Los tipos de interés son y seguirán siendo la principal herramienta del Banco Central Europeo para luchar contra la inflación y el BCE seguirá subiéndolos tanto como haga falta para llegar a la estabilidad de precios. Así lo ha señalado su presidenta, Christine Lagarde, durante su diálogo monetario regular con la comisión de asuntos económicos del Parlamento Europeo en el que ha admitido que las subidas de precios no han tocado techo. “No hemos terminado con la inflación. Todavía nos queda trabajo por delante y subiremos los tipos de interés todo lo que sea necesario para devolver la inflación a niveles razonables” al 2% a medio plazo, ha explicado reiterando que las decisiones del consejo de gobierno dependerán de los datos y se tomarán reunión a reunión.

“Unos tipos de interés más altos reducen las presiones de la demanda al encarecer los préstamos y al influir en el gasto, el ahorro, los préstamos y las inversiones de los ciudadanos y las empresas. Esto, a su vez, ejercerá una presión a la baja sobre los precios, aunque los ajustes tardarán algún tiempo en hacerse sentir en la economía”, ha reconocido Lagarde que considera que los tipos altos también tienen un efecto inmediato en las expectativas de los ciudadanos y las empresas sobre la inflación futura, con lo que se evita el riesgo de efectos secundarios

Mientras tanto, la presidenta del BCE no se atreve a vaticinar que la inflación haya tocado techo . “Creo que hay demasiada incertidumbre. Es difícil decir que haya llegado a su pico. Obviamente, a largo plazo sí descenderá, por nuestra política monetaria, y porque los cuellos de botella que han ejercido presión sobre la demanda irán desapareciendo” pero “no vemos que sea posible decir que hemos llegado al techo de inflación”, ha añadido haciendo hincapié en que sus economistas aseguran que persisten los riesgos al alza. 

De ahí su conclusión: “Esperamos seguir subiendo los tipos hasta los niveles necesarios para garantizar que la inflación vuelva a nuestro objetivo del 2% a medio plazo a tiempo”. Una subida que dada “la gran incertidumbre” y “las perturbaciones complejas” que afectan a la economía, se irá determinando “dependiendo de los datos” y “reunión a reunión”. “El grado de avance y la rapidez con la que lo hagamos dependerán de nuestras perspectivas actualizadas, de la persistencia de las perturbaciones, de la reacción de los salarios y de las expectativas de inflación, y de la evaluación de nuestra transmisión de la política monetaria”, ha precisado sobre una evolución inflacionista "muy brusca, muy radical y muy persistente".

Subidas consecutivas

Desde el pasado mes de julio, el BCE ha respondido con tres subidas acumuladas de tipos de 200 puntos básicos, “al ritmo más rápido de nuestra historia” según Lagarde, y una recalibración de las operaciones de financiación a largo plazo (TLTRO) para reforzar la transmisión de las subidas a las condiciones de los préstamos bancarios y contribuir a la normalización del balance del Eurosistema. Además, en la próxima reunión del consejo de gobierno, en diciembre, establecerán los principios fundamentales para reducir las tenencias de bonos en la cartera del programa de compra de activos. “Es conveniente que el balance se normalice a lo largo del tiempo de forma mesurada y predecible”, ha explicado Lagarde.

En cuanto a la evolución de los salarios, Lagarde ha destacado que la solidez del mercado laboral -con una tasa históricamente baja del 6,6%- probablemente favorezca la subida de los salarios ya que los datos que se están conociendo sugieren están remontando. No obstante, una inflación elevada y persistente podría dar lugar a unas expectativas inflacionistas poco realistas que pesarian después en las negociaciones salariales y en la fijación de precios”, ha advertido la presidenta del BCE. “Las espirales salariales y de precios resultantes no sólo serían contraproducentes para sostener los ingresos reales de toda la economía, sino que también obstaculizarían la capacidad productiva de la economía en su conjunto”, ha añadido.

Lagarde también ha hecho un llamamiento a los gobiernos a adoptar políticas presupuestarias prudentes que no aumenten las presiones inflacionistas. Tal y como han recomendado tanto la Comisión Europea como el Eurogrupo, las medidas de apoyo fiscal deben ser “específicas, adaptadas, temporales y selectivas”, para que la magnitud del impulso fiscal sea limitado y beneficie a quienes más lo necesitan, no debilite los incentivos para reducir la demanda de energía, y no se mantenga más tiempo del estrictamente necesario. “Al mismo tiempo, es necesario que los gobiernos lleven a cabo políticas presupuestarias que lleven a una reducción gradual de los elevados ratios de deuda pública”, ha reivindicado.