroeconómica y otra más social. De hecho hay estudios que miden la mayor o menor competitividad solo en términos estrictamente económicos, si bien cada vez son más las investigaciones que tienen en cuenta la dimensión social, como es el caso del ‘Informe de la competitividad regional en España’ que cada año elabora el Consejo General de Economistas.

¿Es Canarias competitiva?

  • No. Al menos no en términos generales. Canarias es competitiva en lo relacionado con la actividad turística, pero si se tiene en cuenta el duro golpe que la pandemia le ha propinado a este sector, no resulta extraño que los niveles de competitividad del Archipiélago estén por los suelos. La investigación del Consejo General de Economistas reduce así la competitividad de la Comunidad Autónoma al marco tributario, que resulta atractivo para las empresas gracias al Régimen Económico y Fiscal (REF) y, más en concreto, a los más bajos impuestos y los incentivos a la actividad económica. Las Islas figuran con Extremadura, Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha, Murcia y la Comunidad Valenciana como las regiones de «baja» competitividad. Además, el Archipiélago es donde el Índice de Competitividad Regional (Icreg) experimenta un mayor retroceso.

¿Qué puntuación obtiene Canarias en cada ámbito?

  • El informe de los economistas clasifica a las 17 Comunidades Autónomas en siete ámbitos para luego obtener un índice de competitividad global. En el primero de estos ámbitos -el eje 1, el relacionado con el entorno económico, su dinamismo y el tamaño del mercado-, Canarias ocupa el puesto 15 de 17, o dicho de otro modo: es la tercera por la cola. También se queda tercera por la cola en el eje 2 -mercado de trabajo-, el 5 -el de la calidad y disponibilidad de infraestructuras básicas como, por ejemplo, las carreteras- y el 6 -el que mide la calidad del tejido empresarial a partir de su tamaño, su mayor o menor sofisticación o su mayor o menor grado de internacionalización, entre otras variables-. Además, Canarias está en el puesto 14 en el eje 3 -el del capital humano, esto es, el de la formación y las competencias- y ocupa el último lugar en el eje 7, el de la innovación tecnológica. Su mejor posición es el octavo puesto del ‘ranking’ en lo relacionado con el entorno institucional. No sorprende así que el Archipiélago sea «la Comunidad Autónoma que experimenta una caída más acusada en términos de Icreg, formando parte del grupo de nivel competitivo relativo bajo en 2020».

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