España está disparando la quema de gas y de carbón para producir electricidad en plena crisis energética. Los combustibles fósiles ganan fuerza en el reparto de tecnologías del sistema eléctrico español debido al desplome de la generación de las hidroeléctricas por la sequía (-49% hasta agosto), por la menor aportación de la eólica (-0,3%), y para cubrir las exportaciones disparadas hasta máximos históricos de electricidad a Francia por el parón de más de la mitad de sus centrales nucleares y también a Portugal por el golpe de la sequía. Así lo publica El Periódico de España.

Las centrales de gas han más que duplicado su producción en lo que va de año y se han colocado como la principal tecnología de generación eléctrica en el país, concentrando casi un tercio de toda la energía producida y batiendo a la nuclear y a la eólica. Y las centrales de carbón aún operativas, en vías ya del apagón total, también han más que doblado su producción aprovechando los altos precios de la electricidad, que les permiten volver a ser rentables a momentos en sus últimos estertores.

Un vuelco en el mix de producción que frena los avances para conseguir un sistema eléctrico cada vez más limpio y empuja a España a romper la tendencia de reducción continua de sus emisiones de CO2 de los últimos años. Entre enero y agosto, las eléctricas han elevado sus emisiones de CO2 casi un 45%, según los registros de Red Eléctrica de España (REE), el operador del sistema eléctrico nacional.

Desde el inicio de este año y hasta el pasado viernes (16 de septiembre), el sistema eléctrico español ha alcanzado los 32,8 millones de toneladas de CO2, con lo que está a punto de igualar los 35,9 millones de toneladas emitidas en todo 2021 y en pocas semanas las superará.

España está abocada a romper la tendencia de reducción de emisiones que le ha llevado a marcar niveles mínimos históricos en los últimos tres años de manera consecutiva gracias al progresivo declive del carbón, la expansión de las renovables y la demanda eléctrica contenida por la menor actividad económica durante la pandemia.

Durante el verano los incrementos de las emisiones se han desbocado, con picos de alzas de casi del 78% en julio y del 60% en agosto por el boom de la producción de las centrales de gas. De hecho, sólo en julio las emisiones alcanzaron los los 4,83 millones de toneladas de CO2, registrándose así la mayor cota mensual desde hace tres años.