Supuestamente enviados a los libros de historia por efecto de la liberalización comercial que impone la Unión Europea (UE), en la práctica los periodos de rebajas continúan constituyendo una tabla de salvación para buena parte del comercio. El 1 de julio –viernes– está marcado en rojo, sobre todo en el calendario de las empresas de menor tamaño, que aspiran a superar en un 10% el volumen de ventas alcanzado en el mismo tramo del año pasado.

La incertidumbre la sirve la escalada de la inflación, que lima las rentas disponibles de las familias. La luz por las nubes, los alimentos se pagan mucho más caros que hace un año, la gasolina... «Las vacaciones van a suponer un desembolso mucho mayor», añade el secretario general de la Asociación Canaria de Medianas y Grandes Empresas de Distribución (Asodiscan), Alfredo Medina. Según la patronal canaria de agencias de viajes, disfrutar del periodo vacacional puede ser este verano un 40% más caro que en 2021.

«Ahorro disponible»

«El ahorro disponible continúa existiendo», apunta el propio Medina sobre la restricción del gasto que impuso la pandemia de coronavirus. Otra cosa es el uso que se dé al dinero que sobre, si sobra. De hecho, no han faltado los establecimientos comerciales que han decidido adelantarse a la competencia y han colocado los carteles de rebajas desde hace ya días.

La existencia de ‘stock’ garantiza el arranque del periodo con descuentos de hasta el 50%

«Si siempre ha sucedido así, este año se ha notado mucho más», afirma el presidente de la Federación de Áreas Urbanas de Canarias (Fauca), Abbas Moujir. Precisamente por querer evitar que esas rentas disponibles terminen por esfumarse del todo. De tal modo que este es «un año atípico», tal y como lo define el empresario.

Aquellos que siguen confiando en el tirón que les proporciona el consumo a partir del mes de julio están de enhorabuena. El arranque coincide con el inicio de un fin de semana, lo que siempre es garantía de un mayor dinamismo de la demanda. La tiendas irán al ataque desde el primer minuto. «Hay mucho stock aún en vestido, calzado y equipamiento personal en general», señala el presidente de Fauca, y eso es sinónimo de «fuertes descuentos en el inicio».

¿De cuánto? Según sus cálculos pueden llegar hasta el 50% dependiendo del producto. La primera semana resulta capital, en ella y en la siguiente, aunque a menor ritmo, se concentran gran parte de las compras. A partir de entonces, será «un goteo», continúa Moujir, que se podrá ir modulando con las ya archiconocidas segundas rebajas, léase segundo intento por atraer a la clientela.

«Salir fuerte y luego ya se va viendo», coincide el presidente de Asodiscan, quien adelanta, además, que habrá buena mercancía y a buen precio en esos primeros días. Lo propiciará esa acumulación de género que han generado durante muchos meses las restricciones sanitarias. No ya por el acceso a los establecimientos comerciales, sino por la desincentivación que trajeron las sucesivas olas de covid y la ausencia durante largo tiempo de uno de los principales vectores de la demanda comercial canaria: el turismo.

Pequeñas y grandes empresas coinciden en la imposibilidad de alcanzar la facturación de 2019

Precisamente esa ausencia de normalidad que aún era patente en el verano del año pasado deja expedito el camino para superar la facturación del estío de 2021. Ahora bien, la comparación con la de 2019, último año prepandemia, es otro cantar. «Intentaremos acercarnos», señala Medina, «nos gustaría aproximarnos», completa Moujir; sendos deseos en voz alta que exponen a las claras las enormes dudas que despierta el comportamiento de los consumidores. O mejor, el estado de salud de su poder adquisitivo.

Cuando las economías arrastran un lastre del tamaño de una inflación interanual cercana a los dos dígitos, las familias comienzan a aplazar sus compras. La vida útil de camisetas, pantalones, vestidos o zapatos se prolonga más allá de lo habitual. Aunque precisamente es el equipamiento personal –incluidos los cosméticos– el que está llamado a recibir en mayor medida el impulso en comparación con el verano de 2021. «Son los que más sufrieron durante el periodo más fuerte de pandemia, al contrario que los bienes para el hogar, que ahora viven el proceso contrario», apunta el presidente de Asodiscan.

No lucen en las cuentas de resultados

Las rebajas servirán también como reclamo para ir presentando las colecciones de nueva temporada. Es habitual que los comercios reserven un espacio para estos productos, que no están rebajados, y aunque el sentido inicial de la visita no sea ese, no son pocos los clientes que acaban fijando su atención en ellos.

En todo caso, ese objetivo del 10% de incremento del volumen de negocio –«hasta el 15% como mucho», concede el presidente de Fauca– no va a lucir en las cuentas de resultados de las empresas. «También a nosotros se nos han disparado los costes», advierte Abbas Moujir. Básicamente, el crecimiento de las ventas vendría «a evitar las pérdidas», añade.

En la misma línea, Alfredo Medina apunta que los márgenes «ya están muy resentidos». Sin embargo, repercutirlos plenamente en el precio final significaría autoexpulsarse del mercado. En este contexto, el etiquetado se convierte en una alambicada operación que camina entre la necesidad de ingresar y el riesgo de colocar la mercancía a pérdidas.