Apenas una semana ha bastado para echar por tierra las positivas previsiones de Canarias respecto a la recuperación turística para este año. El estallido de la guerra en Ucrania obliga al Archipiélago a revisar sus estimaciones respecto a la llegada de visitantes de cara a este ejercicio. Así lo reconoció ayer la consejera de Turismo, Industria y Comercio, Yaiza Castilla, quien hace solo unos días aseguró que 2022 podría cerrarse con un volumen de turistas cercano a los 15 millones. Unos pronósticos que ahora quedan desfasados, ya que el conflicto bélico supone un «durísimo varapalo» para el principal sector económico de las Islas, aunque tal y como detalló Castilla, todavía existe demasiada incertidumbre para estimar su alcance.
Este año prometía ser el de la reactivación definitiva del turismo en Canarias. Tras dos años de parálisis debido a la pandemia, la remisión del coronavirus, la relajación de las restricciones en España y en los mercados emisores y una alta demanda latente para viajar hacían prever un despegue importante de la industria. Y así lo transmitió el pasado miércoles la consejera durante su comparecencia en el pleno del Parlamento.
El encarecimiento de los combustibles puede reducir el tráfico aéreo hasta el Archipiélago
Por desgracia, «el panorama ha cambiado» tras la invasión rusa de Ucrania que es «una seria amenazada para la recuperación turística que esperábamos en 2022», admitió ayer Castilla tras una pregunta de la diputada de Nueva Canarias (NC), Esther González en una comisión parlamentaria.
Entre los riesgos vinculados al estallido del conflicto que la consejera enumeró se encuentra la caída de la confianza de los consumidores, sobre todo en los países más cercanos, que puede desincentivar las perspectivas de viaje.
Otra de las amenazas que sobrevuela al sector turístico es la inflación, que si bien ya se encontraba al alza antes del arranque de la guerra, el conflicto no hará sino empeorar la situación. «Corremos el riesgo de que ante el aumento de la inflación se produzca un estancamiento económico», lamentó Castilla, que a su vez indicó que el encarecimiento del precio de los combustibles incidirá de lleno en los costes de la aviación, que supone la principal vía de entrada para los turistas en las Islas.
«Las aerolíneas deberán trasladar el incremento al precio de los billetes o buscarán reducir sus márgenes analizando las rutas y desechando las menos rentables», señaló. Algo que pone en desventaja a Canarias que ve comprometidas sus conexiones, a pesar de que ha trabajado a lo largo de los últimos dos años de pandemia para tratar de atraer tráfico aéreo.
De hecho, la consejera detalló que, a pesar de que la capacidad aérea hacia Canarias todavía no recoge el impacto de la guerra y se mantiene un 4% por encima de la de 2019, en mercados como el alemán ya ha caído un 5,5%.
Pero no solo el turismo se ve amenazado por el enfrentamiento militar en Europa, sus efectos pueden dejarse notar también en la industria, que antes del conflicto ya se encontraba afectada por la escasez de algunos suministros y la escalada del precio de la energía. De nuevo, la incertidumbre hace difícil llevar a cabo un análisis certero de su incidencia. Lo que sí es cierto es que Canarias, donde la industria debe importar la mayor parte de sus insumos, es un territorio más vulnerable.
La industria se enfrenta a la escasez de productos debido al enfrentamiento militar en Europa
Castilla detalló también aquellos bienes que están experimentando dificultades en su cadena de producción, como los microchip, cuya carestía está incidiendo en la fabricación de productos electrónicos y a su vez encareciéndolos lo que «es negativo para el proceso de digitalización de nuestro sector industrial». La consejera aseguró que la escasez también podrá afectar a los cereales, ya que Ucrania está considerada como el granero de Europa, al plástico así como a materiales de construcción como el acero, el aluminio y el cobre, que antes de la guerra ya experimentaban un alza importante en sus precios.
Aunque la situación es complicada, Castilla insistió en que «no se puede hablar de desabastecimiento» en la industria canaria, pero sí se enfrenta a un «importante incremento de costes y una tremenda incertidumbre». La consejera aseguró además que se están activando por parte del Gobierno regional los mecanismos previstos en el Régimen Económico y Fiscal (REF) para amortiguar los sobrecostes logísticos y energéticos.
