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Crisis en Túnez

La inflación y desabastecimiento lastra el bolsillo y la paciencia de los tunecinos

El país magrebí vive una crisis económica y política que se ha acentuado este último año

Un manifestante sostiene una barra de pan y una bandera de Túnez para protestar por el aumento del coste de la vida. EFE

Hacer la compra en Túnez se ha convertido en un dolor de cabeza. Los precios aumentan mes a mes y muchos productos han desaparecido de los supermercados durante semanas como consecuencia del desabastecimiento que sufre el país. El miedo a la escasez de hidrocarburos también ha originado largas colas en las gasolineras. Una incertidumbre que provoca la indignación de muchos tunecinos que sienten que no llegan los cambios prometidos por el actual presidente. 

"De vez en cuando hay alimentos de primera necesidad que desaparecen de los mercados. Pasó durante el mes de junio con la sémola y la harina, después también hubo desabastecimiento de agua mineral y de leche. Hace unas semanas ocurrió lo mismo con el azúcar", explica Nourredine desde la capital del país.

Muchos de estos productos han vuelto a los mercados después de días o semanas sin estar disponibles. También se ha vuelto habitual que en los supermercados se racione la compra de ciertos artículos cuando peligran las existencias, como sucedió con la leche, harina o azúcar, que tan solo se podía comprar un kilo por personas.

Desde que estalló la guerra en el este de Europa, el país se encuentra maniatado para lograr importar ciertas materias primas. Túnez compraba casi la mitad del trigo y la cebada a Rusia y Ucrania. Su difícil situación financiera provoca que el país magrebí tenga poco margen para competir con otros territorios para importar estos productos básicos. 

El otro gran problema es la inflación: "El aumento de precios se aceleró hace unos meses", relata Nourredine. Explica que algunos productos se han incrementado hasta un 40%. En septiembre la inflación superó el 9%, en el caso de los productos alimentarios llegó al 13%, cinco puntos más que a principios de año, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Sobre todo han subido los carburantes, la carne y el aceite.

Una década de dificultades económicas

"La hiperinflación lleva existiendo desde la revolución de 2011, los tunecinos están acostumbrados a lidiar con ella. Sin embargo, la falta de productos es un hecho inédito en la historia del país", explica Bosco Govantes, profesor de ciencias políticas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. "El problema es que Túnez está prácticamente en quiebra y no tiene divisas", lamenta el experto.

Otra adversidad que hipoteca la economía tunecina es el endeudamiento. El país está inmerso en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para cerrar un nuevo préstamo que le obligará a importantes reformas sociales y económicas, como las subvenciones a los productos básicos para el año que viene. Actualmente, las arcas públicas del país acumulan una deuda que supera el 100% de su Producto Interior Bruto. 

"La crisis económica se ha instalado en Túnez mientras la crisis política y social perdura", lamenta Nourredine. "Durante la última década la gente ha sufrido mucho y el país está económicamente en fallida. Si la gente no protesta más es porque ya ha protestado mucho estos últimos años. Tienen la impresión de estar predicando en el desierto", explica Mohammed Heddi, periodista tunecino. 

Protestas contra el presidente

A mediados de octubre, miles de personas volvieron a salir a la calle para pedir la dimisión del presidente del país, Kaïs Saïed, al que consideran responsable de la crisis económica y social que vive el país. Las manifestaciones, convocadas por varios partidos opositores, recorrieron la capital del país al grito de "vete, vete" o "rebelión contra Kaïs el dictador".

El país vive sumido en una crisis política desde que Saïed se autoperpetuó en el poder el verano pasado. El mandatario destituyó al primer ministro y disolvió el Parlamento, también llevó a cabo una reforma constitucional en julio, con serias dudas de legitimidad, que consagra plenos poderes al presidente del país. La oposición define de "golpe de estado" y "deriva autoritaria" el camino emprendido por Saïed.

Está previsto que antes de finales de año se celebren elecciones. Por ahora, lo único seguro es que no van a estar exentas de polémica: Hace poco el presidente también aprobó una nueva ley electoral que reduce el papel de los partidos políticos en el futuro Parlamento tunecino. Esta crisis política y económica mantiene al país sumido en la incertidumbre. Se espera un otoño difícil, pero un invierno todavía más largo.

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