Los canarios nunca habían tenido tanto dinero guardado en los bancos. Las instituciones, las familias y las empresas de la región acumulan por primera vez en sus cuentas corrientes y de ahorro más de 38.000 millones de euros, exactamente 38.509 millones, según los últimos datos oficiales. Un récord que tiene su origen en los momentos más duros de la pandemia, esos del confinamiento y las cuarentenas. Esos en los que se mezcló el temor a perder el trabajo –lo que ya de por sí reduce el nivel de gasto– con las menores posibilidades de consumo debido a las restricciones del ocio y la movilidad. El dinero que antes se destinaba para ir al cine un par de veces al mes, para la merienda durante el paseo de los domingos o para el menú del bar de la esquina en la pausa laboral del almuerzo acabó convirtiéndose en muchos casos en ahorro. Una espiral que ha desembocado en esa cifra récord de más de 38.500 millones. Sin embargo, a la espiral del ahorro se suma la espiral inflacionaria que comenzó en abril del año pasado y que desde entonces viene aminorando el valor de esos depósitos. La buena noticia para los ahorradores isleños es que los bancos centrales no tienen más remedio que subir los tipos de interés para contener la ola inflacionista, con lo que las entidades financieras tendrán que empezar a pagar para captar y mantener los depósitos de sus clientes. Es decir, la nueva política anticíclica de la Reserva Federal estadounidense y del Banco Central Europeo –aún en ciernes pero que se dirige inexorablemente hacia una progresiva y agresiva subida de tipos– revaloriza esos miles de millones de euros que los canarios tienen guardados en sus entidades de crédito. De hecho, ya hay bancos que empiezan a ofertar remuneraciones impensables hasta hace nada para captar los ahorros de las familias y empresas y los depósitos de las instituciones.

En 2011, los depósitos bancarios en Canarias no llegaban a 25.000 millones, con lo que se incrementaron cerca de un 50% a lo largo de la anterior década. De los actuales 38.509 millones, un 6,4%, esto es, unos 2.465 millones de euros, corresponde a la Administración pública, es decir, es el dinero que está en las cuentas corrientes del Gobierno de Canarias, de los cabildos, de los ayuntamientos y de todo su entramado de organismos autónomos, empresas y fundaciones más o menos dependientes. Los restantes 36.044 millones son los que están en las cuentas bancarias, ya sean a plazo o a la vista, de los llamados otros sectores residentes, esto es, las familias y las empresas del Archipiélago. En concreto, una cuarta parte es dinero de las empresas, 9.011 millones de euros, y los restantes 27.033 millones son los ahorros propiamente dichos de los hogares isleños. Se trata de cifras récord en las que subyace la pandemia, que ha acentuado el carácter precavido de las familias.

Los depósitos bancarios de los isleños superan por primera vez los 38.000 millones

Tan es así, que entre finales de 2019 y comienzos de 2020, cuando estalla la crisis del coronavirus, el volumen de los depósitos se redujo por primera vez en un trimestre desde los inicios de 2017. Fue irrumpir la covid-19, con el temor a caer en un ERTE, las cuarentenas y la desaparición de los turistas, y volver la tendencia alcista. Así que, por un lado, el miedo ha disparado los ahorros; mientras que, por otro, la inflación va quitándoles valor poco a poco. ¿Por qué? Porque la extraordinaria subida de los precios, en definitiva del coste de vida, reduce las posibilidades de compra con esos 36.044 millones.

Hasta el momento, la inflación ha reducido el valor de esos 36.000 millones en 2.631 millones de euros. Los 9.011 millones depositados en las instituciones financieras por las empresas de la Comunidad Autónoma –en su grandísima mayoría micropymes– se han depreciado hasta el momento en prácticamente 658 millones de euros. Mientras, los 27.033 millones ahorrados por los hogares han perdido capacidad de compra por un montante de más de 1.973 millones de euros por culpa de la ola inflacionaria. Lo bueno es que a partir de ahora, con la subida de los tipos de interés y tras años en los que los depósitos no rentaban ni un solo euro, los ahorradores van a poder recuperar algo de esa enorme pérdida por la inflación. No será mucho y desde luego no compensará el encarecimiento de los créditos –incluido el recibo mensual de la hipoteca– ni el enorme mordisco que la subida de los precios ya les ha dado a los ahorros, pero sí será un pequeño alivio. Dicho de otro modo: no habrá una nueva guerra por el pasivo, es decir, una vorágine de ofertas y contraofertas bancarias para lograr que el cliente se decida por llevar el dinero a una entidad y no a otra, pero sí habrá cierta revalorización de un producto, el depósito a plazo fijo de toda la vida, que sigue siendo el preferido de los canarios.

La banca digital se adelanta al BCE y ya eleva la rentabilidad de sus productos a plazo fijo

En las últimas semanas, distintas entidades que operan en España han subido las remuneraciones, algo impensable en los últimos años salvo casos muy puntuales. En cambio, la tónica en la última década ha sido recortar los intereses a pagar a los depositantes hasta niveles muy próximos al cero por ciento. No extraña así que el tipo medio de las nuevas operaciones a plazo fijo hasta doce meses lleve más de un año estancado en el 0,01%. Ahora, al calor de la subida de tipos, las primeras entidades se han adelantado al Banco Central Europeo y ya ofrecen rentabilidades. Sobre todo la banca virtual, como Renault Bank, que ofrece un 0,7% TAE (antes el 0,5% TAE) a 24 meses desde una imposición de 500 euros.