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Canarias se convierte en factoría de 'startups' gracias a los incentivos del REF

Las empresas emergentes ya facturan más de 1.100 millones y representan más del 7% de las firmas de nuevo cuño en las Islas, muy por encima de la media nacional

Un estudiante de informática de Canarias trabaja en un proyecto. José Carlos Guerra

Canarias se ha convertido en una singular factoría de startups (empresas de nuevo cuño de actividades tecnológicas e innovadoras) gracias a su Régimen Económico y Fiscal (REF). Un 7,4% de los negocios que abren sus puertas en las Islas es una startup. Aunque a simple vista pueda parecer un porcentaje más bien pequeño, es justo al contrario: solo La Rioja, que por otra parte tiene un tejido productivo mucho más pequeño que el del Archipiélago, tiene una tasa aún mayor de startups entre las empresas de nueva creación. De hecho, la media nacional es de un 5,5%, casi dos puntos por debajo del dato de la Comunidad Autónoma, y en regiones tan industriales y en apariencia tan propicias para este tipo de actividades, como, por ejemplo, País Vasco, se queda en un 6,4%, un punto menos que en Canarias.

Entre 2016 y 2021, cuando se consolidó y generalizó el anglicismo startup o start-up para referirse a las empresas emergentes del sector tecnológico y de decidida vocación innovadora, en las Islas se constituyeron 14.938 empresas. En realidad se crearon varios miles más, pero esas 14.938 son las que continúan en activo, según los datos que maneja Informa D&B, la filial del grupo Cesce dedicada a la información empresarial y societaria. Pues bien, de esos casi 15.000 jóvenes negocios isleños, hasta 1.101 son startups. Un alto porcentaje que en cierta medida resulta sorprendente en una economía tan centrada en los servicios como la del Archipiélago. Es verdad que la innovación no está reñida con ningún sector de actividad, pero no es menos cierto que, en comparación con la industria, los servicios y el turismo no son tan intensivos en I+D+i. Sin embargo, la filial de Cesce es una de las grandes bases de datos empresariales del país, de ahí la fiabilidad de sus análisis, y, además, sus técnicos se han afanado para identificar las startups con un doble control: primero, a través de los códigos CNAE de cada empresa, para extraer aquellas del ámbito tecnológico; y segundo, seleccionando de entre estas últimas solo a las beneficiarias de subvenciones por actividades innovadoras. De modo que esas 1.101 startups canarias lo son en sentido estricto. Ahora bien, ¿por qué es positivo que una economía tenga una cifra digamos considerable de este tipo de negocio? Porque generan, de media, más puestos de trabajo y porque generan, de media, mayor facturación.

Cada una de esas 1.101 empresas emergentes constituidas en la región en los últimos seis años tiene un volumen anual de ventas de casi 1,1 millones de euros. Así pues, cada año facturan en conjunto alrededor de 1.200 millones. Si se tiene en cuenta que la media de asalariados de una startup es de 6,98 trabajadores, resulta que esas 1.101 firmas radicadas en la Comunidad Autónoma emplearían a unas 7.500 personas. Con todo, y más allá de su impacto más o menos directo en la economía, el estudio de los expertos de Informa D&B pone de manifiesto hasta qué punto los incentivos del REF son fundamentales para posicionar a Canarias a la cabeza de un ranking en el que no figuraría de no ser precisamente por el fuero autonómico. No en vano, parte de esas 1.101 startups constituidas en las Islas con toda seguridad se habría creado en otras regiones del país de no ser por el gancho del REF, cuyo fin último no es otro que promover el desarrollo socioeconómico del Archipiélago con, entre otras medidas, compensaciones tributarias a empresas y proyectos. Empresas y proyectos que sin esas ventajas fiscales no se decidirían a instalarse en unas islas a miles de kilómetros de la Europa continental, con todo lo que ello supone en términos de mayores costes. Ese, y no otro, es el fin de la reserva para inversiones o de la Zona Especial Canaria (ZEC), dos de los incentivos más potentes del REF.

Pablo Hernández, presidente de la ZEC, explica al hilo del estudio de Informa D&B que queda así de manifiesto el «buen camino» emprendido en los últimos años para divulgar los incentivos del REF. Un esfuerzo promocional al que se han sumado factores como el auge del trabajo remoto tras la pandemia de coronavirus, que de algún modo ha llevado a muchos emprendedores a salir de las grandes urbes del país. Queda por delante, eso sí, el reto de lograr que ese cada vez mayor número de empresas emergentes made in Canarias dé pie a una especie de ecosistema de trabajo conjunto, lo que multiplicaría sobremanera sus beneficios en la economía regional. En la ZEC se están dando pasos, en la medida de sus posibilidades, para generar esos «espacios de coordinación», en palabras de Hernández, que caracterizan a regiones tan icónicas como la californiana Silicon Valley. El consorcio, por ejemplo, ha estrechado lazos con el ámbito educativo, y más en concreto con la Formación Profesional (FP), dado que muchas veces la preocupación del empresario no está tanto en los incentivos tributarios como en que haya personal cualificado para la actividad. También las dos universidades públicas están avanzando en este sentido.

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