La guerra de Ucrania ha disparado el precio del gas natural y no es previsible que esta materia prima vuelva a los niveles previos a esta crisis, cuando se situaba en el entorno de los 20 y los 30 euros por megavatio-hora (MWh), según las estimaciones recogidas por el Gobierno en la actualización del Plan de Estabilidad 2022-2025. De hecho, será al final de ese periodo cuando el gas marque su nivel más bajo: 50 euros por megavatio-hora, el mismo precio que pondrá el Ejecutivo de límite máximo para la producción de electricidad.

El precio del gas cerró 2021 a 46,7 euros MWh, marcado por “las tensiones geopolíticas y las dudas respecto al Nord Stream 2” que llevaron al gas a una volatilidad muy elevada en el mes de diciembre, y acabará 2022 en 93,9 euros MWh, según las proyecciones del Ejecutivo. El año comenzó con un precio estabilizado en los 80 euros MWh, pero se disparó con el inicio de la guerra hasta marcar su máximo histórico (el 8 de marzo con 345 euros MWh). “Desde entonces, la sobrerreacción del mercado se ha ido moderando y el precio del gas se ha ido estabilizando ligeramente por encima de los 100 euros MWh”, relata el texto.

El próximo año se estima que finalice todavía muy alto, con un valor medio cuatro veces superior a lo que sería habitual, a 81,9 euros MWh. Entonces, para evitar el contagio de este coste en la factura de la luz durante el invierno todavía estará vigente el límite de 50 euros MWh, acordado por España y Portugal con la Comisión Europea. Y precisamente ese será el precio en el que se instale esta materia prima este cuatrienio.

En 2024 se prevé que marque 66 euros MWh para 'bajar' en 2025 hasta los 50 euros MWh. Y es que, a pesar de que es previsible que la volatilidad actual “se vaya moderando”, según recoge el texto, “los precios del gas muy probablemente no convergerán hasta la referencia previa al conflicto (20-30 euros MWh)”. Es decir, se quedarán instalados en el entorno de los 50 euros Mwh durante bastante tiempo.

En sus estimaciones, el Ejecutivo compara la intensidad de la crisis de los precios de la energía de los últimos meses con la que se produjo en los años setenta del siglo pasado y explica que esta crisis tiene un componente “temporal”, que depende de la duración del conflicto, y otro “más estructural”, marcado por el impacto en los mercados energéticos de una reducción de la dependencia de gas ruso por parte de la Unión Europea, que marcará el devenir de los precios de la energía.

Interrupción del suministro ruso

Con este escenario, no se puede descartar, dice la actualización del Plan de Estabilidad, la posibilidad de una escalada que desemboque en un embargo del gas “o en la decisión unilateral por alguna de las parte de cortar el flujo”, algo que ya ocurrió el pasado 27 de abril con el suministro hacia Polonia y Bulgaria. Este corte provocó una reducción del flujo total de gas a la Unión Europea que lo llevó “nuevamente en los niveles preconflicto” (paradójicamente, con el comienzo de la guerra, a finales de febrero, la llegada de gas ruso a la UE a través de gasoducto se incrementó un 20%).

En la actualidad, Europa importa 150.000 millones de metros cúbicos de gas natural de Rusia, un 43,1% del total de su consumo de gas natural. Esta tasa es baja si se compara con el 83,5% que representaba hace solo cuatro años, en 2018.

En este sentido, se advierte de que una desconexión europea del gas ruso provocaría, en el corto plazo, una reducción en la oferta global, "puesto que ese gas no puede redirigirse inmediatamente a Asia dada la inexistencia de infraestructura de distribución suficiente y eso provocaría una mayor competencia por el suministro de gas natural licuado (GNL)”. Es decir, un suministro más probablemente más ajustado y precios más altos.