La CEOE de Tenerife ha rebajado sus previsiones de crecimiento económico para Canarias de los años 2022 y 2023, pero espera que el Archipiélago pueda eludir la recesión gracias a que su economía depende del turismo.

En su informe de coyuntura económica del segundo trimestre de 2022, presentado este viernes y elaborado por la consultora Corporación 5, la CEOE de Tenerife pronostica un crecimiento del Producto Interior Bruto para 2022 del 5,9%, frente al 6,3% que pronosticaba hace tres meses.

Para 2023, la previsión de crecimiento de la economía canaria de la patronal tinerfeña se sitúa en el 4%, tres puntos menos del 7% anticipado en el informe de coyuntura económica del primer trimestre.

La "deficiente respuesta" fiscal a la inflación por parte del Gobierno de España, el retraso en la implementación de los fondos europeos y el endurecimiento de las condiciones financieras son algunos de los riesgos que han llevado a revisar a la baja el crecimiento, según expusieron el presidente de la CEOE tinerfeña, Pedro Alfonso, y el director de consultoría de Corporación 5, José Miguel González.

José Miguel González dijo que tras haber entrado Estados Unidos técnicamente en recesión (dos trimestres seguidos con crecimiento negativo), es posible que pueda ocurrir lo mismo este año en Europa este mismo año, lo que se trasladaría de forma más retrasada a España, mientras que en Canarias "esperemos librarnos".

Precisamente la dependencia económica del turismo, que fue lo que perjudicó a la economía canaria más que a las demás en la crisis del coronavirus, es lo que puede llevar a que el archipiélago eluda la recesión en este caso, debido a que la demanda exterior debería ser la que mantenga el consumo, según González.

Al respecto detalló que la más inmediata incertidumbre sobre el turismo es el impacto que tendrá la situación económica en el turismo alemán a partir de octubre.

Por ahora, según el informe de coyuntura económica, el turismo, que creció mucho en 2021 tras el parón por la pandemia, se ha ido estabilizando en su crecimiento en 2022, con avances paulatinos en todos los parámetros, aunque sin llegar aún a las cifras de 2019.

También han seguido creciendo en el segundo trimestre las matriculaciones de vehículos y las ventas al pormenor, a la vez que el empleo se sitúa en cifras récord y la tasa de desempleo cae al 17,7%, aunque hay que tener en cuenta la disminución de la población activa y la importancia del empleo público, matizó el economista.

Los riesgos para la economía canaria

Los principales riesgos e incertidumbre para la economía canaria en los próximos meses incluyen, según la patronal, la falta de moderación en el crecimiento de los precios, la producción de energía, el endurecimiento de las condiciones financieras y la "deficiente" respuesta fiscal.

También hay riesgos para la economía canaria derivados de la eliminación prematura de los incentivos económicos y sociales y del retraso en la implementación de los fondos Next Generation de la Unión Europea.

Para la CEOE, la respuesta de las administraciones públicas ante la inflación debería pasar por la reducción fiscal en los impuestos indirectos y en el IRPF, algo que "poco a poco no les va a quedar más remedio" que acometer.

Por el contrario, las medidas del Estado se están centrando en la compensación de rentas a los consumidores, como el descuento de 20 céntimos en el combustible, algo que no repercute en la moderación de precios, como tampoco la creación de nuevos hechos impositivos a banca y eléctricas, que solo producen aumentos en la estructura de costes que de una manera o de otra repercuten en el precio final.

En cuanto a la subida de los tipos de interés, es insuficiente por sí misma, porque la subida de precios deriva fundamentalmente de problemas de oferta, no de un exceso de demanda.

Pedro Alfonso insistió también en que la administración en Canarias, que supone un tercio de la economía y del empleo, tiene que empezar a comportarse de manera "más eficiente".

Alfonso alertó de los desequilibrios competitivos entre sectores en las islas y del descenso en la productividad, así como en un absentismo laboral que en el primer trimestre del año afectó al 8,6% de los trabajadores, frente al 7,1% del conjunto de España.

José Miguel González demandó un pacto de rentas y competitividad que permita socializar pérdidas y compartir beneficios, porque desde luego lo que no es sostenible ni para las economías ni para las empresas es que haya incrementos salariales al nivel de la inflación o al mantenimiento del poder adquisitivo.