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Crisis mundial

La industria gallega ya se prepara para la recesión: “Esta burbuja no durará mucho”

La caída de pedidos y la atonía de China o EE UU redundan en un alivio en los precios de las materias primas | Vaticina un encarecimiento del crédito y “recortes” el próximo año

Bloques de acero y granito en el puerto de Vigo. Marta G. Brea

Se veía venir en los departamentos de compras de la gran industria gallega. “Los precios de las materias primas llevan semanas aflojando, pero es que estábamos en un nivel insostenible. No es un abaratamiento casual, creemos que la economía va a caer. Esta burbuja no podía durar mucho”, aprecia una responsable de esta área en el sector de automoción. En su compañía, como en otras de distintos sectores consultadas por Faro de Vigo, anticipan ya que el escenario a medio plazo será recesivo. “Será importante y repercutirá en muchos sectores”, comparte el director general de una proveedora del naval.

Lejos de las fábricas, los economistas también ratifican un panorama complejo: si antes de la invasión de Ucrania las probabilidades de recesión en la Eurozona eran del 20% –según el panel de expertos de Bloomberg, difundido esta semana–, el nivel ha escalado ahora hasta los 60 puntos. No alcanzaba una cota similar desde la virulenta tercera ola de la pandemia del covid, en el invierno de 2020.

La nota positiva la aporta el capítulo de aprovisionamientos, por un mejor comportamiento de materias primas como el acero o los combustibles. “Estábamos a principios de verano cerca de los 2.000 euros la tonelada de acero, y ahora estamos por debajo de los 1.500 euros”, ahondan las mismas fuentes vinculadas a la construcción naval. En efecto, las cotizaciones de futuros de las principales commodities constatan una rebaja singular en aluminio, cobre o estaño, además del Brent (indicador de referencia en Europa para el precio del petróleo).

Lo que no tiene visos de abaratarse es el segmento de los bienes intermedios. “En los componentes no ha bajado, ni se espera. Continúa habiendo plazos muy largos [de entrega] en motores, electrónica y autómatas”. Por tanto, industrias como la del automóvil van a perseverar en los problemas de cuello de botella, principalmente por la falta de semiconductores (chips), y alteraciones en la producción. La factoría de Stellantis Vigo ensambló menos de 200.000 vehículos hasta junio, que es la cifra más baja desde la doble recesión (2008-2011).

La norteamericana JP Morgan estima, en un nuevo estudio sobre este componente, que las disrupciones se verán atenuadas en el segundo semestre por dos motivos: la mejora de la capacidad productiva y una menor demanda de tecnología personal y para el hogar (ordenadores, teléfonos móviles o consolas). Aun así, la gigante Volkswagen descarta una plena normalización en el mercado hasta el año 2024.

Más factores

Aunque la caída de costes en materias primas actúe como viento de cola para la gran industria, son muchos más los factores adversos o de incertidumbre. Por ejemplo, con un “encarecimiento del crédito bancario”, que atisban de igual modo en el sector de la alimentación. “No solo vemos una ralentización de Europa, que es importante, pero todavía más por China. Y en Estados Unidos están en recesión técnica”, recuerda este directivo de la pesca congelada. Una recesión técnica se produce con dos trimestres consecutivos con caídas del PIB (producto interior bruto) trimestral.

“A diferencia de EEUU –prosigue el mismo empresario consultado–, aquí tenemos una inflación alta por las materias primas. Si al final llueve poco y no hay generación hidráulica, entonces sí habrá un gran lío energético”. Con Alemania, pulmón industrial de Europa, como principal afectado. “A los países del sur nos vendrán con los recortes por la deuda a partir del segundo semestre de 2023”. El mercado europeo es, con mucha diferencia, el cliente principal de las empresas españolas.

A diferencia de episodios anteriores de recesión o parálisis de la economía, la cartera de pedidos de las empresas gallegas está colmada. “En nuestro caso el nivel de pedidos es muy alto, y es opinión compartida con otras muchas empresas”, abundan en el naval. “Las principales dificultades son los plazos de entrega y la logística, que está en precios astronómicos”. En espera de una posible contracción de la demanda de los hogares a la vuelta del verano, los precios de automóviles o el pescado continúan muy altos. Pero, a excepción de los carburantes, las perspectivas de que amaine el temporal sobre la inflación a corto plazo (cerró en julio en Galicia en el 11,5%) son nulas.

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