El cambio de hábitos de los consumidores derivado del auge del comercio electrónico requiere la transformación rápida de las poblaciones. Un estudio presentado este lunes por la multinacional de la logística Prologis intenta dotar de herramientas objetivas para afrontar esa imprescindible transformación para concluir que "no existe un único modelo óptimo" y que las ciudades van a tener que afrontar ese futuro con una amalgama de infraestructuras y recetas de movilidad combinables para evitar el colapso del transporte y la movilidad. El Center for Sustainable Cities de IE University ha diseñado, en colaboración con Prologis, una herramienta que permite optimizar el impacto de la logística en Madrid y Barcelona. Ambas ciudades están en proceso de asumir esos cambios. Manuel Pérez Romero, director del informe, ha reconocido que "no existe el sistema óptimo logístico, por lo que la clave es ofrecer más oportunidades de desarrollo para las empresas del sector".

Para la teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona Laia Bonet, la denominada 'pacificación' de las ciudades (reducción del tráfico) es fundamental para afrontar esa transición logística en la que tendrán un papel protagonista la adaptación de los aparcamientos de la ciudad como centros de distribución de productos comprados 'on line'. Este mes de julio está prevista la nuevas licencias del plan especial de uso de aparcamientos para la distribución de mercancías.

Ya están en marcha 17 pruebas piloto de centros de distribución en aparcamientos, pero hay 51 aparcamientos públicos o privados en la ciudad si se suman los de B:SM. Saba y Bamsa. Actualmente hay ocho centros de distribución de mercancías de empresas, pero están en preparación otros ocho más, y están en desarrollo las taquillas en mercados municipales donde los vecinos pueden recoger su compra de producto fresco realizada por internet. Actualmente hay seis mercados que cuentan con 'lockers'; La Concepció, Lesseps, Provençals, Ninot, Llibertat y Sants. Y los mercados de La Boqueria, Sant Antoni, Sagrada Familia y Guinardó tienen las taquillas en aparcamientos junto al mercado.

Los autores del estudio de Prologis han analizado tres tramas urbanas representativas de Barcelona y Madrid: el centro histórico, el ensanche y el extrarradio de Madrid y Barcelona, y han simulado 10 escenarios para cada una de esas zonas. Estas simulaciones combinan el tipo de urbanismo y el tipo de transporte logístico que se utiliza en cada área: vehículo eléctrico, bicicleta eléctrica, transporte a pie, etc. A partir de ahí, los autores han desarrollado una forma de visibilizar la relación entre la estructura urbana y el tipo de sistema logístico denominada Área de Intensidad Logística. “Se trata de un sistema de anillos que se superpone a la ciudad y que sincroniza la estructura urbana con el tipo de sistema logístico más eficiente y sostenible”, explica Pérez Romero. Al final, existen en teoría un centenar de combinaciones posibles para la entrega o recepción de un paquete tras una compra 'on line'.

Según datos de la consultora Savills, en 2021 se invirtieron 278.000 millones de euros en el sector logístico a nivel mundial, 95.000 millones de euros más que en 2020, y se alcanzó el récord de absorción de superficie logística en Europa (un 28% por encima de la media histórica) y en Estados Unidos. Otro de los factores principales que definen el estado actual del sector inmologístico es el récord de demanda en toda Europa. De hecho, en 2021 se alcanzó un crecimiento anual superior al 60% entre los mercados del sur de Europa, centro, norte, este de la Unión Europea y el Reino Unido, según un estudio reciente del departamento de investigación de Prologis sobre las nuevas tendencias del mercado inmologístico en España y Europa después de la pandemia.

Según datos de Prologis, se prevé que las ventas de e-commerce crezcan un 85% en un periodo de apenas cinco años sumando los 12 países europeos en los que opera la compañía. Según Cristian Oller, responsable de Prologis en España, la facturación del sector logístico aumentó el 13% el año pasado en Europa hasta los 718.000 millones de euros. Pero el futuro depende de que intereses empresariales y de la Administración se conjuguen para lograr el desarrollo del servicio de entrega de paquetes en las ciudades.