Los obstáculos no escasean. Primero, una escasa inversión en investigación y desarrollo; si España está a la mitad de la media europea, Canarias está a la cola del Estado. Un 1,4% del PIB en las Islas que contrasta con el 4,9% anual que destina Israel a este capítulo. Aparte del marasmo de papeles y normas que en ocasiones terminan por desactivar las ganas de quienes se deciden a intentarlo. En el lado contrario, la oportunidad que se presenta al Archipiélago para cambiar su modelo productivo a medio plazo y la recuperación de las relaciones con un socio experto como Israel de cara a propiciar un despegue que cada vez resulta más necesario.
Sobre estas dos bases giró, grosso modo, la jornada Empresas tecnológicas emergentes como motor de innovación: Transformando la colaboración entre industria y agentes de conocimiento impulsada por la Asociación de Empresas de Base Tecnológica, Startups e Inversores Ángeles (Emerge) y que logró reunir a empresas de toda España, pequeñas y grandes, hasta encoger el salón de actos de la sede de Presidencia del Gobierno de la capital grancanaria.
Hasta el presidente regional, Ángel Víctor Torres, se sorprendió ante la expectación que despertó el evento. No era para menos, estaba presente la directora de la Misión Económica de la Embajada de Israel en España, Noa Heinemann, y el país asiático tiene en Tel Aviv uno de los grandes nodos mundiales en materia de innovación. Había muchas ganas por conocer cuáles son las políticas que siguen allí en esta materia.
Grandes empresas y 'startups' dejan pequeña la sede de Presidencia
No solo eso, gigantes nacionales como Endesa o el grupo Agbar, entre otros, o los que más apuestan por la innovación entre los locales como Astican, Grupo Domingo Alonso, Grupo HD o Grupo Martínez revelaron cuáles son sus apuestas por la I+D+i. También los proyectos a priori más modestos pero que ya merecen la atención mundial como Nektium, Wimmic, Rethink Medical o Wooptix, entre otros varios.
En medio de una fiesta de la tecnología como nunca antes se conoció en el Archipiélago, dos anuncios resonaron sobre el resto: las Islas se alían con Israel para propiciar el salto desde el modelo productivo actual a otro en el que el conocimiento tenga un protagonismo verdadero y, por otro lado, «muy pronto», anunció Torres, se firmará en Canarias «un Pacto por la Ciencia y la Innovación». Será este mismo mes si nada se tuerce.
Los cambios en el mundo académico deben evitar problemas a los docentes que saltan a la empresa
A partir de ese momento, seguirá todo por hacer, pero es de esperar que el conocimiento reciba una atención que nunca antes ha tenido. Por ejemplo, para que a los profesores y catedráticos de las Islas les merezca la pena dar el salto al ámbito privado y defender sus ideas bajo el paraguas de una startup. En la actualidad, sus méritos se miden por el número de publicaciones y no por los proyectos que logran sacar adelante. Es decir, saltar al mercado «afecta a sus carreras», señaló José Manuel Rodríguez, cofundador y CEO de Wooptix, spin off de la ULL que ha merecido la atención de la Unión Europea por, entre otras cuestiones, su patente que acelera la medición de las obleas de silicio utilizadas en los microchips, tan escasos hoy.
Las carencias también son financieras. Y por eso el propio Rodríguez abogó por la creación de «un fondo de inversión canario no limitado a cantidades pequeñas». Por algo hay que empezar. Israel cuenta hoy con 210 fondos de capital riesgo, ocho aceleradoras y 29 incubadoras. El resultado es que 300 de las más grandes corporaciones mundiales tienen presencia en ese país. La mitad de las exportaciones vienen de la mano de tecnológicas.
La falta de jóvenes que estudien ingeniería es otro de los grandes lastres
Sin embargo, aun contando con el músculo económico necesario, tampoco el ecosistema canario tendría garantizado su despegue, porque «cada vez hay menos ingenieros», apuntó Braulio Quintana, director de Operaciones de Wimmic, otra startup isleña puntera que en sus pocos años de vida ya ha conseguido dar el salto a Londres. «Tenemos que ir a los institutos a animarles», insistió. «Pues no digamos ya ingenieras», completó Gloria Eisman, CEO de Lightbee, creadora de un sistema de comunicación por luz visible que permite usar el flash del móvil para, por ejemplo, completar el check in en un hotel.
Ella misma aludió a la falta de empuje de la empresa canaria a través del relato de las ocasiones en que le han sugerido instalarse en Madrid para poder sacar adelante los proyectos de Lightbee. Una ausencia de capital privado que gran parte de los participantes unieron a las dificultades que se encuentran para cumplimentar las solicitudes de ayudas públicas.
El impulso de los gobiernos es necesario pero debe ser limitado
Durante toda la mañana, una y otra vez las miradas se giraron hacia la Administración en busca del oxígeno que hace falta para que el esfuerzo y los escasos ahorros de los emprendedores canarios no se esfumen o tengan que emigrar hacia lugares más propicios. Hasta que el director de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (Aciisi), Carlos Navarro, mandó parar las máquinas para contemplar el caso desde la perspectiva contraria. Facilitar las cosas desde el Gobierno, sí; liderar el proceso poniéndose por delante del sector privado, no.
«De lo contrario, podemos llegar a crear empresas zombis», advirtió Navarro sobre la posibilidad de que se genere un núcleo de empresas que se especialicen en la obtención de subvenciones sin que su máquina productiva llegue a alcanzar nunca las revoluciones necesarias.
Además, el director de la Aciisi recordó que el objetivo principal de un negocio «no son las ayudas, sino las ventas». Y aquí sí, señaló que la Administración Pública «es una gran consumidora de tecnología». Es decir, la resolución de los problemas que encuentren en su camino las instituciones debería ser un mercado importante para las startups.
Manuel Luque, CIO de Rethink Medical, es enfermero. La experiencia del día a día le demostró que había mucho por hacer para mejorar la calidad de vida de los pacientes y se lanzó con su primera startup. «Me la pegué y, en modo masoquista, monté la segunda, pero, en esa ocasión, ya sí formándome», relató.
En 2001 logró levantar, a través de la también canaria BDKapital, 350.000 euros en una sola ronda para financiar un catéter urinario que elimina el riesgo de infecciones. Este T-Control, que así se llama, y su adopción por el sistema público de salud sería un buen ejemplo del entendimiento entre ambas partes. J. G. H.
