Los vídeos de violencia contra camiones y conductores circulan de móvil en móvil entre los transportistas: grupos de personas ataviadas con chalecos reflectantes obligando a parar a los vehículos, pedradas contra los que no quieren detenerse, ruedas rajadas, insultos, forcejeos, golpes… Los sindicatos denuncian que parte de los autónomos que secundan el paro convocado por la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera, que este viernes entra en su quinto día, están agrediendo impunemente a los camioneros asalariados, y piden al ministerio del Interior que proteja a estos trabajadores; la patronal alimentaria FIAB, por su parte, ha exigido abiertamente "contundencia" en la actuación policial. El Gobierno ha respondido movilizando a 23.500 agentes para acudir allí donde se den incidentes.

Esto no es una huelga, que es una situación regulada legalmente en la que los trabajadores pueden decidir no trabajar; estamos hablando de un paro de autónomos: estos señores son empresarios que si no quieren no circulan, pero los camioneros asalariados a los que están violentando no pueden hacerlo; corren el riesgo de que su empresa los sancione o despida”, explica un responsable del sector de Carreteras de CCOO, que no quiere dar su nombre por temor al clima de violencia que se ha desatado con las protestas.

Según el diagnóstico de este portavoz, la situación no hace sino empeorar: "Los convocantes se han metido en un callejón sin salida al convocar un paro indefinido; pasan los días, la gente se calienta cada vez más, y no se ve una solución fácil para esto", subraya.

En UGT también temen una radicalización si la situación se prolonga, "al estilo de los 'chalecos amarillos' de Francia", apostilla un portavoz sectorial, en referencia al movimiento que empezó protestando por una subida del carburante y protagonizó meses de altercados violentos en el país vecino.

Ante este escenario, los sindicatos creen que hay que combinar el palo con la zanahoria: la firmeza policial con las medidas que atiendan pronto a algunas demandas de los movilizados. También lo ven así en CEOE, que este jueves ha celebrado una reunión interna de los sectores afectados para analizar la situación de coacción y desabastecimiento que afecta a varios sectores productivos. “Hay que tomar medidas para reducir el precio del combustible ya”, explica uno de los asistentes a ese encuentro. “La policía no es suficiente: los transportistas en huelga te hacen una foto del camión [que no se suma al paro], la mueven por sus grupos de whatsapp, y si no pueden hoy porque hay agentes, dentro de cuatro días te lo destrozan”, apostilla.

"Otros países europeos están adoptando ya políticas para controlar los precios, y aquí en cambio el Gobierno dice que quiere esperar al Consejo de Ministros del 29 de marzo, para el que faltan 12 días", razona este dirigente empresarial. En UGT también opinan que hay que anticipar esa medida: “nosotros mismos vamos a exigirla en las calles el día 23”, dice uno de sus dirigentes sectoriales, aludiendo a las movilizaciones convocadas esta misma semana por sindicatos y otras organizaciones sociales para reivindicar -entre otras cosas- el control de los precios de la energía.

A la espera de que el Gobierno se decida a anticipar alguna de sus decisiones anticrisis, el dispositivo policial está listo para intervenir. Según el acta de una reunión entre patronales y Ejecutivo a la que ha tenido acceso El Periódico de España, medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario, se ha creado un grupo interministerial para monitorizar las protestas, en el que están Agricultura, Transportes, Interior y Administraciones Públicas, que va a coordinar la actuación de las fuerzas policiales y responder a los llamamientos de ayuda de las empresas afectadas, organizando convoyes para proteger a varios camiones a la vez si es preciso. La prioridad, según este documento, será garantizar “los servicios básicos y de primera necesidad: alimentos, combustibles, medicamentos y material sanitario”, y se vigilarán especialmente los “puntos críticos: Puertos, mercas y grandes plataformas de distribución”.