El lunes 23 de septiembre de 2019 es una fecha difícil de olvidar para quien se dedica al turismo. Aquel día, el gigante Thomas Cook se declaraba en quiebra y dejaba sin poder volver a casa a 600.000 turistas por todo el mundo. De ellos, 30.000 estaban en Canarias. Una debacle sin precedentes que hizo saltar todas las alarmas del sector y puso en evidencia la gran dependencia que los alojamientos canarios padecen en materia de conectividad respecto a este tipo de turoperadores. 

La caída tenía un claro culpable: la incapacidad del turoperador de adaptarse a los nuevos hábitos del viajero, lo que planteaba un dilema al que había que encontrar una solución de urgencia: ¿es posible desvincular a los alojamientos de la dependencia que tienen de los turoperadores? ¿Puede un alojamiento local turoperarse a sí mismo?

 La conectividad es una cuestión clave, vital para un archipiélago, y por eso cuando se inició esta crisis los medios de comunicación pusieron el foco en Canarias y en las devastadoras consecuencias que esta situación provocaría en sus índices de ocupación turística. Las perspectivas eran poco alentadoras y precisaban de una labor de inteligencia creativa que pudiera mitigar los efectos de esta repentina pérdida de conectividad. 

La respuesta a todos estos problemas por suerte no se está haciendo esperar, y está llegando en forma de nuevos proyectos y herramientas que permiten a los alojamientos turoperarse a sí mismos gracias a la digitalización y el marketing, que posibilita que los alojamientos puedan incorporar a su oferta de venta de habitaciones otros servicios como la compra de vuelos y experiencias. Lo mismo que llevan años haciendo los turoperadores pero desde el otro lado. 

El camino que se abre ante nosotros

Las circunstancias actuales nos están situando en un escenario fascinante para el sector del turismo. Y no solo en materia de conectividad. Ante nosotros, se está dibujando un nuevo modelo de industria más innovador, sostenible y conectado, pero también más competitivo. Por eso, las empresas deben estar preparadas para moverse en un entorno digital globalizado y cada vez más complejo. De lo contrario, pueden verse sorprendidas ante la incapacidad de atraer clientes a sus establecimientos.

En un futuro muy cercano, la competitividad digital y el conocimiento exportado, además de ser los mejores indicadores de sostenibilidad, serán los grandes generadores de desarrollo económico y social de un destino. El camino que se abre ante nosotros se antoja apasionante y, el propósito que nos mueve en Maarlab es el de contribuir a que las nuevas generaciones tengan la posibilidad de participar de una industria que les permita acceder a un empleo de calidad y cuyo crecimiento no esté vinculado a la presión que el actual modelo ejerce sobre el territorio ni tampoco esté limitado a él. Porque si no somos capaces de replantearnos el futuro para hacer evolucionar el presente nunca conseguiremos mejorar una industria indispensable para los canarios.