«Han elegido buen lugar para esta época»

El escenario del teatro Pérez Galdós se convierte por un día en la sala de un restaurante

Felipe VI.

Felipe VI.

Julio Gutiérrez

Julio Gutiérrez

El rey Felipe VI, en tono jocoso, destaca el clima del Archipiélago como factor determinante para afirmar que la celebración de la conferencia en Canarias ha sido todo un acierto. 

Una cena teatral. Si los líderes de la OTAN pudieron disfrutar de su última comida del día el pasado verano en el Museo del Prado, por qué no apuntarse al carro de esa originalidad. Aquella la sirvió el chef José Andrés, aquí alguien fue, y qué bien olía todo.

También el mar. No lo ocultó el rey Felipe VI. Europa azotada por un temporal de intensas nevadas que obligan a cerrar aeropuertos y buena parte de la Península pasada por agua. «Canarias es buen lugar en esta época del año», lanzó en tono jocoso, en el grado máximo que permite el cargo, claro. Y tanto que han sabido elegir. Es más, si hasta las reuniones las celebran en el Sur de Gran Canaria a escasos metros de las Dunas de Maspalomas.

Y en ese núcleo eminentemente turístico pueden comprobar que el Archipiélago es refugio invernal para quienes proceden de lugares más septentrionales que obligan en estos meses al abrigo, los guantes y la bufanda. El escenario que ayer ocuparon para cenar da paso hoy, en el segundo acto, a otro en el que la arena dorada y el sol tientan hasta al más entregado a digitalizarse a tope.

Volvamos al primer acto. La coreografía que ponen en marcha los movimientos de un jefe de Estado estuvieron a la altura de la cita. Todo previsto, todo reglado, todo controlado, todo intensamente demorado y todo revestido de una educación máxima; para qué el contacto físico cuando basta una mirada.

Cierta distensión a las puertas del teatro y, ya dentro, en el vestíbulo que terminaron cuando se informó de la inminente llegada del rey. Sin aire marcial pero con castrense eficiencia, la tropa formó sendas filas para recibir el saludo real. «Anda, si aquella entró vestida de rosa y ahora está de negro». A cuestiones de tal importancia conduce la improductividad de esperas tan vanas.

Metidos de lleno en el planteamiento de la obra, un amago de cóctel –su brevedad fue lo más celebrado de la velada–, dio tiempo para que la clase trabajadora –los que estaban trabajando– tomara nuevas posiciones desde las que contemplar el desfile de invitados por el patio de butacas.

Si ya lo dijo el rey: «Una gran elección» esta del Archipiélago en pleno invierno para reunir a más de un millar de expertos en digitalización. La vida es puro teatro. Telón.