Los restos mortales del empresario Ángel Ferrera Martínez, fallecido el pasado 15 de agosto, fueron incinerados anoche tal y como había indicado en sus últimas voluntades y un mes después de que sus tres hijas paralizaran todo el proceso a la espera de conocer los resultados de la autopsia que determinara las causas de su fallecimiento. Al acto, que tuvo lugar en el Tanatorio San Miguel de Las Palmas de Gran Canaria y que dependía de la esposa del empresario, María Tavío, acudieron sus hijas, Sonia, Sandra y Marta Ferrera Alonso, las que habían solicitado al Juzgado de Instrucción Nº3 de Las Palmas de Gran Canaria la realización de la necropsia al denunciar que su padre podría haber muerto por causas ajenas al cáncer de pulmón con metástasis que sufría. La autopsia cetificó la muerte por cáncer.

Ferrera, en sus últimas voluntades, pidió su cuerpo fuera quemado en el lugar donde su esposa María Tavío decidiera. El empresario estuvo casado con Margarita Alonso, madre de sus tres hijas, hasta el fallecimiento de esta en 2007. Años después, contrajo matrimonio con María Tavío Gil, quien se mantuvo junto a él hasta su fallecimiento.

Desde su muerte y tras conocerse las disferencias familiares se han celebrado dos funerales. Uno de ellos fue organizado por sus tres hijas sin contar con la viuda; y en el otro, celebrado en la Catedral de Santa Ana, acudieron tanto la esposa como hermanos del empresario arropar a María Tavío en momentos tan difíciles.

En la incineración del cuerpo que se realizó anoche, las hijas y la mujer coincidieron por primera vez después de la muerte del empresario.