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La inflación coloca a la industria canaria en modo supervivencia

La subida del precio de la electricidad y los costes laborales obliga a las empresas a ajustar la oferta - Una parte del incremento repercutirá en los productos

Instalaciones de la Compañía Cervecera de Canarias en Tenerife. JOSE LUIS Gonzalez

El tejido industrial canario lucha por la supervivencia en un escenario protagonizado por el alza de los precios de la electricidad y las materias primas. La tendencia de crecimiento que venía experimentando el sector tras la pandemia del covid se ha frenado debido a la ola inflacionista originada tras la guerra en Ucrania y ya ha provocado que las cifras de las facturas eléctricas en las fábricas de las Islas se hayan triplicado en un año. Los costes se han disparado opacando los beneficios y poniendo en riesgo la rentabilidad de las empresas canarias. El impacto varía según distintos factores, pero la dependencia que tiene el sector de la energía o los combustibles están poniendo contra las cuerdas al sector industrial al completo. «Estamos afectados por todos lados y encima tenemos menos capacidad de maniobra que en otros lugares del mundo», afirma el presidente de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca), Raúl García.

El representante de los industriales en el Archipiélago no quiere ser «catastrofista», pero reconoce que está siendo un «periodo especialmente complicado para el sector», que no había acabado de recuperarse de la pandemia cuando comenzaron a subir los precios. «El verano ha sido bueno en líneas generales, pero no estamos en volúmenes de 2019 y no sabemos que puede ocurrir en los próximos meses», explica García, quien confirma que, hasta el momento, ninguna fábrica ha parado su actividad ya que en las Islas no hay mucha industria electrointensiva.

Asinca todavía no cuenta con un dato medio del incremento del gasto en las empresas como consecuencia de la inflación, pero algunas compañía isleñas estiman que los costes estructurales han aumentado un 20% de un año para otro. Este es el caso de la Compañía Cervecera de Canarias, que ha tenido que lidiar con un aumento de casi un 60% en casi todos las materias primas. «En 23 años que llevo en el sector jamás había visto que subieran tanto los precios de tantas cosas a la vez», reconoce el director de Operaciones de Compañía Cervecera de Canarias, Jorge Francisco, quien asegura que para soportar tanto gasto la empresa ha tenido que reducir gastos de otras partidas y paralizar iniciativas que estaban programadas.

También se han disparado los gastos de la empresa cárnica Jucarne. Su dependencia de la electricidad es total al estar las cámaras frigoríficas trabajando las 24 horas del día los 365 días del año. La factura ha pasado de 18.200 euros mensuales a 64.000 euros, lo que ha impactado de forma directa en las cuentas de la empresa. «La rentabilidad ha pasado a un segundo plano, ahora estamos centrados solo en la supervivencia del negocio», asegura el director Comercial y de Operaciones de Jucarne, Antonio Falcón. Pero los pagos no solo crecen por culpa de la electricidad, según Falcón el coste de las materias primas se ha duplicado en un año.

Los industriales también se quejan del impacto que tienen los costes laborales en las empresas. «La subida del salario mínimo en época inflacionista como la que vivimos es un coste que hay que tener en cuenta y que se incorpora al producto industrial», apunta García. Para el director general de Libby’s, Arturo Escuder, «las políticas de empleo están machacando mucho a las empresas» y reclama una «mayor valoración» por parte de la sociedad canaria. «El Gobierno autonómico tiene que favorecer que haya un mayor conocimiento y un mayor aprecio de la producción elaborada en Canarias», aclara Escuder.

La única manera que tienen los industriales de «paliar» tanto gasto es repercutir parte del incremento en el precio final del producto, pero la idea no acaba de gustar a los empresario por si esto retrae el consumo. «Intentamos repercutir lo mínimo posible al cliente, es el último recurso porque primero buscas la forma de reducir costes por otro lado», explica Falcón. Y con él coincide Francisco, quien asegura que aunque suban los precios de los productos «siempre es por debajo del impacto de los costes».

Algunas empresas canarias han tenido que paralizar la fabricación de determinados productos porque el coste de las materias primas es «inasumible». Es el caso de Bizcochos de Moya Doramas, que ya no comercializa dulces como los bollos fritos y algunos queques por el incremento del 60% del precio del aceite de girasol. «Estamos haciendo milagros para sostenernos y tirando de los ahorros», confiesa el actual propietario de la empresa norteña, Marcos Ramos, quien asegura que teme el momento de «sentarse a hacer números». Lo mismo ocurre en Libby’s ya que al triplicarse el precio en algunas frutas la empresa ha preferido paralizar determinados productos. «Nos pasa con la piña, que es bastante inestable en el mercado y en estos momentos prescindimos de ella», aclara Escuder.

Los industriales esperan que la inflación haya tocado techo y la situación empiece a revertirse. Además, reclaman al Ejecutivo autonómico una línea de ayudas directas para hacer frente al incremento de costes. «Ya hemos pedido al Gobierno que apruebe una partida para ayudar al sector y nos han dicho que lo están estudiando», apunta García.

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