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Conflicto ruso-ucraniano

Canarias está bien colocada a medio plazo, pero padecerá el parón turístico inicial por la invasión de Ucrania

La incertidumbre dejará paso a una estabilización y los destinos alejados del conflicto bélico serán los más demandados en verano

Refugiados ucranios descansan, ayer, tras lograr alcanzar territorio polaco. ATTILA HUSEJNOW / EP

La incertidumbre que ha generado la invasión de Rusia va a provocar un enfriamiento de la actividad turística. Sin embargo, cuando la situación se estabilice, bien por el establecimiento de un alto el fuego definitivo, o bien porque el área del enfrentamiento bélico quede completamente delimitada, la tasa de ocupación de los aviones volverá a crecer. En ese nuevo contexto, que se vislumbrará en el medio plazo, los destinos más alejados de la inestabilidad, caso de Canarias, serán los preferidos de cara al verano para una demanda que coloca la seguridad entre los principales factores de cara a concretar su elección.

Todo ello sin tener en cuenta las afecciones económicas que se deriven de la guerra que Vladímir Putin ha decidido iniciar para invadir la vecina Ucrania. Preocupa, y mucho, la evolución del precio de los combustibles, otro de los peligros menos evitable –al menos a priori– al que se enfrenta un sector, el turístico, que aún no ha logrado quitarse de encima el manto oscuro que puso sobre su lomo la pandemia.

«Va a subir el precio de los billetes de avión y eso está claro que no es bueno para nosotros», confirmó el vicepresidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) de Las Palmas, Tom Smulders. El barril de petróleo Brent superó el jueves por vez primera desde 2014 la barrera de los 100 dólares y llegó a estar por encima de los 105 durante la sesión de esa primera jornada de guerra. 

Ayer dio un respiro y cayó para cerrar en los 99,86 dólares. Son los vaivenes iniciales que, a decir de los expertos, no pueden tomarse en ningún caso como indicadores de una tendencia que, dada la importancia que tiene Rusia como productor, será alcista, a juicio de esas mismas fuentes citadas por Efe; incluso podrían alcanzarse los 120 dólares por barril.

La evolución del precio del crudo determinará en gran medida la intensidad de la recuperación

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Las compañías aéreas tendrán que afinar para encontrar el punto exacto y que la clientela no se espante sin que eso signifique atentar contra sus beneficios, inexistentes desde que irrumpió la pandemia hace dos años. «El incremento de los precios no es bueno para nadie», señaló ayer Sergio Moreno, profesor de la ULPGC y director del Tides (Instituto Universitario de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible).

Más allá de que a nadie le gusta pagar más, el profesor Moreno advirtió de que el movimiento contrario, el de trasladar al precio final una caída de la cotización del barril en los mercados de futuros, «no es tan inmediata». Además, el incremento de los costes energéticos se propaga por todo el tejido productivo, con lo que los turistas tendrán que pagar también más por el alojamiento y los diferentes servicios que decidan contratar.

Ya lo advirtió el miércoles en el Parlamento autonómico la consejera de Turismo del Gobierno de Canarias, Yaiza Castilla, al enumerar los peligros a los que se enfrenta el principal motor de la economía canaria este año. Además de aludir a la posibilidad de que Rusia hiciera realidad todos los temores, tan solo horas antes de que así sucediera, Castilla explicó el perjuicio que supone el enquistamiento de la tendencia inflacionista. El dinero ahorrado a la fuerza por las dificultades para viajar durante la pandemia puede ahora invertirse, pero la suma disminuirá si los ciudadanos tienen que pagar más por todo para atender sus economías domésticas. 

En esa línea, el secretario general de CEOE-Tenerife, Pedro Alfonso, se mostró preocupado por la situación «sobrevenida» que se puede producir tanto en Europa como en Canarias, particularmente, si se sostiene en el tiempo el conflicto. El Archipiélago está en el tramo final de su temporada alta turística, que ya venía seriamente dañada por la sexta ola –ómicron– de covid. El estallido de las hostilidades en este momento «puede hacer que quienes pensaban venir en marzo se retraigan», afirmó Moreno.

Así las cosas, ¿cuál sería el mejor escenario posible para las Islas y cuál el peor? El más óptimo, ciertamente improbable por el alcance del deterioro de las relaciones internacionales que ha motivado la invasión rusa, pasaría por el cierre rápido de las heridas. El peor, sin embargo, se daría si la guerra se traslada a otros escenarios o irrumpen en ella nuevos actores.

La soledad de Ucrania

Con respecto a esto último, Ucrania ha clamado por la soledad con que tiene que enfrentar a un enemigo invasor en una lucha completamente desigual. Sin embargo, el bloque occidental debe conducirse con cautela y, hasta el momento, ciñe su participación a sanciones económicas contra Rusia. «Espero que el enfrentamiento bélico no salga de esa área y EEUU y la Unión Europea mantengan su compromiso de no ir a la guerra», manifestó Tom Smulders. En caso contrario, «las cosas pueden empeorar mucho y en ese momento sí que la gente dejaría de viajar por completo», continuó el vicepresidente de la FEHT, que aún recuerda el parón que se produjo en la actividad alojativa durante los primeros años 90 por la Guerra del Golfo.

Entre una y otra posibilidad, se encuentra el contexto que más beneficia a las Islas, el de una normalización del enfrentamiento que propiciaría una calma balsámica, al menos en apariencia, de cara a preparar las vacaciones de verano. Quienes lo tendrán más complicado para atraer a la clientela son los destinos más próximos a la zona del conflicto. El profesor Moreno aludió a Turquía como uno de los que lanzará «grandes ofertas para compensar la pérdida» de clientes.

Los destinos más cercanos a la zona del conflicto pondrán en marcha una política de ofertas

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Sin embargo, como ya ocurrió durante los años de inestabilidad que siguieron a la Primavera Árabe, el precio no será en muchos casos el vector sobre el que se construya la demanda. Canarias no puede competir en ese terreno, pero cuenta con el viento a favor de la seguridad. Aunque el verano no sea la principal época del año para hacer caja, el Archipiélago podría arañar viajeros a destinos vacacionales que están a poca distancia de la zona del conflicto.

Lo que sí es seguro es que la pérdida de visitantes rusos y ucranios no tendrá un impacto significativo en el negocio alojativo canario. La nación invasora solo aportó el 0,6% de los clientes en el año 2019 y Tenerife concentró el 83% de esas llegadas. Además, este mercado no ha arrancado como otros en la carrera hacia la normalidad postpandemia. Para la temporada de verano solo tiene programadas 4.836 plazas, el 92,9% menos que hace dos años.

Ucrania vive el proceso contrario. Los 23.675 billetes que tenía a la venta para viajar a las Islas en la temporada estival son un 80,6% más que en el verano de 2019.

0,6%


peso del mercado ruso


  • Las llegadas de visitantes rusos a las Islas en 2019, último antes de la pandemia, cubrieron el 0,6% de la demanda total. El 83% de esa clientela se concentró en Tenerife.


80,6%


alza de Ucrania


  • Con cifras muy moderadas, Ucrania comenzaba a mirar a las Islas. Hasta esta semana estaban programadas para el verano 23.675 pazas aéreas, un 80,6% más que en 2019.


154,4


euros de gasto medio


  • Rusia supone un desafío para el Archipiélago desde hace años. El gasto medio diario de los turistas de dicho país (154,4 euros) supera con amplitud al de la media (138,9 euros).


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