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El fin del verano se lleva por delante 373 empresas y 10.385 empleos

El tejido empresarial no se recupera: Canarias aún tiene 1.800 negocios menos que antes de la covid | La buena marcha de la construcción maquilla la pérdida

Un trabajador de una industria del Archipiélago en el almacén de la empresa. | | MARÍA PISACA

Escasez de materias primas e insumos, aumento generalizado de los costes de producción, una espiral inflacionaria sin precedentes en las últimas décadas... Y el final del verano, cuando en Canarias es habitual que disminuya el número de empresas. Lo de este año, sin embargo, es excepcional. Hasta 373 negocios cerraron sus puertas para siempre el mes pasado. Además, en todos los casos se trata de negocios que tenían trabajadores en plantilla, lo que explica, al menos en parte, por qué agostó terminó con hasta 10.385 asalariados menos en la Comunidad Autónoma. La destrucción de mano de obra también es, por tanto, extraordinaria. De hecho, nunca se habían liquidado tantas empresas ni se habían destruido tantos puestos de trabajo en las Islas en el octavo mes del año, no al menos desde 2014, que es desde donde abarca la estadística oficial.

El Ministerio de Trabajo actualiza cada mes los datos de las empresas inscritas en la Seguridad Social y de sus asalariados. La información se centra así en las entidades privadas que tienen empleados en plantilla, por eso los datos no coinciden con los de las afiliaciones globales. Al cierre del mes pasado, la estadística del departamento dirigido por Yolanda Díaz muestra que agosto fue especialmente malo para el tejido productivo de la región. Para el tejido productivo en su conjunto, ya que se perdieron tanto empresas como trabajadores, si bien la evolución de unas y otros desde el inicio de la crisis –una crisis que comenzó con el estallido de la pandemia y continúa ahora con la ola inflacionaria– hace que sea más preocupante la caída del número de negocios. No en vano, en Canarias ya se ha superado el volumen de asalariados que había antes de la irrupción de la covid; en cambio, no ha ocurrido lo mismo con las empresas. Dos años y medio después del comienzo de la crisis –fue en marzo de 2020 cuando el Gobierno decretó el estado de alarma nacional para contener el avance del coronavirus–, la economía canaria no ha sido capaz de recuperar el número de empresas prepandemia en ningún momento.

En las Islas hay en estos momentos 59.829 negocios activos y al día con la Seguridad Social. El número por sí solo no dice gran cosa, pero son 1.800 menos –exactamente 1.773 menos– de los que había en febrero de 2020, justo antes del comienzo de la pesadilla. Entonces eran 61.602, solo un poco por debajo del máximo histórico. A finales del año pasado, ya superada la peor fase de la pandemia, el tejido productivo isleño volvía a superar, aunque por muy poco, las 60.000 firmas. Un número que se mantuvo más o menos estable hasta el verano, cuando se incrementó hasta 60.202. Y justamente el fin del verano le ha dado la vuelta a ese leve aumento con el cierre de esas casi 400 empresas. La Comunidad Autónoma se queda así, una vez más, por debajo de la barrera de los 60.000 negocios, lo que no ocurría desde febrero.

El único sector de actividad que logró en agosto huir de la quema es el primario, pero su peso en el Producto Interior Bruto (PIB) regional es inferior al de la industria y la construcción y muy inferior al de los servicios. En cualquier caso, el sector agrario y pesquero ganó el mes pasado 18 empresas, la excepción que confirma la regla. Desaparecieron 16 firmas industriales y también cerraron sus puertas de manera definitiva 291 negocios en los servicios, lo que en Canarias supone tanto como decir que cerraron 291 negocios turísticos. Incluso la construcción perdió el mes pasado 84 empresas. No obstante, hay que puntualizar que es precisamente la construcción el único sector que mantiene el tipo frente a las adversidades, hasta el punto de que es también el único que no solo ha recuperado el número de firmas que tenía antes de la pandemia, sino que incluso lo ha superado.

El motor de la construcción

El presidente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción (Fepeco) de Santa Cruz de Tenerife, Óscar Izquierdo, no ha dejado de repetir que este sector se convirtió en motor de la economía regional tras el varapalo de la covid, cuando desaparecieron –literalmente– los turistas. Y lo cierto es que la demografía empresarial le da la razón. Desde aquel febrero de 2020, que de algún modo se mantiene como el último mes de bonanza económica en Europa, el sector primario ha perdido 76 empresas; la industria, otras 62; y los servicios, la friolera de 1.986. En cambio, la construcción cuenta en el Archipiélago con 351 firmas más que antes de la pandemia, una evolución absolutamente a contracorriente y que permite maquillar la notable pérdida de negocios de la que el tejido productivo canario aún no se ha recuperado.

La gran mayoría de entidades que se ven obligadas a cerrar en las Islas son micropymes, es decir, negocios no ya pequeños, sino muy pequeños. Casi siete de cada diez empresas que bajaron definitivamente la persiana el mes pasado tenían poco más de un asalariado de media. Sin embargo, hay que insistir en que el empleo sí se había restablecido de los embates de la covid, e incluso resiste, cuando menos de momento, los embates de la escalada generalizada de los precios. El problema es que la sensible destrucción de puestos de trabajo experimentada el mes pasado parece anunciar que la capacidad de resistencia se debilita y que vienen tiempos duros.

Porque no es habitual que se destruyan más de 10.000 empleos de un mes para otro, tampoco en agosto. Es más, las empresas de la Comunidad Autónoma incrementaron sus plantillas en algo más de 5.000 personas en agosto de 2019, y en el mismo mes de 2020 –el año I de la pandemia– solo se perdieron unos 3.000 puestos de trabajo –cabe puntualizar que habrían sido muchos más de no ser por los ERTE–. En agosto de 2021 sí desapareció una cifra considerable de empleos, hasta 5.386, pero es que los puestos destruidos el mes pasado –los susodichos 10.385– son casi el doble.

Con todo, el ámbito laboral, al menos en lo cuantitativo y a diferencia del ámbito empresarial, ha evolucionado de forma positiva, o lo había hecho hasta ahora. Las empresas isleñas tenían 630.777 asalariados en febrero de 2020, y en abril de este año llegaron a tener la cifra récord de 639.796. Eso sí, el importante retroceso en agosto deja la cantidad en 627.766, con lo que hay 3.011 empleados menos que antes de la doble crisis.

El inicio de curso da aire al mercado laboral

Pese a las dudas que generó el mercado laboral en la recta final del verano de cara a un posible tormentoso final de año, el inicio del curso ha empezado con buen tino para la ocupación en España. El mes de septiembre dejará unos 40.000 empleos más. Lo que, de confirmarse, ratificaría uno de los mejores arranques de curso de los últimos 20 años, pese a la crisis energética y de precios que arrastra desde hace meses la economía. Así lo anticipó ayer el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, con los datos de afiliación avanzados, que constatan un mes más la mejora en la calidad de la contratación, especialmente para los más jóvenes. Septiembre suele ser un mes de transición entre el final del verano malo para el empleo y el nuevo curso con las nuevas contrataciones para planificar el ejercicio. La previsión es que el mes acabe con 40.000 afiliados más a la Seguridad Social, una cifra más floja respecto a los dos años previos muy marcados por la pandemia y el fin de restricciones , pero claramente mejor que los años prepandemia. Hasta el punto de que, restando los ejercicios 2020 y 2021, sería el mejor septiembre desde 2000. «La primera quincena ha ido muy bien, francamente bien», declaró Escrivá. Desde el Gobierno leen ese repunte en la creación de empleo como un signo de que las empresas ven la crisis como algo transitorio. | Gabriel Ubieto

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